Busqueda Avanzada
Buscar en:
Título
Autor
Cuento
Ordenar por:
Mas reciente
Menos reciente
Título
Categoría:
Cuento
Categoría: Infantiles

¿Halloween o Día de Muertos (Parte I)

(Para Pame y Chellín con todo mi amor)

Todo cambio en sus actividades siempre fue motivo de emoción. Emoción por lo desconocido, tal vez hasta sus sentimientos invadían terrenos del miedo.
Ahora estaban en condiciones para comprobar que el tal Newton tenía razón y mucha razón en eso que llamó “Inercia” ya que una fuerza interior se oponía y prestaba resistencia al cambio que se les presentaba.
Desde luego que no lo recordaban pero estaba bien grabado en su memoria la resistencia a dejar los brazos de mamá e iniciar su relativa independencia para permanecer, sin ayuda, sentados o para iniciar a “Gatear”, es decir, caminar utilizando los píes y las manos y que decir cuando intentaron permanecer de píe y después caminar.
- ¡Cielos! Esto debe ser lo que los adultos llaman el “Mareo”.
- Peor que el mareo, debe ser algo así como subirse a una “Montaña Rusa”
- ¿"Montaña Rusa"?¿Qué es eso?
- No sé pero así se debe sentir.
- Lo bueno es que no nos permiten subir hasta que mida cuatro píes
- ¿Cuatro píes? ¡Un metro con veinticinco centímetros! Tu siempre pensando en inglés.
- ¿Qué quieres? ¿Y tú de qué te quejas si siempre me sacas esas medidas que sólo tu y las Enciclopedias y eso muy, peri muy antiguas.
- ¿Medidas?¿Yo?¿Cómo cuáles?
- ¡Ah! Pues la “Vara” o la “Legua” o el “Palmo” o el “Brazo” o la “Cuarta” o el “Jeme” y otras que ya ni me acuerdo a pesar que las gravé tal y como me lo dijiste.
- ¿Yo te dije?¿Qué te dije?
- Que las grabara en el hilo o las escribiera en el aire o que las archivara como “Medidas” en la Enciclopedia de las Cosas Intrascendentes’
- Ja, ja, ja.
Celebraron Pamella y Marcello o sea Pame y Chellín con sonora carcajada que duró tanto que fueron capaces de contagiar su alegría a los parroquianos que en ese momento ocupaban las mesas alineadas sobre la banqueta de una de las laterales del Paseo de la Reforma y que era uno de sus lugares favoritos por el ambiente tan cosmopolita que les brindaba la oportunidad de estar dentro de la megápolis y al mismo tiempo estar alejados en un ámbito casi provinciano, no precisamente del interior del país sino de la “Provance” en los verdes campos de la campiña francesa o los cantones suizos o los departamentos peruanos.
- O los condados estadounidenses.
- ¡Guacatelas! Ya echaste a perder todo el encanto de la imaginación. Acabas de destruir mi escenografía.
- Perdón, perdón, no fue mi intención.
- Ya déjalo, olvídalo, bórralo, dale “Delete”, oprime “Erase”, suprímelo, guárdalo, desmemorízalo.
Fueron tales los verbos que conjugó Pame que Chellín tuvo tiempo de terminar su delicioso y aromático café del que ambos eran auténticos fanáticos casi, casi cafetómanos y eso fue una herencia de Norsi, su abuelo que a la vez lo heredó de Mami Kity la bisabuela de los dos ya que desde temprana edad probaron esa maravillosa infusión y los seguiría por toda su vida.
Y justamente de regreso a su tierna infancia fue que empezaron otra discusión.
- Pues habrá de esperar a que cumplamos quince años para subirnos a la “Montaña Rusa”.
- Si, lo bueno es que tu cumples años antes que yo.
- ¡Perdón!¿No es al revés?
- ¡¿Qué te pasa?!¡Julio es antes que enero!
- ¡Perdón! Pero me parece que enero es antes que julio.
Y así estuvieron por espacio de dos tazas de café, porque su tiempo lo medían en eso; “Tazas de café”
Como era su costumbre eso de la edad dio píe a una larga discusión de la que siempre saldría airosa Pame resultando que el mayor resultaba ser Chellín a lo cual accedía por simple y sencilla caballerosidad.
