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Categoría: Hechos Reales

¿Qué son las estrellas?

“Hombre tímido jamás besa mujer bonita”, esta ha sido una de las muchas frases con las que he crecido y me han hecho un hombre de convicción.
Todo esto me lleva a contarles sobre aquella niña que tanto me llamaba la atención en mi clase de cuarto de primaria, pero era un poco tímido y reservado a la hora de hablar; pero por cosas de la vida siempre he estado rodeado de personajes muy particulares que me han hecho un hombre complicado y que de una u otra manera han influido en cada una de las etapas de mi vida. Esto lo digo por mis abuelos, siempre anhelaba compartir aunque fueran cortos momentos con ellos, para suerte mía, mi querido padre siempre se ofrecía de todo corazón a llevarme a casa de mis abuelos, claro que aquí entre nos, no lo hacia por mí o por quedar bien, solo porque la mocita de turno vivía a unas cuadras de mis abuelos, así se le hacia fácil volarse a visitarla, pensando que nadie se daba por enterado, era muy tonto, todos en la casa lo sabíamos, claro que poco o nada le interesaba a mi madre o a nosotros.

Yo vivía feliz escuchando a mi abuela contarme sobre sus aventuras cuando era joven y bella, siempre me dejaban una moraleja para mi vida; algo que siempre me intrigo fue saber que tenia escondido en su solar, era un sitio sagrado para ella y nunca me dejaba entrar. Recuerdo que siempre que salía del solar lo hacia de una manera muy extraña como si estuviera poseída y hablaba muy raro, aunque a veces decía cosas que calaban mucho en mi, como aquella vez que perturbado por Sandra, la niña del cuarto grado me deje llevar y le conté todo lo que sentía y pensaba. Ella me mira con esos hermosos ojos azules que me encantaban y me dijo:

- ¿Sabes corazón? Eso es amor, y cuando uno esta enamorado es como si caminara descalzo sobre la nieve.

Como les dije antes, mi abuela siempre hablaba un poco raro, pero tarde o temprano veía la enseñanza de sus palabras.
Además de hacer visita y escuchar las historias asombrosas de mi abuela, también realizaba mis tareas y consultas, aprovechaba de mi abuela que era una enciclopedia andante, en aquel momento tenia una consulta para la clase de sociales del lunes y era investigar que son las estrellas. Entonces antes de terminar mi visita dominical le pregunte:

- Abuela, tú que sabes tanto, dime que son las estrellas?

- Mijo, las estrellas son fogatas que hacen los ángeles en el cielo cuando están felices y están de fiesta.

Que dicha la que experimente pues llegaría el lunes a clase con mi tarea resuelta y todo gracias a la sabiduría de mi abuela.

Llego el lunes y no sobra decirles que mi corazón siempre aceleraba su ritmo, todo con el simple hecho que mis ojos percibieran la figura de la linda Sandra. Para suerte y dicha a corto plazo, para tristeza y desgracia a largo plazo, ese día ella hizo algo inusual, se me acerco y me pregunto:

- Juan, hiciste la tarea?

En ese momento pasaron muchas cosas por mi cabeza y en especial aquella frase con la que comienzo este relato, entonces decidido y haciendo alarde de mi prosa respondí:

- !!!Claro que si Sandrita¡¡¡ y si quieres puedo resolver las dudas que tengas.

Pero ella en un tono algo imponente contesta:

- No, Juan, simplemente quiero que me digas que son las estrellas.

- “Las estrellas son fogatas que hacen los ángeles en el cielo cuando están felices y están de rumba”.

Ya con su necesidad saciada y habiéndome utilizado se retiro sin esbozar el más mínimo agradecimiento.

Un poco triste y desilusionado entre a mi clase, esperando solo poder responder por mi labor académica. Entonces sucedió lo que tenia que suceder y mi profesora de sociales, Sara, se dirigió a nosotros:

- Bueno niños, espero hayan resuelto la tarea. Haber vamos a ver quien responderá hoy... y la afortunada es... Sandra Hernández.
- ¿Sandra que nos puedes decir?

Y ella de la manera más segura comenzó a responder:


- “Las estrellas son fogatas que hacen los ángeles en el cielo cuando están felices y están de rumba”.

Creo que el techo de mi salón fue levantado y suspendido un momento en el aire y volvió a quedar en su sitio, todo producto de las risas, risotadas y carcajadas de todos mis compañeros que hacían mofa y burla de la respuesta de Sandra, después de unos cuantos minutos y después de haber saciado las risas mis compañeros, la profesora Sara dijo:

- Sandra, eres muy bobita para creerte eso que me has dicho.

Esas palabras de la profesora sumado a la mirada de venganza y asesina en potencia de Sara marcarían mi destino.

Fue así en el descanso donde ella se me acerco y me insulto, no sé, tal vez con justa razón, me dijo:

- “Eres un estúpido, un imbecil, un tonto, que te crees todo lo que te dicen y lo peor de todo se lo haces creer a los demás.”

