He regresado, de allende el olvido,
sabiéndome desplazado por las olas del destino
He regresado rasguñado por la vida,
y marcado como todos con el signo del despido
He vuelto de lúgubres lugares,
donde mi carne apetecida era requerida para el sacrificio
De donde no hay memoria, de donde no hay oficio
De donde la más tenue brisa no indica nada,
ni el más terrible fuego tiene algún sentido
Para decirte que haberte amado ha sido suficiente
Para que mi alma no merezca tal olvido
Se que mis huesos no quedarán en el seol
Se que mi alma no probará tal sacrificio
Se que al musitar tu nombre
Y aceptar de ti el acto extremo del amor
No seré olvidado para siempre
Y seré rescatado del dolor.