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Categoría: Educativos

Al final del camino...

- Me gusta como eres, siempre sonriendo, tienes la vida llena, los ojos llenos, la mirada con ese punto infantil que...atrapa.
- Calla, déjalo, no sigas, de verdad, supongo que soy así, tan así que hago gracia, mejor no sigas, no creo en ello.

- Tanto recelo siempre... debieron de hacerte daño, (me dice entonces exponiendo sus ojos en los míos).
- Sí.
- No ven lo que yo veo.
- ¿qué ves?.
- Te veo a ti, esos ojos... tan alegre...
- Todos ven siempre en mi lo mismo.
- Estoy seguro de que nadie te dijo nunca nada así solo mirándote, sin hacer luego nada más.
- Te noto seguro de ti mismo, eso está bien pero si no saltas por encima de las personas, a veces la vanidad da grandes saltos, te puedes caer.
- A mi solo me gustaría caer sobre ti... (sonríe).
- ¿No le tienes miedo a nada?
- A tu boca.
- Ya veo, no te gusta lo que digo, tratas de decirme que hablo demasiado, no?
- No, no, que va! le tengo miedo a tu boca, por tus labios, son tan dulces... deben de saber...
- (Sonrío). ¿Tomamos una última copa?, ya se hace de noche y debemos regresar.
- Brindemos entonces, ¿porqué quieres brindar?
- Por las noches que nos esperan juntos.
- Lamento desilusionarte pero esta va a ser la primera y la última.
- No seas tan mala... ¿no te has divertido?.
- Lo he pasado muy bien, pero creo que no quiero ya más conquistadores duros en mi vida.
- Yo soy conquistador, lo reconozco, pero no soy duro, no puedo evitarlo, ¡me encantan las mujeres! pero uno se cansa de ser siempre lo mismo, mi última historia ha salido mal, todas las mujeres me véis igual.
- (Le interrumpo). No generalices, yo no te veo de ninguna forma, casi ni te conozco.
- Bueno, me refiero a que me gustaría cambiar algo en mi vida, ya es hora de sentar la cabeza...
- Ja, ja, ja. (Me río, no puedo evitarlo, me río) ¿no hay ningún hombre en esta vida más auténtico, más espontáneo?, pregunto divertida, ¿puedo hacerte una pregunta?, añado sin darle un respiro. ¿A cuantas les has dicho la misma frase en este lugar?
- Me mira, me interroga con la mirada, no encuentra respuesta... responde sonriendo, vencido:
- A... muchas.
- Vaya, al menos eres sincero ¿Y con todas funcionó?
- Sí.
- Entonces siguiendo las estadísticas... tendrá que funcionar conmigo, ¿no?
- ¿No le tienes miedo a nadie? (me pregunta desafiante)
- Solo a quienes le tienen miedo a todo.
- Nunca te dejas llevar, cierras los ojos y te dejas llevar?
- Alguna vez lo he hecho, solo cuando confío...
- Y ¿no confías en mi?
- Sí, no lo mereces, pero confío.

Se le encienden los ojos, me sonríe, casi vibra de emoción pensando, imaginando...
- Confía en mi, yo solo quiero estar contigo, que me quieras...
- Pero hay un problema, le digo, yo no soy mujer de una noche...

Se para, introspecciona mis gestos, se aturde, acierta a decir:
- Ya lo sé.
- Solo lo advierto, me gusta dejar las cosas claras, como bien dijiste lo he pasado mal, no quiero más tonterías.
- Lo sé, lo sé, me dice mientras hunde sus labios en los míos.

Pasa un tiempo de meses, un largo tiempo en mi vida...

Una tarde salimos a dar un paseo, las cosas estaban ya claras en mi corazón:
- Ahh, qué bien estoy, me dice abrazándome, como hipnotizado.
- Tengo ya ganas de llegar al puerto y...
- ¿Y?
- No te tenses otra vez, solo quiero llegar al puerto, tomar otra copa, estar contigo.
- Pero yo no quiero ni tomar una copa ni estar más contigo, ni más besitos ¿entendiste?
- Tan dulce y tan dura, eso me gusta, ¿no me vas a dar una oportunidad?
- Sí, en eso tienes razón, tienes una oportunidad, una sola oportunidad... pero esta vez para hacer las cosas bien.

