Antes de empezar esta historia debo añadir que es la continuacion de Amor De Fuego , que se encuentra disponible en este mismo sitio, por lo que les sugiero para poder entender el desenlace de ambos relatos leerlos en el orden correspondiente.
Atentamente.
El Autor


AMOR DE FUEGO II

Corrió un frío estremecedor, hizo que a Carmen se le ponga la piel de gallina, hijas les dijo a las chicas, tengo un mal presentimiento. No diga nada mamá yo ando igual dijo Zobeida, y tu hijita porque te has puesto tu vestido blanco; no se, fue lo primero que encontré mamá, además debe estar por llegar mi hermana y a ella le gusta mucho este vestido; hay mi Angela tu siempre, has parecido un ángel de verdad. Y tu Lorena, ven con nosotros; mamá como yo soy la más pequeña nunca me toman en cuenta para nada, pero si ya eres una mujercita, ven mi niña, vamos a bordar todas, para que se nos vaya el tiempo rápido, y no nos desespere la espera, Graciela, tienes que estar atenta, pronto debe de llegar la servidumbre, eso es como a las seis mi patrona, ahora voy a la azotea a lavar unas cosas, y ese negro bandido nunca apareció, mejor ni que aparezca por que le doy una paliza.

Patrona llegó Manuel, dijo Graciela, a la hora que aparece. Mamá, espere, oigo más caballos, quien será, voy a ver dijo doña Carmen, ustedes no se muevan, seguramente, debe ser algún documento que traen de la oficina de su padre, como ya saben que llega esta tarde.

Manuel ¿con quién andas?, no diga nada mi patrona, ni una palabra, y tu Graciela entra con ella y no digas nada, y ese ruido de caballo ¿quienes son Manuel?, no es nada, patrona debe haberle parecido. Ya Rodrigo y los Hnos., Mendoza, habían dado la vuelta a la casa para que no los vean, Carmita debo hablar con usted, y las chicas, ven hijo, dijo Carmen inocentemente, estamos todas en la sala, Graciela ven tu también por favor, y dígame; ¿no han llegado aún el resto de los empleados?, no dijo Graciela, pero te noto muy raro Manuel, ¿qué pasa?, y los caballos que escuché, me estoy poniendo nerviosa, y se levanto enseguida; las chicas no entendían nada, Manuel pidió a Carmen que se sentará, siéntese, patrona, que no es nada, es únicamente que traje unos amigos conmigo; inmediatamente y antes de que Carmen pudiera protestar ante la altanería de Manuel; entraron Rodrigo y lo hermanos Mendoza, enmascarados a la casa, solo se escucharon los gritos desgarradores de las hermanas, y las dos adultas que estaban, pero Manuel; ¿porqué? dijo, Carmen, si tu eres como un hijo, para mí; porque no lo soy.
Rodrigo, tapó la boca de Zobeida e inmediatamente comenzó a dar rienda suelta a sus bajos instintos y comenzó a violarla, mientras que los hermanos Mendoza, amarraron a las otras mujeres, uno de ellos estaba muy borracho y violó a la hermana pequeña, los otros en la locura de los gritos, el alcohol y el acto aberrante que estaban viendo, se pusieron como locos y comenzaron a violar a todas las mujeres, Manuel por su parte abusó de Angela, quien no aguantó la pena y se desmayó; Zobeida en la pelea que tenía con Rodrigo arrancó la máscara de este quedando al descubierto ante las mujeres el verdadero mentalizador, de este horrendo crimen, Zobeida con la poca voz que le quedaba le dijo por qué compadre?, por qué?, porque te amo, y tenías que ser mía, Zobeida, perdió el conocimiento y Carmen alcanzó a gritar; Maldito, maldito, yo sabía que tu eras malo, siempre lo supe pero ten la seguridad que esto no se va a quedar así vas a morir tu y ese traidor, Carmen hizo un ademán para ponerse en pie, pero enseguida perdió el conocimiento. Se había escuchado un ruido ensordecedor, el hermano Mendoza, había disparado contra el cuerpo de Carmen, luego contra Graciela, y así, esto se había convertido en un crimen terrible en una masacre, y los planes de Rodrigo, habían salido muy mal.
Hay que borrar toda huella dijo Rodrigo ató a las hermanas Montero aún con vida, junto con el cuerpo inerte de Graciela y su madre, rociaron con gasolina los cuerpos y alrededor de la casa y prendieron fuego a todo.

Lo último que escucho Manuel, fueron los gritos de la menor de las hermanas que suplicaba; Manuel, me quemo, Manuel, sálvanos, por favor. Manuel corrió de la casa sin saber que hacer, en ese momento, toda su vida le pasó por la cabeza, lo buena que había sido Carmen con él, las bromas que las niñas le hacían, su trencito de juguete, sintió que el alma se le partía, se sentó fuera de los restos de la casa aún en llamas, y se puso a gritar de dolor.