Fue muy cruel y tardé mucho tiempo en superar ese golpe emocional. Pasaron los días y de nuevo llego el fin de semana, solo quería refugiarme en la casa de mis abuelos. Mi padre como de costumbre me llevo, pero para sorpresa de nosotros, la abuela había salido, entonces me dijo:

- Juan, te voy a dejar solo porque tengo una vuelta muy urgente que hacer.

Lo mire y le dije:

- Claro papá, yo te entiendo, ve con Dios que yo esperaré a la abuela.

Entonces fue en ese momento que mi intriga y curiosidad se apoderaron de mi, pensé que al fin descubriría cual era el secreto que guardaba mi abuela en su solar, fue así que abrí la puerta que de la casa daba al solar y no se imaginan que hermoso jardín encontré, me detuve a mirar largo tiempo todas y cada una de las flores, y vean que curioso, descubrí una planta algo extraña en el centro del jardín y digo extraña porque no tenia flores, además se veía que estaba muy bien cuidada. Seguí caminado por el jardín y llegue al cuarto donde mi abuela guardaba las herramientas para arreglar el jardín y encontré en la mesa un cigarrillo algo extraño, lo desbarate para averiguar cual era el contenido de un cigarrillo y cosa extraña la que vengo a encontrar, estaba lleno de hojas secas y esas hojas secas eran idénticas a las de la planta que había en el centro del jardín, la verdad estaba muy confundido y dije:

- !!! Ah que carajo¡¡¡ me voy de acá.

Pero al verme con el cigarrillo en la mano y acongojado por mi pesar, decidí encenderlo y sentir por primera vez que se sentía al fumar. Lo encendí, chupe una, dos veces, me trague el humo, tosí un poco, así lo hice hasta que le agarre el tiro y se termino. Después de esto pasaron algunos minutos cuando empecé a experimentar una sensación muy extraña.

Las flores del jardín me empezaron a hablar, me encontré con José miel y la abeja maya, al instante estaba en el salón de la justicia con todos mis superamigos y Batman me decía:

- Rayos y centellas Robin, vamos al batimóvil.
- Gemelos fantásticos actívense.

Volví al jardín y veía todos los osos que me caían mal, al oso yogui y al osito de pan Bimbo que palmoteaba su barriga y decía:

- !!!Estoy lleno de harina!!!

Luego empecé a caminar sobre la nieve y la cabeza me empezó a dar muchas vueltas y más y más cuando de repente sentí algo que me tomo y pum!!!

Cuando desperté de aquel trance estaba desnudo bajo la ducha fría del cuarto de mi abuela y ella que me decía que había quebrantado la confianza que tenia en mi, que como la había defraudado, que había profanado el templo de Maria (así le decía ella de cariño a su planta) y un sin fin de reclamos.
Reconocí mi error, le conté a mi abuela como me sentía por todo lo que me había pasado en la escuela, aun así la abuela no volvió a confiar en mi como antes.

Hace algunos meses caminando por la calle distraído como suelo ser, me choque con alguien sin culpa, era una linda mujer que se me hacia familiar, me miro como tratando de buscar algo en mi rostro y me dijo:

- ¿Tú eres Juan?

Di gracias a dios, por el angelito que puso en mi camino.

- Si, yo soy Juan.
- Hola, no te acuerdas de mi, soy Sandra Hernández.

En ese momento pensé que ella no había olvidado lo sucedido en primaria y quería cobrar venganza, pero no, ella solo dijo:

- Juan solo quería darte las gracias por hacerme entender que uno no debe perder los ojos de niño, tengo una niña de 4 años y hace unos días me pregunto que eran las estrellas y yo le dije lo que tu me enseñaste y no te imaginas lo feliz que se puso y ahora cada vez que contempla una noche llena de estrellas se dibuja una linda sonrisa en su carita. Gracias.


Hoy día recuerdo todo lo que la abuela decía, y extraño ir los fines de semana a su casa y sentarme en la mecedora que sagradamente estaba destinada para mi, extraño su voz y anhelo poder encontrar respuestas sobre las preguntas que rondan en este momento mi vida.
Estoy seguro que si tuviera la oportunidad de hablar con ella un instante, le daría las gracias, le diría que en este momento por primera vez en la vida estoy caminando descalzo sobre la nieve, pero lo más importante, le contaría a ella todo sobre tí.

ORGULLOSAMENTE COLOMBIA
Datos del Cuento
  • Autor: Aima
  • Código: 1562
  • Fecha: 02-03-2003
  • Categoría: Hechos Reales
  • Media: 6.29
  • Votos: 38
  • Envios: 1
  • Lecturas: 7505
  • Valoración:
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
Juan Andueza G.
invitado-Juan Andueza G. 02-03-2003 00:00:00

Ja,ja,ja, ¡ qué ejemplo de abuela ! ¡La que terminaste fumando ! Muy bien escrito. Saludos.

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