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A la conquista de Plutón

El cohete Warriorrs- ACB16 se disponía a despegar con dirección a Plutón el 20 de Junio del 2530. La tripulación estaba compuesta por Safir Blanco, el capitán, Gregory Azul, el subcapitán y Marcos Amarillo y Albertus Marrón los soldados de cabina. El día, la hora y el tiempo parecía favorable para ellos. 

Todos estaban muy contentos por visitar Plutón, pues creían que era un planeta lejano y desierto donde podrían empezar a crear una estrategia para que allí llegáramos nosotros, los seres humanos, y pudiéramos vivir allí. 

La Tierra entera estaba pendiente del lanzamiento del cohete Warriorrs-ACB16. Se produjo la cuenta atrás y se encendieron los motores. Al llegar a 0 una llama potente se encendió y poco a poco se lanzó hacía el universo atravesando la capa atmosférica que envuelve nuestro planeta. No se produjo ningún colapso, así que El capitán Blanco y la tripulación respiraron contentos y aplaudieron pensando que todo había ido fenomenal. 

Durante los días siguientes flotaron por la espesura negra sin sol y estrellas que era el universo y mientras ellos imaginaban como sería el nuevo planeta y todo lo que podrían hacer allí: plantarían árboles, crearían supermercados y parques de atracciones, pozos para sacar agua con la nueva tecnología que los humanos tenemos. Así fue como pasaban los días los cuatro especialistas del cohete Warriors-ACB16 hasta que un día Gregory Azul el subcapitán gritó:

-Chicosssssss. Poneos los cinturones. Hemos cruzado a una velocidad mayor de lo que suponíamos, ya que no nos hemos encontrado con meteoritos, ni capas estelares desconocidas y, sorprendentemente, ya tenemos a Plutón muy cerca. Protegeos para el aterrizaje. 

Marcos Amarillo y Albertus Marrón se miraron con emoción. Serían leyenda. El cohete cogió todavía más velocidad por la noche y, cuando les pareció que había una luz que indicaba el amanecer, un ruido atronador les confirmaba que debían de estar cruzando la capa terrestre de Plutón. 

Ruugggggggg, RUggggggg y Pluffffff. El cohete se paró y tocaron tierra firme. Esperaron la señal del capitán para ver qué hacían. Safir Blanco se quitó el casco y les dijo:

-Ha sido un viaje largo, pero ha merecido la pena. Sacad los relojes de oxígeno, ponéroslos en las muñecas y colocaos también el casco. Aunque tendríamos que descansar dentro de la nave, no sabemos si hay vida y prefiero inspeccionar primero.

El resto de la tripulación asintió y cuando bajaron de la nave todos abrieron la boca con cara de sorpresa. Había multitud de árboles de todos los colores, a lo lejos se veían lugares donde la gente se encontraba en el suelo encima de lo que parecían alfombras de hojas comiendo.

¿Qué hacían allí? ¿No se supone que habían venido a crear?No se percibía bien a esos seres. ¿Cómo serían? ¿Les harían daño?

Se acercaron a ellos con cautela, pero cuando se dieron cuenta alguien tocó a Gregory Azul por la espalda:

-Jkkjljkljkjljjljl. ¿?

-Perdone -contestó Gregory-. No nos haga nada. Venimos en son de paz a conocer su planeta.

El individuo que tenía la cara amarilla sacó un aparato que parecía un micrófono y se lo tendió a Gregory que repitió el mensaje acercándose el aparato. El individuo lo puso en la oreja y de repente los asustó diciendo en su idioma:

-Hola terrestres. Espero que solo vengan a conocernos, porque estamos muy a gusto aquí y no queremos parecernos a los terrícolas. Estamos muy felices y aquí no existen las guerras. 

Todos asintieron y no sabían que decir. Sonrieron y se despidieron alejándose del extraterrestre, si así lo podían llamar. Preguntaron al capitán y este les dijo:

-Chicos, hemos hecho un viaje largo, pero nos hemos equivocado. Primero porque no teníamos toda la información y aquí hay vida. Segundo, porque pensamos que nosotros veníamos a ofrecer todo lo mejor y resulta que aquí viven muy felices. Auizá tenemos que entender que la diferencia no es mala y que en cada sitio la gente vive muy a gusto con sus costumbres. Así que respetemos que sean diferentes y vayámonos a la Tierra a mejorar lo que podamos hacer allí.

El resto de la tripulación pensó que el capitán era muy sabio y tenía razón. Volvieron a la Tierra y todos los felicitaron por no haber generado ningún conflicto y haber traído nueva información sobre lo que hay en otros planetas.

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