Sonríe de nuevo pero indeciso, la batalla dialéctica iniciada le aturde, añade con un punto de ironía:
- No te preocupes yo siempre lo hago todo bien, (se ríe)
- Lo dudo, no se puede hacer bien lo que no piensas que está mal hecho.

Se para de nuevo, me mira de nuevo, acierta a decir:
- Me desconciertas, no sé porqué, me desconciertas. Me gustaría pasar esta noche contigo...
- Pues lamento contradecirte pero eso ya no va a ser posible... nunca más.
- ¿nunca?, me dice sorprendido, ¿porqué?, añade a modo de protexta.
- Pues porque has vuelto con tu novia y ni me lo habías dicho.
- eh, ¿porqué dices eso? dice con dudoso acento de culpabilidad.
- Reconozco esa mirada, esa conquista, es fácil adivinar cuando alguien solo te encandila, cuando invade tu espacio, cuando te liga, cuando te retiene y cuando te suelta... cuando lo amarra todo y cuando te sobrelleva las palabras porque no te necesita... Y además... volviendo a la realidad, una amiga tuya me lo ha dicho, añado con firmeza.
- Bueno, creía que ya lo sabías y que no te importaba... Aunque en realidad eso no es un impedimiento para mi, a ella... no le importa, lo hemos dejado otras veces, yo he estado ya con otras mujeres, ella se lo imagina, probablemente hace lo mismo pero yo no quiero saberlo, no le pregunto, siempre volvemos juntos, sobre todo lo hacemos por nuestras familias, pero nos falta algo, nos sobrellevamos y nos tenemos cariño, es solo que ahora prefiero estar contigo y el resto no importa.
- Te equivocas yo soy diferente, a mi sí me importa.

Entonces mirándome, tratando de buscar respuesta, esa idea mágica que me convenza me dice:
- no te entiendo... te digo que quiero estar contigo... eso ¿no es suficiente para ti? quien sabe quizá mañana me dé cuenta de algo...
Y yo, muy digna, muy reposada... en realidad, muy convencida, simplemente le digo:
- Una vez te dije que yo no soy mujer de una noche y lo cumplí, pero tú... metiéndote en la cama de otras, teniendo novia... tal vez no tengas más valor que ser hombre de una sola noche... para mi. No quiero que me hagan más daño.
- Yo jamás te haría daño, me dice con rotundidad en sus ojos.
- Yo jamás te dejaría que me lo hicieras, le rebato con rotundidad.
-Ccompréndelo no es todo tan sencillo, me pones en un problema, yo no sé... yo solo quiero estar contigo y olvidar el resto, cuando estoy contigo no quiero pensar en nada más, solo vivir el momento...
- Ya me conozco esas frases, no lo intentes más, es mejor que nos digamos adios y todo quede así como un bonito recuerdo.
- Podemos ser amigos??? me sorprende entonces en un intento desesperado de no apartarse de mi. ¿Podemos ser amigos???

Y entonces la batalla dialéctica se derrumbó, yo no quise reconocerlo pero todo se me derrumbó por dentro, mis ojos se empaparon de lágrimas que no caían, en realidad sabía bien qué siendo amigo quizá buscaba otra manera de estar cerca de mi, pero mis ojos se llenaron de lágrimas y haciendo un esfuerzo increible le dije: déjalo, es mejor que te vayas.

Nos dimos un beso y en silencio nos despedimos...


PASARON DOS SEMANAS
Una llamada de teléfono. Era él...
- Mira sé que a lo mejor me mandas a tomar por..., pero es que lo he estado pensando y yo... he decidido que quiero ser tu amigo, me gusta estar contigo, no te engaño, de veras, bueno, a decir verdad me encantaría estar siempre contigo haciéndolo, (se ríe) sería genial pero lo que no puede ser, no puede ser y no sé si puedes entenderlo!!, hay que ser positivos!, yo no quiero perderte, eso lo tengo clarísimo, he decidido que no quiero perderte!, me das tanta confianza y libertad para ser yo mismo, me siento genial cuando estoy contigo...¿somos amigos?
Calla, por favor, no sé, me estás recordando tanto... tú ¿estás seguro de lo que dices?
A la mierda el sexo!!... aunque no te quieras acostar conmigo... quiero ser tu amigo, eres una buena persona, con esa actitud ante la vida tan... generosa, es dificil encontrar personas como tú. ¿somos amigos?, dime ¿quieres? ¿somos amigos???

