- No me gustan sus ojos... ¡Me dan miedo!.- dijo Bec señalando a una de las antiguas muñecas que había en la vieja estantería de la habitación.
Todos se echaron a reír sin darle importancia alguna.

Era tarde, y Bec se vio obligada a dormir en esa oscura habitación junto a la sombría estantería, sí, donde aquella extraña muñeca parecía mirarla fijamente, con unos chispeantes ojos color ámbar que relucían en la penumbra.
Ya, en la cama, se cubrió con la manta, se acurrucó y cerró fuertemente los ojos... Intentando alejar de su pensamiento los ojos de esa muñeca.
Consiguió dormirse, pero en mitad de la fría madrugada se despertó bruscamente, empapada de terror y con dificultades para respirar. Sentía que alguien la estaba observando. Lo sabía.
Entonces, se dio la vuelta, y un cegador brillo que partía de las atónitas pupilas de esa muñeca, como dos intensos focos de luz, flotando en medio de la escalofriante negrura, cobrando vida propia y enfocando hacia un sólo y único objetivo: bec, lograron paralizarla por completo y penetrar en ella, hurgando en su interior, removiendo cada pensamiento, avivando cada recuerdo, desnudando cada uno de sus secretos...

Desde aquella noche nada ha vuelto a ser igual. Bec se siente vigilada, observada las interminables veinticuatro horas del día. Se siente desnuda, como si alguien pudiera leer cada uno de sus pensamientos en cada instante, incapaz de disfrazar una verdad, sin intimidad. Como si los infernales ojos de aquella muñeca aún permanecieran clavados en ella como dos puñales de fuego.

Rebeca Rodríguez Martín ^-^