Una cruz, junto a los paraísos que bordean el camino, hace que unos pregunten y
otros relaten:
Por los pagos de San Martín de las Escobas, allá por los años veinti y tantos, tal
vez rozando los treinta, en la esquina del campo de los Genovesio, sobre el camino que
lleva a "El Danubio", había un boliche que se llamaba "Quien Diría", hoy recordado
como boliche Marchetti.
En cierta ocasión, cuentan que se encontraban los parroquianos disfrutando de
unas copas, en una tarde un poco lenta, en que el sol se movía sin prisa.
Sentado ante una mesa, muy borracho, se encontraba Clemente Cabrera,
trabajador en "changas de a caballo". Sus hermanos lo habían convencido, viendo su
estado, que le diera su facón al bolichero para que se lo guardara.
Allí estaban... el borracho hablando incoherencias y los demás bebiendo
despacio...
Al rato se apeó del sulky y penetró al lugar el ex comisario Néstor Nuñez. Así
era, ex comisario, debido a que con el cambio de política, había sido retirado del puesto.
Mientras saludaba con un:
- Buenas... -y se sentaba, sus ojos recorrieron los presentes y se detuvo un
milésimo de segundo en Cabrera, quien al verlo, hizo centellar la mirada en sus ojos
alcoholizados.
Ellos ya habían tenido una divergencia...
La conversación se generalizó y se llevó al punto de desencuentro de ambos,
aquella carrera cuadrera...
En un movimiento inesperado, se levantó de la silla el borracho esgrimiendo el
rebenque y encaró al ex comisario.
Éste se paró de un salto y se defendió, enterrando su facón en el cuerpo de
Cabrera, quien trastabilló y se desplomó en el suelo, mientras la sangre brotaba de la
herida abierta.
Un silencio denso envolvió aquel lugar...
Núñez se agachó y sacó el cuchillo de la herida. Limpió la hoja por ambos lados
en la ropa del muerto, volvió el cuchillo a la vaina que llevaba a la cintura y a paso lento
se retiró del boliche. Desató el caballo, subió al sulky despacio y partió... Rumbo al sol,
que moría entre rojos en el horizonte