¿Eres tú?
Aquella que me libera de todo cuanto he vivido, llorado, guardado ¿con leve temor?...
¿Tienes sangre en las venas?
¿El rostro maternal muy cerca?
¿Cantarás las notas que hagan vibrar cada pétalo de mi existencia?
¿Callas?
¿Por qué callas?
¿Eres humildemente poderosa y no deseas que nadie te vea, pero sí que te sientan?
Tu mutis lo siento como ese silencio de este cielo que nunca se acaba...
Mis manos no cesan de esperarte para encerrarte en la jaula del ahora...
Y este grito escondido por los años perdidos guarda el puñal de esta y todas las otras existencias por haberte ocultado tan dentro de mí...
Cierto. Te mataré. Seré tu amante, tu reina abeja, tu paladín con su espada de rayo... Te mataré para que puedas dormir bajo mis brazos.
Callas. Temes. Observas todas mis sedes.
Entiendo. Debo de esperar por otra eternidad... Eres así, y, aunque es así... Eternamente, vida tras vida te esperaré...
San isidro, febrero del 2006