Hace mucho tiempo, cuando el universo acababa de ser creado existía un clan de dragones encargados de crear especies que poblaran cada uno de los planetas que existían.
Cada uno de los ocho planetas fueron poblados por especies distintas... unos por pequeños animales... otros por insectos... otros por peces pues las características de esos planetas eran propicios para su existencia. Pero había un planeta que por las condiciones que tenia no podía ser poblada por ninguna de esas especies así que el Dragón azul, que era el encargado de este planeta, creó una nueva especie a la que llamó hombre. Este planeta es lo que ahora conocemos como Saturno. El hombre vivió por mucho tiempo en este planeta, y construyo edificios, casas y tiendas departamentales, carreteras y autos pero el Dragón azul se dio cuenta de que algo andaba mal pues el planeta ya no lucia como antes, el cielo ya no era azul el aire ya era cada vez menos respirable, los ríos tenían un color amarillento y las personas habían cambiado de cómo eran a un principio. Pronto el Dragón se dio cuenta de que así no podían ser felices y no podrían crecer y madurar.
El Dragón buscó por todo el universo algún lugar donde llevar a las personas a vivir, buscó ayuda con los demás dragones del clan pero ninguno acepto que el hombre viviera en su planeta con su especie pues eran muy diferentes.
El Dragón azul decidió llevar al hombre en su lomo en busca de un nuevo hogar pero nunca encontraron donde vivir y el dragón perdía la esperanza con cada día que pasaba.
Un día, de la tristeza, se puso a llorar y se arrancó el corazón del pecho y lo lanzó al espacio; los dioses al ver el sacrificio del Dragón por su especie, convirtieron su corazón en un planeta y sus lagrimas en ríos que lo cubrían y llevaron al hombre hasta ese planeta para que lo habitara. Este planeta es lo que llamamos ahora Tierra.
Pero el hombre seguía con los problemas así que los dioses decidieron sembrar los ojos del dragón en lo mas alto de las montañas para que el hombre recordara el sacrificio del Dragón azul y cambiaran de actitud pero de pronto en el otoño, un arbusto nació en la punta de la montaña y de este salieron pequeñas flores de color azul y reflejaban la luz del sol con tonos violetas; el arbusto se fue extendiendo hasta donde el hombre las pudo alcanzar y recordar porque estaban ahí y desde ese entonces el hombre cambio de actitud y fue feliz.