Recordaron como unos meses después del inicio se fue dando lo que posteriormente entenderían como “Evolución”, es decir, al dejar los brazos de mamá fueron cambiando hábitos en la comida y día con día notaron que los alimentos eran cada vez más duros, lo bueno es que empezaron a brotar unas cositas blancas y duras, duras que les permitieron ¡Morder!. Claro que siempre resultó que la primer persona en darse cuenta de que ya mordían fue su respectiva mamá o sea, la tía de Pame o la tía de Chellín.
Y que decir cuando se voltearon por primera vez en su cuna, fue cuando comprendieron lo que sienten las tortugas ya que ellos habían permanecido acostados sobre sus espaldas y la sensación de estar sobre su pecho fue; “Un pequeño movimiento para los bebés, pero un gran salto para su evolución”
- O algo por el estilo.
- Si ya recuerdo que eso dijeron cuando llegaron a la Luna.
- Aja
Después siguieron avances extraordinarios y mucho muy rápidos; se sentaron, gatearon y ¡Dios! Se mantuvieron solamente en sus píes. Fue una fracción de segundo porque la otra fracción de segundo fue el tiempo que transcurrió para que también descubrieran y entendieran lo que es un “Sentón”.
Hubo de sucederse varios de esos “Sentones” para que guardaran el equilibrio y empezaron por fin a caminar, preámbulo de lo que ocurriría varios años después, aunque eso fue el principio.
Chellín aparte de sus actividades escolares se destacó como un excelente atleta que sobresalió eventualmente en varios deportes siendo efímero su paso por el básquet, el béisbol, el soocer, el fútbol, el hockey sobre hielo para descollar en el rugby.
En cambio Pame grade era la velocidad que imprimía durante la presentación de sus modelos de Alta Costura de diseño propio y era en esos momentos en que ni Chellín se animaba a seguirle el paso cuando se movía entre bastidores ordenando tal o cual arreglo en alguna prenda o el cambio de algún accesorio, o en la revisión de la iluminación o en la verificación de la asistencia de los invitados o hasta en la posible presencia de espías de sus competidores ya que Oscar de la Renta, Vercase, Tomy Hillfinger, Karfelg, Elena Herrera, no se detenían en tratar de copiar sus diseños.
Pero ya fuera un partido de Rugby o un Desfile de Modas siempre los dos terminaban comentando las incidencias y pormenores, sentados, descalzos y saboreando, desde luego, una aromática taza de café de grano cosecha especial de los cafetales de Coatepec.
- Oye
- Dime
- Ya que terminó la temporada y presentaste tu desfile de otoño con lo que cierras tus presentaciones anuales. ¡Qué te parece sí vamos a Coatepec?
- ¡Excelente idea!
Creo que ya nos bebimos una buena parte del producto de sus cafetos y ahora nos toca deleitarnos a la sombra de las ramas y hojas de sus cafetos.
No hubo necesidad de decir más. Antes de abandonar el lugar ya tenían en mente itinerario, etapas y hasta vestimenta.
- Por favor, acepto tus extravagantes atuendos pero no lleves zapatos de tacón alto.
- ¡Oye, oye!
- Dime
- Es que faltan dos días para “Halloween”
- ¿Halloween? Eso es en tu tierra
- ¡Claro! Y en tu tierra es la “Noche de Muertos”
- Si, pero parecido pero muy diferente y nada que ver una con otra.
- Bueno pero te parece sí es que nos descolgamos a San Pablo, como tu le dices, y vamos al Baile de Brujas y cuando termine tomamos el primer vuelo y regresamos a terminar de poner el Altar de Muertos y así cumplimos con tus tradiciones y con las mías.
- Pues no me parece mala idea, así que manos a la obra.
- ¿Obra? ¿Cuál obra? ¿Dónde están los tabiques y la mezcla?
- ¡Chistoso!
- Dirás; Manos a las maletas.
- ¿Cuáles maletas? Tengo tanta ropa allá que lo único que necesito es mí estuche de maquillaje.
- ¡Claro! Y por el disfraz ni te preocupes que ya pensaremos en algo novedoso.
- ¿Pensaremos? Te conozco Chellín y puedo asegurar que ya tienes en mente los disfraces.
- Me ofendes.
- Sí, como no.
- Pues. Adelante con nuestros planes.
Lejos estaban de imaginar los planes que Pócolo el Duende vestido de azul y su gorra con el logo de Sony, les estaba preparando. Ya que aunque no precisamente era un aguafiestas si obtendría el lugar de honor en el podio de las sorpresas y eso al nivel mundial.