Rodrigo y los hermanos Mendoza se fueron al pueblo, borraron todas las huellas de pelea que tenían y se fueron muy tranquilos a la cantina.

La primera en ver las llamas de la casa fue Ma. Soledad, pues ella estaba regando las plantas en el jardín, dio un grito y avisó a las personas que estaban en la casa para pedir ayuda a los bomberos.
Violeta, Violeta, prende la radio, escucha, por favor, dijo el papá de Doña Carmen, la noticia decía así, se pide ayuda a los bomberos y a la ciudadanía, pues se ha detectado fuego en la hacienda de la familia Montero y la casa está ardiendo. Violeta casi se desmaya del susto se puso un chal y salió con su marido a toda velocidad de la casa.

Cuando Violeta llegó, ya habían personas ayudando a apagar el fuego, pero había sido demasiado tarde, de la gran casona de la familia Montero solo habían quedado cenizas, Violeta buscó entre las personas a su hija y sus nietas, o a algún empleado de la casa, pero no encontró a nadie, pensó que algún vecino las había llevado a alguna casa cercana, pero nadie le daba razón, de su familia, poco a poco fueron llegando el resto de los empleados, pero no había rastro de los suyos, con la montonera de gente Violeta, no se había percatado de Manuel quien estaba acostado llorando, pero negrito dijo Violeta, que pasó, donde esta mi hija, y mis nietas, en el cielo patrona, en el cielo, ellas están muertas, patronas, yo las maté.
Violeta no supo más, porque cuando recobró el conocimiento solo escuchaba sollozos y despertó en la cama de su casa.

Violeta no sabía que hacer, nunca había sentido tanto dolor: cómo le ardía el alma, toda su vida había desaparecido; su hija, Dios por qué su hija, sus niñas, mis niñas, era algo que no se podía asimilar, y quería gritar y arañarse la cara y rasgarse la ropa, y el pecho, como aplastaba tanto por qué no puedo respirar, tampoco quiero respirar, llévame con ellas Dios, por favor no ves que no puedo. Viole mi amor, tu eres mi fortaleza, no así mi amor, no hagas eso , es que Humberto había encontrado a su mujer arrastrándose en el piso, era la primera vez que a Violeta se le notaban los años; en un segundo se convirtió en una anciana que tenía el alma desgarrada.

Mi amor tienes que ser fuerte, falta media hora para que llegue el último tren, seguramente Armando y la niña, vienen ahí, tenemos que recibirlos; pero como gritó Violeta, cómo le digo. Ven mi amor afuera está el sacerdote, el nos acompañará.

Llegó Armando con Fátima al pueblo eso de las ocho de la noche, el viaje le había parecido eterno, le pareció muy raro no ver a su esposa o a ninguna de sus hijas por ahí, pero, alcanzó a ver a doña Viole, seguramente, el resto de la familia estaría por ahí esperándolo, Te dije papá que era mejor llegar hoy, si hasta mi abuelita ha venido a recibirnos, bajemos de inmediato. Abuelita, gritó Fátima, Violeta corrió a abrazar a su nieta, pero inmediatamente, que la abrazó comenzó a llorar, pero abuela, no es para tanto, solo me voy a casar dijo Fátima, pero Armando inmediatamente, al mirar el panorama, supo que algo malo pasaba, ¿qué hacía Violeta vestida de negro?, llorando con su nieta y con un sacerdote, ¿qué pasa suegra? dígame, inmediatamente, Fátima captó la pregunta de su padre y se apartó, abue, dígame es algo que le pasó a mi mamá. Inmediatamente, el curita se acercó, dio un abrazó a Fátima y Armando al mismo tiempo, y les dijo, las personas buenas tienen que estar con Dios, en el cielo, el quiere estar rodeado de sus ángeles. ¿Que pasó padre? dígame.

Su familia está muerta hijos, fueron asaltadas y quemadas por maleantes; de su casa y su familia sólo quedan cenizas y el recuerdo que sus corazones y sus mentes puedan guardar.

La gente comenzó a venir a darle el pésame, ellos no podían entender de que le hablaba la gente, ellos solo querían llegar a su casa, Armando a abrazar a su mujer y sus hijas, Fátima, quería ver a su madre. Qué es esto Dios?, di que todos están bromeando por favor; en eso su fiel ayudante y secretario se acerco corriendo donde estaba la familia, y lo abrazó, y se puso a llorar, Ellas eran tan buenas, don Armando, yo se cómo se ha de sentir, lo siento, Y se dirigió a Fátima y la abrazó y le dijo Fátima, yo se que ellas, te estarían esperando con ansías, lo siento. No se ha salvado nadie, solamente el negro.

