y bueno, la soledad es parte de mí.
lo veo de una manera simple.
la soledad es mi vida, hermano.
no me busca ni yo la busco, nos encontramos siempre.
mientras espero el bus.
cuando miro hacia el cielo negro.
en los ojos de mi madre.
en las tardes domingueras de verano.
en la bulla de un colegio de niños.
en un estadio vacío después de una derrota.
en el espejo por las mañanas.
en mis libros.
en mi cuarto sucio o limpio.
en la página por llenar, por dibujar un poema.
en todas partes está,
esa es mi soledad,
que no es desolación, al contrario.
mi soledad es el cuarto, el espacio;
el momento en que comulgo con mi propio ser
y en ese instante, siento paz,
sólo allí,
sólo allí está mi otra parte.
esa que tanto necesito
y que muchos años atrás
la buscaba en la calle,
en la gente,
en el éxito,
en los labios de una mujer,
en el sexo,
en Dios,
en todas partes la buscaba,
pero sólo estaba dentro de mí,
y no como una sombra, no.
era mi propio espacio de comunión con esa parte bella,
inmaculada de mi existencia.
y, desde allí te escribo, me escribo,
siempre.
San isidro, noviembre del 2007