tenía la puerta cerrada, el sonido de personas que pasaban por aquella estival casa no paraban... comía fruta, pan y agua... estaba muy delgado... ¿la razón?... tenía que terminar mi historia... sabía que era larga así como el tiempo... ya con cerca de ochenta años no hay mucho que conocer en este mundo... tan solo deseas confort, salud y amor... pero mi destino estaba por terminar y debía terminar de narrar mi historia... pero, por dónde comenzaba?... todo gris y lleno de dudas... familia que sentía más una obligación que una relación... amigos llenos de chismes y cosas buenas y malas... mejor fue recogerme y andar por lugares solitarios, así como un perro sin dueño...
alguien tocó la puerta... pregunté quién era... yo, escuché la voz de una mujer... abrí la puerta y era una señora de unos cuarenta años con cinco niños a su lado... pregunté que deseaba... soy tu hija, dijo y estos son tus nietos... de verdad?... pero yo nunca recuerdo haber tenido familia ni hijos, mujeres sí, pero... quién sabe si algo ocurrió y bueno, me vas a perdonar, pero si así fuera lo desconozco... pero en verdad tengo que hacer algo importante... le expliqué que debía escribir mi historia... y nosotras no estamos allí?... no respondí... solo aquellos que tuve la oportunidad de tener una relación oculta o abierta... pero consideraré este encuentro como uno de mis últimos capítulos... no quieres saber nuestros nombres?... no tiene importancia, respondí... es mejor que sigan sus vidas pues, cada cual debe mirar adelante y no atrás... así el camino se nos hace más ligero... los vi tristes y así como entraron se fueron... antes de irse dejaron unas fotos en donde estaba con una mujer muy bella y muy joven pero no la recordaba... sonreí y dejé la foto sobre mi cama... cerré la puerta y seguí escribiendo... las luces de las calles estaban cayendo en la sombra del universo, sonreí, era hermoso... escribí de la Luna y la noche... del Sol que vendría como un príncipe de oro a sacudirse sobre toda la humanidad...
ciertamente desde que conocí al maestro no tuve pasado ni futuro... tan solo un presente... el temor y la ansiedad caían como escamas, día tras día hasta el día de hoy en que sentado frente a una pared escribo mi historia que es tan parecida a la de cada criatura de este mundo que solo me queda sonreír y agradecer al gran maestro el haberme enseñado a confiar en su conocimiento que es tan perfecto como una gota del cielo cayendo en las profundas aguas de la mar...