La sala de comunicaciones estaba desierta, como otras tantas veces en que Salaui había contactado con los terroristas egipcios. Peter Strumpfhose, Hans Spitz y el bosnio se acercaron a una de las sillas, y el primero le dio un empujón para sentarlo.
- Llama-le ordenó tajantemente- Llama o volverás a las duchas.
Salaui entrechocó los dientes con contrariedad y tomó el intercomunicador que había frente a él. Tras accionar un par de mandos esféricos, una retahíla de interferencias comenzó a salir de la máquina.
Entre éstas, a veces se oían lo que parecían ser palabras, otras veces pitidos o chasquidos fuertes. Al cabo de unos minutos, se escuchó la primera voz comprensible:
- Esto es una frecuencia privada. Identifíquese.
- Soy Eric Salaui, contacto de la rama egipcia de Al Qaeda. Operativo en la "misión pinza".
Hubo una pausa.
- Salaui, ¿qué haces?, debes salir de ahí cuanto antes.....tu trabajo ha concluido, vuelve a casa.
La voz denotaba un gran nerviosismo.
Strumpfhose le arrebató el comunicador.
- Heil Hitler.....jajaja!!.
Salaui lo miró con profunda repugnancia.
- Traduce.....Ejem ejem, querido colega, Salaui es nuestro, y lo mataremos si la Gram no se nos ha sido devuelta antes de 36 horas. Creo que es un trato justo.
La voz comenzó a hablar, mientras el bosnio traducía al alemán.
- No nos importa en absoluto que lo matéis. Si muere, hoy mismo estará en el Paraíso. Pero si lo dejais vivir, quizás vuestro dios cristiano os recompense.
- ¿Os da lo mismo que muera?, ummm.....Entonces esta estrategia no sirve. Tendréis noticias nuestras. Auf Wiedersehen.
Antes de que a Salaui le diera tiempo de soltar el botón de hablar, Strumpfhose sacó una Desert Eagle y le alojó una bala en la cabeza.
Después, con sangre fría apartó el cadáver de la silla y sentándose tomó el comunicador.