Armando sintió que se iba a desmayar, Fátima por su parte, se tiró al suelo y grito desgarradoramente, echándose la culpa de todo: fue mi culpa, mi padre nunca se ha separado de mi madre, si no fuera por mí ellas estuvieran vivas, es mi culpa Dios, y gritó durante mucho tiempo, mientras era llevada en la carroza a las ruinas de su casa.
Armando no pudo decir palabra, en su interior lo que quería era encontrar a Manuel para matarlo. Cuando llegó a su casa no pudo resistir más, se echó a llorar y a llamar a su mujer y a sus hijas, era verdaderamente, un cuadro desgarrador, todo aquel que había visto a este hombre siempre fuerte, convertirse en un niño desenterrando escombros y entre gritos y llantos llamar a su mujer y a sus niñas, verdaderamente que partía el corazón. Armando no lo podía soportar, fue desenterrando escombros y encontró una mano, era la de su mujer, pues tenía el anillo de matrimonio, encontró un trozo de tela del vestido blanco de Angela, y así fueron uniendo escombros para poder enterrar toda su vida. Enterrar su vida; cómo lo iba a hacer?, como iba a vivir sin su mujer, si el estar lejos de ella un día le había dolido tanto. Cómo podía asimilar esto, Armando, estaba seguro que el no iba a vivir mucho, sin sus hijas y su mujer que sentido tenía ya su vida, Qué era el ? sin familia no no lo iba a asimilar.

Llamaron a los peritos más importantes del país para que investiguen las muertes, a Armando no le importó gastarse una fortuna en investigación, pero en realidad, la mayor parte de las evidencias estaban quemadas, lo único que se podía tratar de hacer era recoger los restos desordenados para darles cristiana sepultura y armar las tumbas con los nombres de cada una de las mujeres que habían sido su vida, para tener un sitio donde llorar a cada una de ellas.

Manuel al saber que Armando venía corrió desesperadamente, y se fue a la cantina a encontrarse con Rodrigo y lo hermanos Mendoza, Rodrigo cuando lo vio llegar le pidió que se aleje que iban a sospechar, le dio dinero para que se vaya a una posada se bañe que luego el lo buscaría.

Después del entierro de su familia, el más penoso hacía mucho tiempo que el pueblo había tenido, porque era una familia muy estimada y nadie podía entender el motivo para que una tragedia así hubiera pasado. Armando buscó a Manuel desesperadamente, pues Violeta le contó lo que le había dicho el día de la tragedia y le parecía muy raro que no se hubiera aparecido en el funeral.
Armando pidió a la policía que le ayuden a investigar que había sido la causa del incendio fatal y que le ayuden a encontrar a Manuel, que no fue difícil puesto que todo el mundo lo había visto entrar a la cantina.
Manuel que sabes tú de cómo pasaron las cosas dijo Armando; patrón no se nada dijo con cinismo, Armando con una fuerza tremenda dio una bofetada a Manuel que le hizo sangrar la nariz. Manuel reaccionó y dijo, “fui, yo”.

Había una indignación tal en todo el pueblo que la gente comenzó a amontonarse alrededor de Armando y Manuel, y mientras Manuel relataba todas las barbaries que habían cometido, alguien le pasó una navaja a Armando y dijo, empiece por las patas, mi señor, pues este no le llega ni a sus pies, y luego apareció alguien con un cuchillo diciendo, continúe con la lengua patrón para que no tenga más que decir, y mientras Armando cortaba pedacito a pedacito a Manuel, a este le pasaba una película de su vida, la que iba perdiendo poco a poco conforme se desangraba, hasta que tuvieron que recoger únicamente trozos de carnes, que luego fueron tirado en el basurero , para que no quede rastro de nada. No se merecía ni siquiera una tumba, ya que la única persona que podía sentir algo por él, o llorar por el ya estaba muerta.

Nunca en la historia del pueblo se ha visto un entierro tan emotivo, y tan lleno de gente, es que habían personas de toda clase social, desde Ministros y banqueros, hasta peones y betuneros.
La verdad que fue un duelo general, se sentía un ambiente tan triste, había tanta gente lastimada, tanta gente molesta por la seguridad de sus casas, es que se había perdido el respeto. Que pasaría luego si se dejara este crimen en la impunidad?. No señor esto no se podía permitir, el pueblo se caracterizaba por tranquilo más no por tener maleantes. Todo el mundo quería justicia, y eso era lo que iban a hacer, la ciudadanía ya había puesto precio a la cabeza de los malhechores, ellos ya sabían como iban a hacer renacer nuevamente la paz.

