Abel nos está hablando hoy.

Personajes Bíblicos: Hombres y mujeres de fé. (8)

Abel, el segundo hijo de Adán nos está hablando hoy día. ¿Podemos oírlo?.  -“¿Cómo es posible si murió hace muchísimo tiempo?”, quizás piense usted. Y es verdad, sus restos se convirtieron en polvo hace casi seis mil años. Además, la Biblia nos explica que los muertos “no tienen conciencia de nada en absoluto”, como lo expresa Eclesiastés capitulo 9, versículos 5 y 10, es decir, que los muertos no estan consciente de nada, su mente ya no trabaja, ni funciona para nada. Y no solo eso: en las Escrituras no aparece ni una sola palabra pronunciada por Abel. ¿Cómo puede entonces hablarnos?.

Inspirado por Dios, el apóstol Pablo dijo sobre Abel, en la cita de Hebreos 11:4, “Por (medio de) ella, aunque murió, todavía habla”. ¿Por medio de qué sigue hablando?. Por medio de su fe. Abel fue el primer ser humano que cultivó esa hermosa cualidad. Tuvo una fe tán firme y profunda que su ejemplo ha logrado superar la prueba del tiempo y continúa vivo hasta nuestros días. Si nos esforzamos por imitarlo, será como si Abel realmente nos estruviera hablando.

Abel, llegó a ser pastor de ovejas, y su hermano Caín, el primer hijo de Adán y Eva, agricultor. En la Biblia tambien se nos dá el detalle de que tuvieron más hijos e hijas aunque no se mencionan por nombre, de estas “hijas” llegaron a tener ambos hermanos, sus propias esposas. (Puedes leerlo en Genesis 5:1 al 4). Al cabo de algún tiempo no específico, ambos hermanos presentaron una ofrenda a Dios. Cada uno llevó algo de lo que tenía, Abel, de los primogénitos del rebaño, Caín, de los frutos del suelo. (Genesis 4:3,4). Ambos creían en Dios. Al ir creciendo los dos muchachos, Adán seguramente les enseñó a efectuar los trabajos necesarios para alimentar y cuidar a la familia.  Pero Abel hizo mucho mas importante: con los años fue cultivando fe, esa hermosa cualidad sobre la que tiempo después escribió el apóstol Pablo. Es muy posible que su fe se asentara en solidas bases o razones que pasamos a analizar.

Es cierto que Dios había pronunciado una maldición contra el suelo, el cual produciría espinos y cardos y seria muy difícil de cultivar. Aun asi, la tierra daba con generosidad  lo suficiente para el sustento de la famila de Abel. Por otra parte  habia muchos otros elementos de la naturaleza que Jehová Dios no maldijo como las aves, los peces, y demás animales, o las montañas, los lagos, los ríos y los mares, tampoco el cielo, las nubes, el Sol, la Luna y las estrellas. Donde quiera que Abel miraba, veía prueba del  profundo amor y la inmensa sabiduría y bondad de Jehová, el Creador de todas las cosas. De ahí que en Romanos 1:20 leemos ; “Porque las cualidades invisibles de él se ven claramente desde la creación del mundo en adelante, porque se perciben por las cosas hechas, hasta su poder sempiterno y Divinidad, de modo que ellos son inexcusables”. Sin duda alguna, cada vez que meditaba agradecido en la creacion y las cualidades de Dios, su fe se fortalecía.

Adán y Eva tuvieron que haberles contado lo que les había ocurrido en el jardín de Edén. Ellos eran perfectos, con esperanza de vivir eternamente si les resultaban fieles a Dios, pero cometieron el gravísimo error al ser desobedientes a Dios. Por escuchar las falsas promesas que Satanás el Diablo les hizo por medio de una serpiente y comer del árbol prohibido, fueron echados del paraíso y su vida se les hizo muy dificil. Así que Abel tenia mucho en que meditar. Se daba cuenta de que la tierra producía espinos y cardos y era bien fuerte el trabajar la tierra. Tambien, en los embarazos de su madre, sabía del dolor que ella tuvo que sufrir para a dar a luz a sus hijos en los partos. Así mismo Dios previó que Eva sentiría una necesidad desequilibrada de recibir la atencion y el amor de su esposo y que Adán, por su parte, la dominaría. Y no hay duda de que Abel presenció, en más de una ocasión, esta lamentable realidad. Por lo tanto, disponía de buenas razones para tener fe de que lo que prometía Jehová Dios, se cumpliría, se llevaba a cabo.