Aprovecharon el servicio de Internet inalámbrico que ofrecía el café y “En menos que canta un gallo” ya tenían sus reservaciones por medio de boletos electrónicos para vuelo redondo México-Minneapolis-México.
Sólo se tomaron unos minutos para despedirse telefónicamente de Mami Kity y de Norsi, mismos que tomaron esa decisión como una mas dentro de las locuras que se les ocurrían cuando se visitaban aquí o allá o donde se encontraran en cualquier lugar del ancho mundo.
Chellín liquidó la cuenta dejando en esta ocasión más propina que lo correspondiente al mismo consumo, de ahí se encaminaron a uno de tantos hoteles de cinco estrellas que flanquean la famosa avenida, donde solicitaron los servicios de un taxi para trasladarse al aeropuerto.
A pesar del tránsito propio de la hora, el día, el mes, el año y la Ciudad de México, el conductor sorteó cuanto embotellamiento se presentó tomando hábilmente cuanto atajo conocía o no. Daba la impresión que donde no existían vías despejadas, como por arte de magia, daba vuelta en callejones inexistentes.
Claro que la plática entre Chellín y Pame era tan acalorada que ni se dieron cuenta que en un santiamén ya estaban en la Puerta F-3 la correspondiente a las salidas internacionales.
- Llegamos
Dijo el conductor con tono casi cantado
- ¿Llegamos?
- ¡Claro! Tienen prisa ¿O no? Apúrense que los puede dejar su avión
- Er, ejem, este. Claro, si, si, si. ¿Cuánto es?
- Son ochenta y cuatro pesos, o sea el doble de la suma de sus edades.
- ¿?
- Bueno es lo que marca el taxímetro
Para variar Chellín largó la mano y le extendió un billete de cien pesos.
- Aquí tiene, quédese con el cambio ¡Vamos!
- ¡Vamos!
Contestó Pame a la acción de abandonar el taxi. Ninguno de los dos percibió que el conductor les agradecía y haciendo un gesto de despedida se quitaba su gorra con logo de Sony.
Tan pronto entraron a la sala de espera se percataron en la pizarra electrónica que su vuelo estaba retrasado dos horas y todo debido a que por la época del año, ya fueran los bancos de niebla que por cierto invariablemente se asentaban solamente en el área de las pistas de aterrizaje y despegue de los aeropuertos o por alguna otra variación en las condiciones climatológicas, los vuelos iban acumulando demoras hasta que en ocasiones representaban varias horas de diferencia entre lo programado y lo real e inclusive podrían llegar a ser cancelados.
Y eso sí es que no se atravesaba cierta visita de algún mandatario o amenaza de tornado o inundación de las pistas.
Lo bueno es que en los años en que en suerte les tocó nacer la tecnología permitía realizar vuelos completamente a ciegas solamente guiados por instrumentos o como decían las bisabuelas Molly y Perita; “A la buena de Dios”.
- ¿Y ahora qué hacemos?
- No sé
- Mm, el aeropuerto ya lo conocemos, así que te invito lo que quieras.
- Eso ni se pregunta, se me antoja . . .
- Ni lo digas.
- ¡Una taza de aromático café!
- De acuerdo
- Pero no me gusta el de las cafeterías del aeropuerto, me saben como a jugo de paraguas.
- O a caldo de calcetín
- ¡Guacatelas!
- ¿Entonces?
- Hace un mes vine por Gaby, recordarás que trabaja por aquí y me invitó un café.
- ¿Gaby?
- ¡Mí mamá!
- ¡Ah!¿Y?
- Pues es un cafecito muy simpático que está al píe del Cerro del Peñón.
- Pues vamos.
- ¿Caminando?
- El Cerro del Peñón es aquel ¿No?
- Si, pero es que, es que . . .
- ¿Es que, qué que?
- Tenemos que atravesar el Panteón.
- ¿Y? No me digas que tienes miedo
- ¡Claro que no! Yo lo decía por ti.
- Ahora resulta. Anda ¡Vamos!
- Vamos pues.
Ciertamente no tendrían que caminar ni cuatro cuadras para llegar al café en referencia con la particularidad que la acera de la izquierda correspondía en esas cuatro cuadras al límite del Panteón del Peñón, antiquísimo cementerio donde reposaban los restos de algunos personajes históricos asimismo de varios soldados de uno y de otro bando protagonistas de la Guerra de Revolución.
- ¿Revolución?
- Si, una guerra civil que tuvo lugar a principios del siglo pasado.
