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Categoría: Mitológicos

Acorralar a los hipogrifos

El clan vió unas águilas a lo lejos volar, y el deseo de la libertad recorrió cada centímetro de su cuerpo. El viento portaba el graznido de un águila gigante hasta los oídos de los hombres, que miraban hacia la lejanía en busca de aquella criatura mitológica: el hipogrifo. Ellos poblaban las cumbres de aquellas imponentes montañas. En las mañanas nubladas alzaban el vuelo; eran los portadores de la libertad, los guardianes de esa sensación; pero los hombres, día y noche intentaban arrebatarsela.

Aquel día, el grupo de caza fué hacia las montañas. Eran tres; cuando vieron la figura de un caballo dibujada en la niebla, dos cogieron sus hondas y uno las lanzas. El hipogrifo era una criatura bastante débil, a no ser por su pico, sus garras, y su gran tamaño. El hipogrifo es una criatura mitológica con mitad cuerpo de caballo, mitad de águila, y unas espléndidas alas de unos dos metros. Su parte débil eran las alas y el lomo.
Como había niebla, el grupo se las pudo arreglar para acorradar a un hipogrifo, que pastaba desprevenidamente; los hombres estaban algo sorprendidos: los hipogrifos son extremadamente inteligentes, y tienen la vista tan desarrollada que ven igual que el día por la noche, tanto cuando hay niebla. Su olfato no les ayuda, pero su oido capta el crujido de una rama a un kilometro. El hipogrifo se dió cuenta de la presencia de los hombres, y les sonrió maliciosamente: había una acorralada. Pero no de parte de los hombres. Estos se dieron la vuelta. Decenas de hipogrifos se apiñaban alrededor de ellos, con mirada furiosa. Y empezó la batalla: las águilas se lanzaron a los hombres, repartiendo picotazos. Sus garras los cogían, lanzandolos hacia todas direcciones. Un hipogrifo cogió a Khoard-khan, el mejor cazador, y se perdió con el en el cielo. Después de unos segundos, la criatura lo soltó, dejando que cayera desde al menos cien metros. Los cazadores no sabían que hacer, pero uno de ellos, Shand-dryne, con su honda, hizo que un hipogrifo en pleno vuelo virara violentamente, cayendo sobre Khoard-Khan. Este lo sacudió, pero estaba a unos diez metros del suelo, así que el cazador no se hizo tanto daño al caer. Los hombres habían herido a la mayoría de ellos, que no podían volar, pero, la hembra que dirigía el grupo, especialmente grande, hechó a volar. Los hombres la persiguieron, pero llegaron a un barranco, y no pudieron avanzar más. Pero, Khoard-Khan y Shan-dryne, sabían como manejar a los hipogrifos y cabalgando en dos de ellos, persiguieron por los cielos a la gran hipogrifo dominante. Tan solo bastaba con presionar bajo la nuca de las águilas para que se volvieran dóciles. Por primera vez, los dos cazadores experimentaron el sentimiento que las águilas custodiaban. El viento sacudió sus cabellos, y la brisa acarició su cara. La valentía se apoderó de los dos, que alcanzaron a el gran águila. Intentaron saltar de un hipogrifo a otro, pero era imposible manejar a la hembra. Shan-dryne, con su honda, hirió al gran ave, que se paro de seco en el aire, sin dejar de agitar sus alas. Tras unos cinco segundos en este estado, dejo de mover las alas y bajó en picado. Los hombres también guiaron a sus águilas para que siguieran a la gran hipogrifo. Pero solo se trataba de una estratagema que el águila había pensado para despistar a los hombres: una piedra no iba a herirla. Ascendió con un majestuoso movimiento, pero, Khoard-Khan, con sus reflejos, se puso de pie su hipogrifo y le clavó la lanza en el ala. Esta vez el águila si que forcejeó, y cayó; pero Khoard-Khan, al ponerse de pie, dejó dde manejar al hipogrifo sobre el que iba, que hechó a volar, tirando al cazador. Pero Shan-dryne salvó al joven.

Con el hipogrifo de Shan-Dryne, bajaron hasta el poblado, donde les esperaban toda la gente alabandoles. Los cazadores ya habían vuelto, persiguiéndoles desde la lejanía. La hembra hipogrifo estaba en el suelo. El águila que había llevado a Shan-dryne y a Khoard-Khan hasta el suelo, fue liberada, para que siguiera custodiando aquella sensación, que ya habían experimentado los cazadores. Y la hembra, a la que llamaron Vhoxlankhaal. ("vuela libre"); le ataron un collar de piel al cuello, de forma que siempre fue leal y fiel al clan, que la trató como una más del poblado.
Datos del Cuento
  • Autor: Alana
  • Código: 7430
  • Fecha: 29-02-2004
  • Categoría: Mitológicos
  • Media: 5.18
  • Votos: 79
  • Envios: 3
  • Lecturas: 4077
  • Valoración:
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