Recuerdo una historia escalofriante quue me ocurrrió en el colegio hace años. A mí nunca me había gustado estudiar y, por eso, si quería pasar ese trimestre con buenas notas, debía quedarme empollando al terminal las clases. Una de las muchas tardes que pasaba en el cole, apareció una chica muy extraña, a la que jamás había visto, y se sentó en el pupitre de al lado. Desde ese momento ella se convirtió en una constante en mi vida. Se dedicaba a mirarme el cuaderno todo el rato, a observar mis movimientos con actitud interrogante, ¡me agobiaba un montón su precensia! No podía explicarme cómo podía pasarse los días sin hablar con nadie, sin jugar con las otras chicas de la clase. Además, había algo en ella: notaba que me imitaba todos mis gestos, como si quisiera suplantarme.
Así que un día decidí hablarle. Se me ocurrió preguntarle por qué no se relacionaba con los otros niños. Me contestó que se había portado mal y que debía quedarse en el cole aprendiendo a ser buena. Después, me miró con una escalofriante expresión, mezcla de espanto, y asco, y salió corriendo, dejándome aún más preocupada de lo que ya estaba antes.
Empezó a darme mucho miedo cuando coincidíamos. Por su aspecto, podría haber sido amiga de Chucky, el muñeco tan terrorífico de la peli.
Después de mucho tiempo repitiéndose la misma historia en la biblio, llegó el día en que se confirmaron mis sospechas. Me había quedado hasta tarde en el aula y, cuando salí, me di cuenta de que me habían dejado encerrada en el cole. Antes de que pudiera recapacitar, vi una siniestra silueta al fondo del pasillo desierto: ¡era la niña esa! Mi instinto me dijo que debía huir y salí corriendo, mientras esa criatura no paraba de perseguirme por todas partes!. ¡Estaba totalmente loca! Intenté salir por todos los medios, pero las puertas estaban cerradas y las ventanas también. Yo no dejaba de correr mientras ella me preguntaba a gritos:
-"¿Por qué me haces esto?", y seguía corriendo detrás de mí con un gran regla de madera en la mano. Cuando me alcanzó me golpeó con la regla en la cabeza y me hizo una terrible herída, pero... ¡no senti nada!
De pronto vino el conserje, mi padre, que vive en la casa de al lado del colegio y fui corriendo hacia él en busca de ayuda. Con horror, descubrí que no podía verme ni oírme. Luego, vi cómo la terrorífica niña esa se iba acercando a él:
-¿Qué haces Henzel? -le preguntó él como si se conocieran de siempre.
-Papá, ésta es la niña del cole de la que te hablé, la que decía que era tu hija. ¿Es que no la ves? -dijo aterrada.
-Mira, Henzel, he de contarte algo -le dijo el padre con desesperación-.
Antes de que tu mamá y yo te tuviéramos a ti, tuvimos otra hija que murió a tu misma edad. La regañamos porque no había aprobado ninguna asignatura y se tiró del último piso del colegio. Hace mucho que no está entre nosotros, pero algunos alumnos dicen que la siguen viendo.
¡¡¡NO!! ¡¡NO PODÍA CREERLO!! ¿Estaba yo muerta?, ¿era entonces un fantasma? La ira se apoderó de mi y, como venganza, decidí poseer el cuerpo de Henzel. En cosa de un mes despues mi espíritu la condujo hasta la azotea del edificio y la animé a saltar.
Ahora ya no estoy sola en el Más Allá, me acompaña mi hermana... Nuestras almas habitan en el colegio, así que, ten cuidado en el colegio que estudies: ¿querras venir a acompañarnos?, aunque no quieras estaras con nosotras, aquí, nuestras almas estaran encerrada para toda la eternidad.