Otro asunto de valor que fortalecía la fe de Abel era que cuando sus padres fueron explulsados del jardín de Eden, Jehová aseguró que ni ellos ni ninguno de sus descendientes pudieran entrar en aquel paraíso. Para vigilar la entrada, apostó allí a unos querubines, ángeles de muy alto rango, además de “la hoja llameante de una espada” que giraba contínuamente. –Puedes leer en tu Biblia Genesis 3:24-. No hay duda que Abel, desde niño estaría fascinado mirando la impresionate apariencia de esos angels que reflejaban un inmenso poder y eso siin mencionar la espada que echaba llamas y giraba sin cesar, !que inpresionante le resultaria toda esta vision!. Los querubines estaban allí apostados día y noche, sin cansarse, por años, por décadas, aquellas inteligentes y poderosas ciraturas se mantuvieron en su lugar. De seguro el pudo notar que Dios tenía siervos que le obedecían con fidelidad y constancia. Estos ángeles eran un ejemplo para él de lealtad y obedicencia a Jehová.

Al meditar en la creación, en las cualidades de Dios, así como en las promesas divinas que se cumplían y en el ejemplo de los leales ángeles, Abel consiguió que su fe creciera cada vez más. En cierto sentido, es como si nos estuviera hablando. Para los jóvenes, su ejemplo también encierra una animadora leccion: pueden estar seguros, de que sin importar lo que haga su familia, pueden llegar a tener verdadera fe en Jehová.

Pero, ¿que podría darle un simple ser humano al Creador del Universo?. Dios no necesita regalos ni ayuda de ningún hombre. Sin embargo, Abel llegó a comprender una gran verdad: si le ofrecía a Dios lo mejor que tenía y con el motivo apropiado, su amoroso Padre lo aceptaría con gusto. Abel decidió ofrecerle a Dios algunas ovejas primogénitas, las primeras crías, de su rebaño. Por su parte, Caín también esperaba conseguir la bendicion y favor de Dios y por eso preparó una ofrenda con algunos productos de su chosecha. Pero su motrivación no era la correcta y la diferencia fué obvia cuando presentaron sus regalos ante Dios. Tal vez utilizaron altares y fuego para hacer sus ofrendas, y quizás fueron realizadas a la vista de los querubines, que en aquel tiempo eran los únicos representantes de Dios en la Tierra. El relato bíblico de Genesis 4:4, nos dice que Dios “miraba con favor a Abel y su ofrenda”. Sin embargo, la de Caín fue rechazada. Esto nos demuestra que no debemos de adorar a Dios a la forma de que nosotros pensemos o querramos adorarlo sino, a la forma y manera que Dios aprueba.

Al sacrificar unos corderos, Abel estaba ofreciendo la vida de aquellos animales y derramando su valiosa sangre. Pero, ¿era consciente de lo mucho que significaba esa clase de sacrificio?. Siglos despues, Dios estableció que se usara el sacrificio de un cordero sano, sin defectos, éste representaría el sacrifício de su propio Hijo perfecto, “el Cordero de Dios”, quien derramaría su sangre inocente por la humanidad. –Lea Juan 1:29 y Exodo 12:5 al 7-. Aunque es obvio que Abel desconocía todos estos detalles, sí es posible que comprendiera hasta cierto grado el valor que tenía la sangre de un ser vivo. Una cosa sí es segura: ofreció lo mejor que tenía. Jehová Dios no solo aprobó la ofrenda, sino también al hombre que la presentó, pues se la dio motivado por el amor que sentía y la fe que había depositado en él.

Así es como Abel, por medio de su fe, “aunque murió, todavía habla”.  Seamos pues, imitadores de Abel y que siempre todos nuestros sacrificios y motivaciones que sean correctas para la adoracion de Dios, a la forma que a Dios le agrada, el Creador de cielos y tierra y todo cuanto hay en ellos.

Y lea la Biblia diariamente,…!