¿Por qué soy docente? Simplemente por vocación.
Ser docente es una actitud, una forma de vida. No sólo con guardapolvo soy docente, también lo soy cuando ando por la calle.
La docencia me permite imaginar un mundo mejor, un lugar con posibilidades de crecimiento no sólo en lo económico, sino como persona.
El poeta dice “se hace camino al andar”, y, siendo docente, es como puedo hacer camino, siendo camino para ustedes, nuestros alumnos, que día a día nos brindan sonrisas, llantos, tristezas y alegrías; ustedes que hacen en esencia nuestro camino.
Ser docente es ser artista, es forjar y moldear, es ayudar a crecer, es acompañar, es enseñar y es aprender, es compartir, es paz... Ser docente es una actitud y un compromiso. Es simplemente voluntad.
Cuando decidimos enseñar, cuando aceptamos trabajar, cuando peleamos por derechos o cuando nos unimos en proyectos... ¡Siempre somos docentes!
Con la tiza y el borrador, con el mapa y la escuadra, con el pizarrón y la lámina. Luchamos cual Quijotes y, al final de los ciclos, cada alumno tiene improntas nuestras y les entregamos parte de nuestro saber.
Cuando pasen los años y nosotros seamos ancianos, ustedes nos cruzarán en alguna esquina y, al saludarnos, sabremos que nuestro trabajo dio sus frutos.
Hoy nos estamos homenajeando. Hoy queremos hacer votos para que la escuela continúe siendo el estandarte del futuro, para que no existan chicos que no la disfruten, para que siempre y por siempre podamos seguir eligiendo ser docentes, pese a todo lo que aún ha de ser mejorado y para que cada uno de nosotros renueve esa vocación y elija continuar enseñando.