Era una muñeca de sal. Vivía en una hermosa casa de muñecas, cerca de un bosque donde habitaban nomos y ninfas de cualidades fantasticas.
La muñeca vivía sin preocupaciones y era feliz, pero de pronto un día, sintio curiosidad por saber más cosas acerca del mundo. Empezó a recorrer mundo y conoció a otras muchas muñecas como ella. Pero ella era especial, porque ella era de sal.
Cada día aprendía cosas nuevas y maravillosas y se sentía muy orgullosa de sí misma. Un día, oyó hablar de una cosa que nunca habia visto; el mar. Ella se preguntaba:
- "¿Qué sera eso?"
La curiosidad empezó a invadirla, y por eso, un día, dejando a todas sus amigas y compañeras decidió ir a conocer el mar.
Empezó a caminar en busca de él. Cruzó praderas, atravesó montes, recorrió desiertos, pero nunca lo encontraba. A veces, la pequeña muñeca queria abandonar, pero al pensar en él, una extraña sensación recorría su cuerpo y cobraba nuevos ánimos para seguir su busqeda.
Una mañana, después de caminar durante toda la noche encontró al mar.
¡ El Mar !
No sentía nada extraño, pero la muñeca quería comprender que era aquello. Sin embargo, no encontraba ninguna explicación.
Se sentó a la orilla y durante unas horas estuvo contemplándolo, para comprenderlo mejor. Pero aún sí no entendia lo que podía significar aquella vasta extensión de agua que parecía perderse en el infinito.
Al cabo de unos instantes de mirarlo, por fín se decidió, y con voz débil y tímida preguntó:
-¿Quién eres?
Y una voz fuerte, ronca, pero agradable a la vez la contestó:
-El mar.
-¿Y qué eres? - le preguntó, más intrigada.
Pero el mar no la contestó nada.
La muñeca le dijo de nuevo:
-¿Qué eres?
-¿De verdad quieres comprender? -la contestó el mar.
-¡Sí! ¡¡Lo deseo tanto!! -Respondió entusiasmada la muñeca.
-Pues entonces -contestó el mar- ven hacia mí.
La muñeca, lentamente empezó a caminar hacia el agua. Cuando una pequeña ola la llegó hasta el pié la muñeca soltó un grito aterrada y cuando miró su pie, vió que los dedos habian desaparecido. De mal humor, la muñeca le contestó:
-¡Malo! ¿Qué has echo?
-Nada, simplemente has ofrecido algo tuyo para comprender. ¿No era eso lo que querías?
La muñeca se quedó pensativa un rato y luego le dijo:
-Bueno..... yo...., si....
Se calló y comenzó a andar hacia él.
Cada vez que se metia notaba como si la faltase un pedazo de su ser, pero a la vez notaba la sensación de comprender algo más.
Siguió caminando, y cuando solo tenia la cabeza fuera del agua, una inmensa ola la tragó, sumergiéndola en el fondo. Cuando esto ocurrió un último suspiro se oyo en el aire rasgando el silencio del vacio:
- ¿El mar? . ¡ SOY YO !