Y ahora, vuelvo a ser nada...Puro hielo que se derrite de recuerdos. Mera lágrima que aprieta los dientes entre sus párpados para entender su hado de abandono. Abandono de aquellos mentirosos días que me llamaban para compartir amor.
Ahora sin cosas para dos que mostraran quererse me deshacía en la incomodidad de un lamento. Un lagrimeo que no habría soñado para el detalle del mañana que me seguía. Un trance en soledad, sin amor, sin ningún amor que me golpeara el pecho, el sentimiento o la esperanzada ilusión de un juego en común.
Resultaba fácil describirlo. Se trataba de dedos espinosos que desgajaban un corazón duro del cual se escurrían plasmas platinados que cegaban los sonidos latentes y aprisionaban los gritos de un papel que fuera a hojearse en el tumultuoso polo subterráneo. Dolor que se arrinconaba en cierto nudo errante.

Ninguna estación les pertenecía a aquellos amantes alejados; las calles se les escurrían por la rejilla de sus ilusiones y nada eran en el tiempo y en el espacio. Ya no podían circundar sitios con máxima simpleza.
Enlazados, pero alejadísimos a su vez como las orillas que separan un río tumultuoso y nauseabundo de ficción o realidad.
-¿Ficción o realidad?.Dígalo señora, defínase de una vez... De qué se trata esta parte de su historia?

Insistía en la mismísima duda como los mandíbulas que rumian una risotada que jamás iría a devanar. Como una gioconda enigmática, derrotada ;imagen que ya ni siquiera el tiempo dejaba reflejar en sus auténticas fauces.
Se trataba de tiempo-decían. No sé si perdido. Tampoco sé si de ilusión. Se trataba de enigmas; de una luz de vida que no tenía permitido darse a luz. De flechazos que en la noches se lanzaban en forma de humo, de un silencio ventoso y apresurado que había borrado promesas secretas estallando en las esquinas de los polvos brujos que los amarraran dulcemente.
Ninguno deseaba cerrar las persianas de sus sueños.
Ella no sabía por qué aires vagaban sus aromas y él dejaba iluminado su postigo lancinante. Ambos callaron amargamente una palabra y otra, dudándolo...Abiertamente cerrados de dolores... Batallas tan largas con explicaciones tan cortas no podían borrar todo lo que se habían maravillado.
Entonces cuando el cenit ancló a la hora de comer-en un segundo eterno-sus corazones se besaron acariciados por lenguas de dedos secretos, deslumbrados y agotados de pasión como la primera ilegalidad que los convirtió en una sola rosa, sueño principal de los amantes.

©Norah Mabel Peralta. Fecha de creación 26/08/03 09:13 P.M.