Aquel año al llegar la primavera lo hizo acompañada de un leve aguacero. La primavera coqueta como una mujer hermosa siempre estaba acompañada. No más cesó de llover y el olor a hierba mojada inundo el aire apareció el arco iris.

Los enamorados se impregnaron del color rojo de la pasión.

Aquellas parejas en las que la pasión había dado paso a un amor más sereno se inundaron con el color anaranjado.

El amarillo dió color a las girasoles, a las arenas de las playas y doró los años de los que ya no eran tan jóvenes.

Verde esperanza, esperanza para muchos que soñaban un imposible, verdes trigales que madurarían en el verano para alimentar a muchos seres, verdes olivares.

El azul lo compartieron el cielo y el mar. Las miradas límpidas de muchos niños y el vestido de la muñeca de la canción.

El color añil intensificó los tonos azules del cielo y del mar que otras veces eran turquesas como las piedras preciosas.

Y el color morado fue envolviendo el cielo y la tierra. Diluyendo todos los colores del arco iris y envolviendo con ellos a todos los que esperaban la primavera.