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Fabiola y los colores

Fabiola y los colores
Antes de que el primer humano cantara su primer llanto, antes de que la imaginación fuera libre, antes de la primera estación del año, antes de la primera lágrima derramada por un poema,  el mundo no era como lo conocemos ahora, no tenía color

. Todo se veía gris y reinaba una bruja malvada, Cascarrabias, temida por todos los Angelitos, que se escondían sin atreverse a hacer nada. Salvo esconder un Arco Iris, el sol, las nubes y el viento, muy alto en el cielo, con los que jugaban y hablaban. 

Un día, de la primera flor escondida, una humilde Violeta, que entonces era gris, nació el hada más bonita que jamás podreis imaginar, Fabiola.

 

Fabiola se sentía muy mal ante tanta soledad y tanta tristeza, y despues de pensar mucho, pidió permiso a los Angelitos e hizo venir desde muy lejos al Arco Iris, y le dijo:
- Señor Arco Iris, fíjese qué país tan triste, aquí no hay color, solo hay tristeza y oscuridad. ¿Le importaría que le hiciese un hechizo mágico para dar color a todo?.

El Arco Iris respondió:
- Yo, que tengo tantos colores, no me gusta verlo todo tan grisáceo, ¡por supuesto que dejaré que me hechices!



Fabiola recitó un conjuro y por arte de magia comenzaron a caer gotas de color. Gotas de color rojo, amarillo, verde, azul, violeta y naranja. Todas los colores querían ayudar.

Rojo era osado, el más atrevido de todos los colores, por lo que pensó que lo mejor le venía era el fuego, los tomates y las manzanas que Fabiola y los angelitos comían a menudo. Tambien las Amapolas y algunas Rosas y flores várias, les cedió la fuerza de su color.


Naranja no quería trabajar mucho por lo que pensó que lo mejor era dar color a esas frutas redondas y porósas, a las que dió su mismo nombre y con las que preparar un zumo a diario.

Amarillo era revoltoso y le gustaba jugar, por lo que decidió quedarse para siempre en el Sol, en los limones, en los plátanos, los Tulipanes y otras flores hermosas ¡que tanto le gustaban!.


Verde miró a su alrededor y dijo: - ¡Yo pintaré los campos y los árboles, la hierba tendrá mi color y como me gustan las verduras, muchas de ellas serán verdes como yo! Y dicho y hecho, impregnó todas las cosas que había dicho con su color.

Azul suspiró, era el más romántico de todos. - ¡Yo estaré en el mar y en el cielo!, así siempre me admirarán, e inspiraré los poemas con mis distintos tonos de azules.


Violeta protestó, pues casi no le quedaban cosas que colorear. Dijo: - Yo, yo... puedo estar en algunas flores... no sé ya qué encontraré para pintar con mi color. Y la primera que pintó, fue a la florecita, cuna y nacimiento de Fabiola, la cual aromatizó el aire con un perfume embriagador, tan contenta se puso. Por ello se llamó Violeta, como su color.



Les llevó mucho tiempo pintar el mundo, pero cuando terminaron hicieron una fiesta para celebrarlo. Todos estaban muy cansados, pero contentos ya que todo había quedado precioso, ¡tan lleno de color!



Además, se dieron cuenta de que uniendo los colores se creaban otros nuevos. Verde y Azul se estaban peleando por colorear un tronco de un árbol, cuando se dieron cuenta que mezclándose formaban otro color. Ellos llamaron a este nuevo color Marrón. Así nacieron tambien el Rosa, y otros muchos tonos y colores. Los colores estaban doblemente felices.



La fiesta estaba repleta: los colores, el Arco Iris, el Sol, el hada Fabiola, pero..., ¡Un momento! A alguien se le había olvidado invitar a la fiesta a la Bruja Cascarrabias, la cual se creía la Reina del mundo y vivía por allí cerca, en un castillo negro y sombrío. De pronto, apareció entre un trueno y humo. Todos se asombraron y asustaron de su llegada. - ¡Hola!, le dijeron amablemente. Pero esta les contestó frunciendo el gesto:
- Pero, ¿qué es esto?, ¡una fiesta sin mi permiso!, y además: ¡Qué ven mis ojos!, todo este color me horroriza. ¡Terminaré con esto cuanto antes!.



Alzó su varita mágica y dijo: - ¡Abra-Cadabra, que el color desaparezca con mi magia!
Y dicho y hecho, todo volvió a ser gris.

La Bruja Cascarrabias se fue de allí riéndose. Todos se quedaron muy apenados y sin colores. Pero el Sol y el Arco Iris se habían escondido (el Sol detrás de una Montaña y el Arco Iris detrás de una nube) en el momento en que la bruja había pronunciado su conjuro, por lo que había encantado a todos menos a ellos dos, que seguían teniendo sus colores.



- ¿Qué podemos hacer?, ¡Mira cómo ha dejado la Bruja Cascarrabias todo nuestro mundo!
Fabiola les dijo: - Solo hay una solución: ¡Sol!, ponte al lado del Arco Iris y da mucho, pero mucho calor!, tanto que le hagas sudar color. Así lo hizo. El Sol calentó con todas sus fuerzas al Arco Iris, rompiendo este a sudar y a sudar, llenando todo nuevamente de color.

¡Bien, bien, viva, viva! Todo volvía a ser bonito, el prado era verde, el mar azul... ¡Era fantástico!

- Pero ¿y si aparece otra vez la Bruja Cascarrabias?, dijo Rojo.
- Ya no podrá hacer nada, respondió Fabiola, porque tan solo puede utilizar su magia una vez y ya la ha usado. Nunca más podrá quitar el color.

Los colores rieron, el sol brilló, el Arco Iris se escondió a dormir un rato, tras una nube de fino algodón, y entonces, brotaron flores de mil colores, y de cada flor, nacieron los primeros humanos, de distintas razas y colores, tantas como flores había, y todos, niños y niñas, blancos, negros y amarillos, eran tan bonitos como las flores. Y del primer llanto de cada niño, nació un hada. Hada que los cuidarían hasta que se hicieran mayores, momento en el cual, dejarían de verlas, tendrían que valerse por sí mismos, enamorarse, y algunas parejas, tener niños para dar alegría al mundo, ya que las flores, sufrían al tener tanto peso y nunca más podrían tener niños. Salvo una que tendría a Pulgarcita, pero esa es otra historia.

 

¿Y que pasó con la Bruja Cascarrabias?, os preguntareis.

Pues nadie lo sabe con seguridad, pero los Angelitos dicen, que el Arco Iris sudó tanto, que algunas gotitas cayeron en su castillo haciendolo multicolor, tambien en su negro pelo, convirtiendolo en dorado, en sus grises ojos entró una gotita Verde, en su piel oscura, una gota de color, y en sus vestidos un poco de todo.

Dicen que una flor escondida de su Castillo, se abrió dejando caer suavemente un niño, y que al oir su llanto, la bruja sonrió.

Dicen que descubrió el olor de las flores, y le gustó tanto, que se endulzó.

Dicen que su nombre ahora es Ágatha, que vive entre los humanos y que fabrica vestidos de mil colores, y aromas dulces como la miel.

Dicen que lo que antes era antipatía, ahora era felicidad, y que es una fantástica diseñadora, que se esfuerza para que los humanos, tambien aprendan a ser felices.

Y así vivieron todos felices y conocemos el mundo lleno de colores gracias a ellos.

Datos del Cuento
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