Hola viejo, hace tiempo que pienso escribirte ...
Cada vez que lees mis escritos, sonríes y meneas tu cabeza calva , y quien sabe lo que piensas pues nada dices.
Sabes, a través de los años, siempre me ha gustado escucharte cuando narras experiencias de tu juventud, de cómo conociste a mamá y de cómo eran los amores de ustedes en aquellos años.
Dentro de dos meses ya cumplen 50 años de casados y me pregunto como han hecho para estar juntos tanto tiempo. Claro que no todo ha sido color de rosas, eso lo sabes , pero también ha habido mucha comunicación entre ustedes y de eso se trata todo en la vida, comunicación.
A medida que te escribo, voy recordando cosas de nuestras vidas, como por ejemplo cuando me enseñabas a bailar tango y pasodobles. A principio mis pies apoyaban encima de tus zapatos, después aprendí a deslizarlos junto a los tuyos, como lo hemos hecho tantos años juntos al caminar por la vida.
Recuerdo que cuando yo no entendía algo de las lecciones del colegio, acudía a ti para que me enseñaras .
Tu te sentabas a mi lado y solo decías : razona y aplica la lógica. A veces me quedaba brava contigo pues yo quería que hicieras la tarea por mi, y hoy con el pasar de los años, en muchas ocasiones de mi vida, he razonado y aplicado la lógica, y sabes ... siempre tuviste la razón.
Sé que cuando yo nací, querías que fuera un varón y a lo mejor te decepcionaste por haber nacido una niña, pero después llegó mi hermano y te quedaste feliz, aunque el destino se encargó de llevarlo temprano de nuestro lado.
Así que solo quedé yo junto a mamá y a ti. Hoy, se que he hecho lo mejor que he podido para ser una buena hija y estoy segura de que lo he logrado, aún cuando te preocupa que esté sola en la vida y no aceptas cuando digo que prefiero estar sola... y que prepare el camino para el albergue de ancianos cuando llegue mi momento.
No te debes preocupar por esa decisión viejo, al final de cuentas ya mas de la mitad de mi vida la he recorrido , casi siempre sola . También creo que he hecho bien la tarea de padre y madre, aunque tu has estado a mi lado, y de alguna forma has sabido escucharme, aunque me digas.... piensa y razona.
Sabes, recuerdo allá en Angola, cuando mi hermano y yo éramos pequeños y tu nos contabas historias de tus tiempos mozos y nos hacías reír. Hoy, a pesar de los años, me sigue gustando escuchar los cuentos de tus tiempos.
Mi juventud fue muy accidentada como sabes por los problemas de la guerra que nos tocó vivir, pero siempre te tuve como el guía en medio de aquél caos, y aunque con el pasar de los años sé que no tenías todas las respuestas, fuiste capaz de mantener la calma y así hacer que nos sintiéramos seguros.
En estos días me recordaba que cuando me entregaron el cuidado de la elaboración de los dulces de Navidad y entre ellos, se debía preparar arroz con leche.
Creo que yo tenia entonces unos 10 o 12 años y encima de las bandejas de dulces, había que decorar y hacer dibujos con canela en polvo. Entonces quise que te integraras a la tradición y que fueras tu quien se encargara de decorar las bandejas y dijiste que no, que tu ibas a comer los dulces pero no querías saber de la cocina.
Hoy, me sonrío al recordar que eres el primero en decirme:
- Zete ... ¿ vamos a preparar dulcitos ?
Zete... eres el único que me ha dicho así, y ahora mas tarde te voy a preguntar por que lo haces... ya sabes que a veces las cosas están con nosotros siempre y no nos detenemos a pensar en ellas ....
Muchas veces , pensé que quizás eras duro con tu forma de decidir las cosas de la vida, pero al hacerlo has forjado de alguna forma mi fuerza para enfrentarme a las vicisitudes de mi propia vida.
Sé que no te gusta que sea demasiado buena, pero he ido aprendiendo a dejar de serlo, no por que sea malo ser buena...sino que por serlo... he sufrido demasiado.