SILENCIO, UN SILENCIO DE OJOS ENRRAMADOS QUE NADIE PODÍA VER
-Lo somos, somos amigos, gracias...
-gracias, porqué, mujer?
-Solo gracias, vale?
-De acuerdo, no digamos más, quedamos este fin de semana?, el sábado antes de irme tengo un ratito.
-Sí, nos vemos, claro, ya hablamos, chao, amigo.

A los pocos días nos encontramos:

Nada más llegar, nos abrazamos, un fuerte abrazo que lo decía todo.
No me importaba si todo era un truco para intentar tener algo conmigo más veces, no me importaba si buscaba estrecharme por última vez en sus brazos, no me importaba saberme débil ante él en ese momento ya me mostraría fuerte llegada la oportunidad, pues quien está convencida de lo que siente no teme imprevistos de los que no sepa salir, me abracé, y él me abrazó fuerte, y en sus ojos solo había limpieza de actitud, fue sorprendente verlo así!!, nos besamos, charlamos, reimos, soñamos, nos vacilamos, hablamos serio y de nuevo reimos. Por un momento, algo se cruzò en mi mente, una inquietud, un mal recuerdo. Y si se enteraran de algo tus amigos?, le dije con inquietud, no quiero que tengas problemas con tu novia, no tiene sentido. Entonces él con gesto tranquilo y firme me dijo: tranquila, son mis amigos, si algún día se enteran lo entenderían, ellos me respetan, son todos buenos amigos. Ya, le dije yo, sin querer escuchar unas sabidas palabras, pero... ¿me respetarían a mi?. Mi voz he de decir que salió directa pero con tristeza no podía evitarlo tal vez esa pregunta llevaba para mi muchos años sin respuesta, tal vez no tenía que hacérsela a él pero no pude evitarlo. El me miró como intentando entender lo que realmente le preguntaba, pero yo bajé la mirada no sé muy bien porqué y tras unos momentos sin pensarlo más me dijo de forma contundente: por supuesto! y si no te respetan tú dímelo y dejan de ser mis amigos ipso facto, si no te respetaran... está claro que no serían mis amigos. De todas formas, añadió como si recordara algo, si con nuestra común amiga tuvieras algún problema, tú dímelo, no quiero que te sientas mal por mi, eso no me gustaría, quisiera saberlo.

Algo vibró en mi pecho, sin entender bien porqué le miré y simplemente dije con voz entregada, ay, cielo, porqué no me dejó la vida conocerte mucho antes?? El se río, siempre se ríe cuando hablo conmigo misma, dice que le hace gracia que hable conmigo misma como si no hubiera nadie delante, sabe que no es una pregunta para contestar, solo algo espontaneo que me sale por confianza por eso se ríe. Luego empecé a preguntarle sobre sus nuevos proyectos, él me preguntó por los mios y un ratito más seguimos hablando.

Y finalmente nos despedimos sin más, sin buscarnos ni por debajo de la mesa ni por debajo de nuestra vidas y salió de la puerta de aquel bar, sin salirse de mi corazón.

Hoy en día...al final de este camino... es un buen amigo.

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Seguramente sea dificil hasta de creer, pero ahí sigue con su novia, con sus historias aparte y con mi amistad para quien no crea que eso puede darse entre personas que se han querido bien. Todo el mundo sospecha que algo hubo entre nosotros pero él tenía razón: nadie intenta nada... tiene buenos amigos.

Muchas veces me he preguntado porqué tuve qué conocerle, porqué tuve que revivir unos instantes tan extremadamente parecidos, circunstancias y amigos. Porqué todo tuvo que ser tan extrañamente repetitivo.

Y hace poco leí una frase que me dio la respuesta. Decía un escritor y filósofo español llamado George Santayana: "Quien olvida su historia está condenado a repetirla".

Por eso escribo esto, yo no quiero olvidar mi historia, mi historia forma parte de mi, yo no quiero olvidarme de mi. La vida nos da muchas oportunidades para hacer las cosas mal y tan solo UNA para hacerlas bien.

Tienes una oportunidad ahora, cuando leas esto, de entender algo, de enfrentarte a algo, tal vez de esforzarte en algo, la vida no es fácil para nadie, por favor no conviertas tu presente en la resaca de tu pasado, tan solo... haz las cosas bien!!!
Datos del Cuento
  • Categoría: Educativos
  • Media: 5.38
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