Me he refugiado en el silencio como una manera de escapar de ti. Me has hecho tanto daño que ya no queda en mí nada para darte. Nada te debo y nada me debes, así que puedes marcharte. Vete, aléjate de mí y dame la posibilidad de recuperar los pedacitos de mi corazón dispersos a mis pies, y como en un rompecabezas reconstruirme.
Has podido conmigo, has destruido mis sueños y mis esperanzas. ¿Qué queda en pie? El dolor, la nostalgia por los tiempos que no volverán y la angustia de no haber sido capaz de entender a tiempo que tú no eras un hombre capaz de amar.
Entraste en mi vida hace un tiempo ya... llenaste de fantasías un corazón negado a creer, pero que creyó en ti, como no lo había hecho en nadie. Le abrí las puertas a tu amor y como un huracán arrasaste con todo. Moldeaste mis sensaciones a las tuyas, aprendí de tus manos mil caricias, me perdí en tus brazos tantas veces confiada en la seguridad que me brindaste, ansiosa de demostrarte que eras lo único para mí y lo más preciado. Pero, no supiste valorar todo aquello que te daba, quebraste mi inocencia y terminaste con los sueños de una niña que se aferro a ti y deposito en tus manos todo lo que era y todo lo que podía llegar a darte, segura de que tú cuidarías su tesoro y cobijarías su corazón, aislándolo del dolor.
Me has lastimado, tanto amor... tanto, que en las noches ahora solitarias desde que no estas conmigo busco mil excusas con las cuales llegar a perdonar tu desamor. Porque no puedo alejarme de ti, porque te has hecho carne en mí, y vago por las calles ausente, buscando sin saber qué, esperando lo que nunca llegará y suplicando que vuelvas a mí... que me digas que todo fue mentira, que en realidad me amabas... que todo fue un error y que borraras con tus caricias tanto llanto y curaras este corazón que sangra desgarrado.
Me aferro a tu recuerdo, y trato de engañarme pensando... que en realidad no eres el hombre que demostraste ser, que por algo quizás tuviste que actuar de esa manera, que alguien te obligo a dejar de amarme, porque tú no puedes haber dejado de quererme porque sí, porque se te murió el amor... y si fue así, ¿por qué no mataste mi amor hacia ti?
Por qué me has dejado, aquí, amándote como te amo... nada me debes y nada te debo, pido que te vayas de mí... que tu fantasma se aleje, y que el tiempo alivie en mi esta congoja. No quiero seguir enganándome, no quiero pensar que volveras, cuando en realidad los dos sabemos que eso es una utopía.
Quiero hallar la manera de quebrar tu recuerdo, de destruir, en mí, estas ansias, esta necesidad de cobijarme en la esperanza de tu regreso.
Vete de mí...
Sal de mi piel.
De esta piel que marcaste con tus caricias y que no ha quedado saciada de ti.
Despréndete de mi mirada.
Esta mirada que persigue tu imagen, tu fantasma, que aún parece seguir rondando la casa.
Quítate de mí... ¡Vete! ¡Vete ya!
Déjame con estas minúsculas ganas de olvidarte.
Déjame con mis fantasías rotas y mis ganas de volver a creer en alguien... que no seas tú.
Déjame con los rincones de mi piel que no recuerdan tus caricias.
Déjame... déjame... déjame...