Se esfuerza porque alguna de las imágense que borrosas atraviesan las lágrimas de rabia, le expliquen el que el cómo el cuándo, que le expliquen algo para desencadenar su menmoria y actuar con la certeza de un hecho pasado, la la energia que ahora le falta, la fuerza de encontrar soluciones cuando descubra un problema.
Un nuevo mare le vanaliza y le frena la tensión y lo obliga a abrir la pueerta del baño, torpe y sudoroso y correr, piernas temblorosa en line recta hacia la cama. Cae de bruces sobre el centro abultado de la cama, con la fuerza del desplome algo duro y huesudo le golpea la nariz, cuando esperaba encontrar un aconchado edredon, cierra los ojos, por segundos, vesvaido, acelerada la respiracion y el dolor de su nariz le despierta del desvanecimiento, recupera la consciencia y levanta de golpe mantas, sabanas y edredón para descubrir la piel blanquecina, la desnudez de mi cuerpo y el pelo rubio, las curvas ligeras y sencillas, tapada ahora sólo hasta las rodillas, sonrie maliciosamente y se asusta, oigo un portazo, salvada.
NO puedo soportar esta sensacion de extrañeza, me he esforzado siempre por buscar situaciones especiales, complicadas, que me hagan sentir esa tensión que provoca la novedad, pero en el fondo tdo ello no es más que una rutina de sensaciones que me prefabrico, no puedo evitar que todo sea un libro de aconteciomentos atractivos a otros ojos pero esperables, y aquello había superado mi control.
Huí escaleras abajo por no soportar la espera del ascensor, bajé los peldaños de sos en dos, hasta llegar a la planta baja y corrí al vestibulo, más por mi propio miedo que por el que pudiera producirme la mirada del recepcionista, que levantó su cabeza al sentir el sonido de mis pisadas apresuradas. No quería saber si había pagado aún por aquella noche, no, ni saber en que estado habia llegado alli, era mi plan, ahora recuerdo.
Despues sali, camine, y dos calles mas abajo llegué hasta mi portal, flanqueando por dos contenedores y abrí la puerta entre tembloros y agotado. Subí los tres pisos hasta la buahardilla y por primera vez el desorden de mi refugio me parecio acogedor.