Para el novio de Zobeida no había explicación, como éste hombre casado, se había fijado en su novia; ella era tan buena, nunca hubiera dado pie a una insinuación, su propio compadre, era algo que no podía creer, su sufrimiento era tal que Esteban quería que lo entierren junto a los restos de Zobeida. Era un cuadro tan triste, saber que Esteban había envuelto los restos recogidos de Zobeida, y los envolvió en su vestido de novia, el vestido que hubiera lucido el día tan ansiado, el día de su boda, cuantas ilusiones se enterraban envueltos en esas telas; que dolor.

Para esto Rodrigo y los hermanos Mendoza, estaban enterados de la suerte que corrió Manuel, así que este se fue a su casa junto con sus compinches a recoger dinero y ropa para largarse lejos, pero fue demasiado tarde. En la sala de su casa se encontraba Armando con mucha gente que quería justicia; su propia esposa María Soledad, había abierto las puertas de su casa; no le cabía en la cabeza que un crimen tan horrendo haya sido planificado por el amor de su vida, por el padre de sus hijos. Era algo que nunca lo iba a perdonar, y es que ella fue la persona que se dio cuenta de lo que ocurría en la familia vecina: no, era algo que nunca se lo iba a perdonar. Ella era una buena mujer, muy cristiana pero muy terminante al tomar decisiones, inmediatamente, había sacado a sus hijos a casa de sus padres para que no se den cuenta de lo que estaba ocurriendo a su alrededor.

Nunca María Soledad había visto esa cara de angustia en Rodrigo, al encontrase frente a frente con Armando, y de los hermanos Mendoza ni que se diga ellos no entendían nada, pues siempre estaban borrachos, pensaron que volverían nuevamente a salir de la cárcel, no sabían lo que les esperaba.
Armando fue el primero en hablar, ya que Rodrigo quedó tan pasmado del susto que sus mejillas cambiaron de color y no pudo decir ni A.
Señores dijo Armando a sus muchos acompañantes, hagamos lo que tenemos que hacer, dicho esto Rodrigo únicamente sintió correr sangre alrededor de sus mejillas, pues el secretario de Armando había dado a este un cachazo con su revolver y cuando quiso reaccionar, ya era demasiado tarde, ya lo habían atado junto a sus cómplices a una carreta halada por 6 caballos, y los arrastraron vivos por todo el pueblo.
Oh que dolor tan grande, Ma. Soledad no puso resistencia que se lleven a su marido, las lagrimas rodaban por sus mejillas sentía que iba a morir de tristeza, cerró sus ojos y rogó al señor por el alma de éste, era lo único que podía hacer por el hombre que amaba.
Rodrigo, sabía que le quedaban pocos momentos de vida pues era arrastrado con tal fuerza, golpeado por hombres y mujeres, sentía como le escupían a la cara, cuántas cosas le gritaban, cuantas maldiciones recibía, qué dolor, como le ardía la piel, cómo le dolía todo, servía de algo arrepentirse ahora, pensando en sus hijos y su fiel esposa, en lo triste que estaría, en todo lo que la hizo sufrir siempre, poco a poco, se le fue apagando la vida. Cuando terminaron el recorrido, solamente quedaban pedazos de carnes regados en las calles de todo el pueblo como muestra del castigo que pueden recibir los bárbaros cuando se cometen delitos de este tipo, y que duras pueden ser las personas para impartir los castigos y hacer justicia. ¿Pero esto era justo?

Los días pasaron lentos para Fátima y Armando, es que era tanta la tristeza de ambos que en estos días estaban refugiados en la casa de Violeta, mientras reconstruían su casa, como pudiera tenerla exactamente como era antes, con su mujer e hijas. Papá cuánto extraño a mi madre, cuánta falta me ha hecho todo este tiempo, ni siquiera mi matrimonio me ha podido quitar tanta tristeza, si hija, gracias a Dios nos tenemos el uno al otro; si papá yo te quiero mucho, cuente conmigo para todo; si hijita, dijo Armando y dio un beso en la frente a su hija, que ya estaba en el segundo mes de embarazo. Ahora vete a acostar no debes agitarte tanto ya que pensar en tu madre siempre te pone triste; si papá, voy a cuidarme por mi hijo y por ti. Ojalá ya puedas tener el varoncito que tanto has deseado, o la niña mi hijita; la vida que llevé con ustedes me enseño que el ser padre, de una hija es lo más maravilloso que hay en la tierra, porque el lazo padre hija, es la representación más pura que hay del amor, una mueca de tristeza reflejó el dolor de Armando.

Y diciendo estas palabras se alejó de la habitación con el sabor amargo de la tristeza, añorando solamente el día de su muerte, rogándole a Dios que se lo lleve pronto y manteniéndose vivo únicamente por los recuerdos.

FIN.