Te prometo que jamás volveré a ser la Zete de antes, bondadosa y sin miramientos a ayudar a quien tocase mi puerta... en el futuro pensaré muchas veces antes de ayudar...ya no quiero seguir sufriendo por tender mi mano.
El día en que el médico me dijo que estabas enfermo, sentí que el mundo se derrumbaba en mis espaldas, pues jamás pensé que podrías enfrentarte a algo así.
Pensé en miles de cosas en tan solo momentos. Fue como si viera mi vida reflejada en la tuya, en la de mamá, y darme cuenta de que aunque no quiera los años han pasado para todos nosotros y ahora tu no estás bien.
Incluso pensé en tu huerto que tanto te gusta atender, en las fresas, en las flores del jardín que siempre cuidas, y pensé que yo no sé transplantar una planta de fresas, y deberé aprender para así sustituirte en este tiempo en que no podrás ocuparte de ellas, pues tengo fe que pronto volverás a ocuparte de tu jardín.
Las plantas no son las mismas sin tus manos fuertes que las cuiden, y además ellas ¡ no conocen las mías ! Deberé aprender como se siembran las lechugas, los tomates, los pepinos, vainitas, zanahorias.... que fácil es ir a buscarlas al huerto y ver todas esas plantas cargadas de frutos... y ahora no sé ni como empezar a arreglar la tierra para la nueva siembra! Pero sabes... razonaré y aplicaré la lógica!! .... bueno... será que eso se aplica también a tu huerto - jardín?!
Durante 24 horas pensé que hacer, si decirlo a mamá y a ti mismo. Creo que fueron las 24 horas mas difíciles de mi vida y sabes que fue lo que decidió que no debería ocultártelo? Tu inteligencia, razonamiento y lógica.
No iba a poder ocultarte que algo no andaba bien contigo y el por qué de tantos exámenes y los síntomas que presentas cada vez mas fuertes. Ibas a hacer preguntas y sé que odias las mentiras y que se te oculten las cosas.
Así que cuando hablé contigo y te dije que tienes un problema muy grave en la columna vertebral y deberás ser operado, nunca pensé que encajaras la noticia de la forma como lo estás haciendo, con mucha entereza y valentía.
Sin embargo, se que eres muy terco y esta mañana ya andabas refunfuñando de que no te harás la resonancia magnética... que no dejarás que te metan en esa caja oscura de nuevo... y que encima de todo has estado soñando con lo que viviste en esa resonancia magnética que no se pudo hacer por el ataque de pánico que sufriste.
Si pudiera entraría contigo en la caja como le dices, pero no puedo. Pero ya sabes que estarás del todo dormido así que no sentirás pánico ahí dentro y cuando salgas sabrás que tu compañera por 50 años y yo, estaremos afuera esperándote.
Ayer te dije :
- Viejo... dame un abrazo...
Me sonreíste y me dijiste :
- Zete ... mis brazos ya no tienen fuerzas para abrazarte...
- No importa, mi viejito querido... yo te abrazo por ti y por mi... mis brazos aún tienen fuerzas para sostenerte.
Honey
20.04.2004
Elizete (Honey): Tu papá tal vez no tiene presente que ahora la ciencia médica a avanzado muchísimo y dispone de tantísimos recursos para devolverle la salud. Si él tiene o a tenido un coche sabrá que de vez en cuando tuvo que llevarlo al mecánico. Luego le devolvían el coche en buenas condiciones. Ahora le tocó a él entrar a “reparaciones”... pero pronto saldrá en buenas condiciones. El que siempre gozó de buena salud se asusta cuando tiene que ir al médico... es lógico. Pero esta circunstancia sirve para ver que él ha hecho bien las cosas y ha sido buen padre porque tú eres la prueba. Estás pendiente de él. Le das ánimos. Lo mimas. ¡Vamos! Arriba el ánimo que esa huerta y ese jardín pronto volverán a sus manos. Joaquín