- Ahora recuerdo que Norsi nos platicó en cierta ocasión que su abuelo había formado parte de “Los Dorados de Villa” grupo de elite que ahora equivaldría a los Guardias Presidenciales o a los Agentes del FBI.
- ¡Ándale! Ya recuerdo que también nos contó acerca de un tal Emiliano Zapata.
- Si, y también de otro tal Pancho Villa.
- Pues fíjate que lo que son las cosas; ambos personajes tuvieron una infancia, lo que se puede considerar normal y hasta con ciertas limitaciones, pero en su juventud como que se descarriaron y hasta fueron perseguidos por la justicia, después afloraron sus dotes innatas para destacar en los mandos de la milicia, después cometieron algunos errores.
- ¿Errores? ¿Cómo cuales?
- Pues mira el tal Zapata emitió un plan.
- Sí no mal recuerdo fue “El Plan de Ayala”
- Ese mismo. Sucede que fue una incongruencia ya que supuestamente defendía la causa de Madero y con ese plan asumía una posición contra el mismo Madero.
- ¿Y Villa?
- Pues Él estuvo coqueteando con los Norteamericanos hasta que ya no les convino y entonces se le ocurrió invadir Columbus.
- ¿Y entonces quién fue mejor?
- Ninguno de los dos, los dos estuvieron en su lugar. Y hasta terminaron de forma parecida ya que fuero asesinados en circunstancias diferentes y parecidas a la vez.
- No se puede
- ¿No se puede qué?
- Diferentes y parecidas.
- Mira, los dos fueron traicionados, los dos quedaron más que “Pajueleados” y por fin los políticos hicieron grabar con letras de oro sus nombres en el Palacio Legislativo, ahora reciben trato de héroes. ¡Hazme favor!
- Pues ahora si que no te entendí
- ¡Cómo!¿Qué es eso de que no me entendiste?
- Eso de “Pajueleados”
- ¡Ah! Has de cuenta como una coladera, con muchos, muchos agujeros.
- Ah, ahora si.
- Ja, ja, ja.
Rieron ambos
- Pero que te cuento a ti que sé que uno de tus pasatiempos favoritos es investigar la historia.
- Y más la de México, mis raíces.
- Cierto
- No creas pero el haber nacido allá me ha obligado en primera a hablar correctamente el inglés y el español o el español y el inglés y si acento. Tengo que saber tanto de Juárez como de Lincoln, de Pedro Infante y de Franck Sinatra, de tacos y de hamburguesas, de Halloween y de Noche de Muertos, de fútbol y de soocer , de Sioux y de Mayas, todo por partida doble.
- Pues quién te manda.
La plática era tan entretenida que no se percataron que materialmente caminaban por entre las tumbas.
De súbito se abrió un claro donde alrededor de una fogata un grupo de soldados, unos con tamaño sombrerote y otros con kepí departían entonando canciones acompañados con dos guitarras y un par de armónicas. Eran “Corridos” lo que cantaban, unos tristes y otros casi invitaban a bailar o cuando menos a mover los píes.
Quedaron absortos escuchando a tan singular coro.
Una dama de talla pequeña se acercó y les ofreció sendos jarros rellenos de . . . celestial aroma de café. Ella vestía falda larga con motivos floreados. El centelleo de la fogata así como el Selene reflejo les permitió observar este grado de detalle. Se cubría con un rebozo que le protegía la espalda y cruzaba al frente a similitud de par de cananas. Un sombrero de paja no alcanzaba a cubrir el par de magnificas trenzas color azabache que brillaban con la ecléctica iluminación casi escenográfica que enmarcaba el momento.
Algo que llamó poderosamente la atención a los dos fue la forma en que se desplazaba aquella tan gentil dama. No se notaba su andar sino que tal pareciese que flotaba y eso a pesar que el suelo no estaba ni con mucho parejo.

(Continúa)
Datos del Cuento
  • Categoría: Infantiles
  • Media: 5.85
  • Votos: 72
  • Envios: 0
  • Lecturas: 6698
  • Valoración:
  •  
Comentarios


Al añadir datos, entiendes y Aceptas las Condiciones de uso del Web y la Política de Privacidad para el uso del Web. Tu Ip es : 3.146.152.119

0 comentarios. Página 1 de 0
Tu cuenta
Boletin
Estadísticas
»Total Cuentos: 21.638
»Autores Activos: 155
»Total Comentarios: 11.741
»Total Votos: 908.509
»Total Envios 41.629
»Total Lecturas 55.582.033