Tormenta Roja en Kalahari

Te dije “nubecita” que si no llegabas vendría la “tormenta roja” y arrasaría con todo.
Y la tormenta viene en camino... ¿acaso no oyes como ruge?
Viene con furia ¿sabes por qué?
Porque no usaste tu agua para regar nuestra flor, nuestro amor. La usaste para alimentar a esa planta carnívora que engaña a mariposas para devorarlas.

Representas lo que más amo. Esa eres tú.
También lo que más odio... después de mi.
Que se abra la tierra y me trague eso estaría bien.

¿Por qué un corazón imbécil y tozudo como el mío no puede librarse de ti?
Bueno... sí lo sé.
Solo que ya no lo soporto... no puedo.
No puedo de ver como corres hacia otro... ya no puedo.

Esas lágrimas que dices corren por tus mejillas... son de risa.
Y te ríes de mí con “él”.

Crees que me conoces... no sabes quien soy.
Te lo diré de esta manera... ¡YO SOY LA TORMENTA ROJA!
Te di tiempo para que llegaras a salvar esa florcita... preferiste la planta carnívora.
Ahora me toca a mí.
Pero no llego para arrancar de cuajo a la florcita... de ella te encargaste tú.
Yo llegaré en forma de viento a salvar sus semillas.
A llevarlas lejos muy lejos de ti que eres “lluvia ácida”... que eres “desolación”.
Las dejaré caer en tierra fértil donde pueda realizarse el milagro de volver a brotar porque el amor no muere... solo vuelve a nacer...
Yo la regaré... hay suficiente agua en mis ojos.

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Nota del autor: Para quienes quieran entender mejor este cuento... lean "Kalahari".