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Categoría: Sueños

-LA REINA MAB-

Bajaba triste la hormiga camino a su hogar. Los débiles rayos de luz de la mañana indicaban que Apolo se había levantado de buen humor y penetraban por la copa de los árboles, reflejando en el suelo una ténue luz. La suave brisa vespertina animaba a cualquiera que disfrutase de un paseo por el campo. Pero la hormiga, hundida en sus pensamientos, no estaba para celebraciones primaverales.
- ¿Dónde vas triste hormiga?- La voz sonó ronca y débil.
Levantó la cabeza con un movimiento que podría indicar que le pesaba cientos de kilos, y miró al tronco de un sauce que se encontraba a escasos tres metros. Sus ramas eran tan largas que casi tocaban el suelo y no le permitían distinguir la silueta de un pobre viejo que descansaba a la sombra.
- ¿Quién me habla?. -contestó.
- Una voz anciana. ¿Qué te pasa triste hormiga?. Te veo confusa y pensativa.
- He escuchado la historia de los hombres.
- ¿A qué hombres te refieres?
- A aquellos que dicen que pueden soñar. He oído grandes relatos, relatos fantásticos que les suceden por las noches.
- Esos relatos, que han llegado a tus oídos, son sueños.
- ¿Y qué es un sueño?. Yo no puedo soñar. No los entiendo y me da rabia.
- Ahora entiendo tu dolor, triste hormiga. Si tienes un minuto te lo intentaré explicar.
- Tengo toda la vida por delante.
El anciano se aclaró la voz y encendió una enorme pipa blanca que escondía en un desgastado zurrón, ajado por el tiempo. Empezó diciendo:
-Los sueños...-Se quedó pensativo un momento como buscando en su arrugada cabeza las mejores palabras. Empezó de nuevo.- Un sueño es un sentimiento caprichoso, igual que un niño con su juguete nuevo. Juega con tus pensamientos, removiéndolos y trasportándote a multitud de parajes a los que te sería imposible llegar en tu vida. Te permite volar al este del Edén. Te conduce por los montes de Pokara o te lleva a las tierras sin nombre que solo existen en tu cabeza.
- ¿Y por qué dices que es caprichoso?- Interrumpe la hormiga que estaba empezando a cobrar interés por la historia.
- Es caprichoso porque hace lo que quiere, no tiene en cuenta a la Persona. Te acompaña unas horas, dejándote la miel en la boca,emocionándote con lo que estás sintiendo y, de repente,- hace una pausa para dar una calada a la pipa y así aumentar el interés de la hormiga.
- ¿de repente qué?
- Cuando menos te lo esperas se va sin dejarte su recuerdo, y cuando lo hace, el recuerdo es tan vano que se desvanece al intentar amarrarlo con fuerza para que no se olvide.
- Entonces es algo inútil.
- ¡No! Ahí está la magia de la Reina Mab.
- ¿La Reina Mab?
- La hilandera de los sueños. La que teje tus emociones con tanto esfuerzo, que cuando termina un sueño se lo quiere llevar consigo. Por eso no te acuerdas de los sueños, solo de algunos fragmentos que ella deja intencionadamente para que sepas que ha estado allí, y para que te pases el día pensando en ella, como si fuese una novia celosa que te impide pensar en otra. Así te acuerdas de ella durante el día, la deseas, y sueñas despierto. Le abres los ojos y le permites que por ellos saque tu mente y se la vuelva a llevar de la mano. Pero la mente humana es retorcida y ambiciosa, y en su afán por dominar todo, engaña a su mismísima majestad. Cuando la mente está despierta, dirige el carruaje mágico de Mab, alumbrado por luciérnagas y empujado por libérulas, por sus propios senderos, construyendo ,así, su propia historia.
- ¿Y eso no le molesta?
- Sí, y mucho. La Reina se cabrea y avisa a su hermana Meb, que es malvada y teje los sueños con hilos de araña, convirtiéndolos en pesadillas. Te visita de noche, con sus ropas de
gala, más oscuras que una sombra. Te envuelve en sus largos brazos sumergiéndote en el miedo, te pasea por los dominios de Hades y el mismo Caronte te monta en su barca si ella se lo pide. Disfruta haciéndote sufrir, y mientras teje, te mira y sonríe burlonamente. Cuando despiertas, lo haces empapado en el sudor de la batalla, entre la locura y la cordura, y es cuando descubres que todo fue irreal. Te recuperas y le devuelves la risa burlona. Te aseguro, triste hormiga, que estos sueños se desean olvidar.
- Me gusta tu historia anciano, pero aun así no llegaré a sentir lo que es un sueño.
- Nunca digas nunca jamas, triste hormiga. Sigue tu camino y no te preocupes de lo q no
puedas hacer, estos bosques confunden a las mentes.
La hormiga siguió su camino reflexionando sobre las palabras que le dijo el viejo en su despedida. - Para él es fácil decirlo, a conocido la obra de la Reina Mab, pero yo nunca podré
hacerlo-
Entre estas meditaciones se alejaba cada vez más por el sendero que conducía hasta la entrada de su agujero, pero pudo escuchar un comentario del anciano en la levedad de la distancia, q llegaba hasta él, un tanto distorsionado y carente de significado, o por lo menos de momento, porque le pareció escuchar, - Tranquila, triste hormiga. Cuando despiertes lo verás todo claro.

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Datos del Cuento
  • Autor: -BODO-
  • Código: 2994
  • Fecha: 11-06-2003
  • Categoría: Sueños
  • Media: 5.1
  • Votos: 39
  • Envios: 3
  • Lecturas: 5995
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