“Cara o Cruz”

Pobre ruiseñor... me refiero al del poema de Oscar Wilde... ¡Sí! Ese que te regalé.

¿Sabes? Yo no creo que tú seas como esa chica ni yo como ese estudiante... y tampoco hubiera permitido al ruiseñor semejante sacrificio de morir clavado a una espina para que nazca la rosa más roja y hermosa.

Tampoco creo que el amor sea una bobería y que es mejor la filosofía y la metafísica.

Te voy a decir algo, la llave de la felicidad está en tu mano.
Ve al mar y arrójala si quieres.
Prométete a ti misma que me olvidarás, pero... ¿que harás con tu corazón?
¡Pregúntale!
¿Sabes por qué no quieres preguntarle?
Porque sabes lo que él te gritaría
Claro que lo sabes...
Te lo grita cuando duermes y sueñas y te aturde cuando estas despierta.
¿Qué vas a hacer?
¿Harás que el sacrificio del ruiseñor sea vano o aceptarás mi rosa?
¿Bailarás conmigo en el baile del Príncipe o será con alguien más?

Tú tienes la llave y yo la rosa ... difícil decisión ¿verdad?

¡Cuán inmenso es el océano que nos separa... es inmenso!
¡Más inmenso es el amor que nos une!
Al principio te costaba mucho decirme ... ¡te quiero!
Siempre decías... “te quiero... conocer más.”
Amagabas la frase... pero no la decías.
Poco a poco te fuiste animando. Avanzabas lentamente y a tientas como un ciego... cerrabas los ojos... sentías miedo.
¡Esa es la clave “Patito”!
Tú tienes miedo. Un miedo atroz al “qué dirán los demás”.
Por eso eres “viceversa”, un día dices que me amas y al siguiente que me odias.
Tienes un miedo atroz a que alguien se dé cuenta de que estas enamorada.
Como si fuera un pecado intentar rehacer tu vida.
Como si no tuvieras el derecho a ser feliz.
Como si fuera correcto que sepultes para siempre tu vida sentimental y entierres tu alma en vida.

¿Eso quieren los demás para ti?
¿Quién les da el derecho a opinar sobre tu felicidad?

¿Recuerdas el poema de Neruda que te regalé hace ya tiempo?
¿Tú quieres eso ... Morir lentamente?

Te voy a reproducir un poco del poema... “Muere lentamente quien evita una pasión, quien prefiere el negro sobre el blanco y los puntos sobre las “íes” a un remolino de emociones, justamente las que rescatan el brillo de los ojos, sonrisas de los bostezos, corazones a los tropiezos y sentimientos.”

Pero bueno ... si quieres olvidarme.

Yo no podré olvidar el perfume de tu piel o tu aliento jadeante en mi rostro con aromas a manzana recién cortada y rouge.
¿Cómo olvidaré tus labios de cerezas y tus besos de miel?
Dime... ¿cómo podré olvidar...?

¿Qué más da? ... ve al mar y arroja al agua la llave de la felicidad.
Y que Dios te perdone lo que te haces a ti misma ... y a mí.

Vas donde “ella” escribe (tú sabes quien) y le dices que lloras y voy y leo lo que te hace llorar y sé por qué lloras.
La pregunta es ... ¿quieres llorar por siempre o vas a darte una oportunidad?
¡¡¡¡¡ NOOOOOOOO !!!!! ¿QUÉ DIRAN LOS DEMÁS?

Bien... entonces estas preparada para “Morir lentamente”.

Te recuerdo otra partecita del poema...
“Muere lentamente quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo, quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien no se permite por lo menos una vez en la vida, huir de los consejos sensatos.”

Échale la culpa a Pablo Neruda que lo escribió para nosotros.

A modo de consuelo te diré esto... cuando hayas tirado la llave de la felicidad y estés en un rincón acurrucada (como dijo Vet) llorando, piensa en mí .... estaré peor que tú.

¿Cómo interpreto este largo silencio tuyo... ya arrojaste la llave?
Si eso hiciste yo soy quien más lo siente.
Si aún la tienes haz lo que te haga sentir feliz. Yo apoyaré tu decisión sin importar cual sea.

La moneda está en el aire y es a “cara o cruz”.