¿Quién eres tú? – Preguntó el niño
¿Debo responderte? – dijo desconocido que llegó a buscarlo.
¿Mamá siempre le dice a mi hermano que no hable con extraños?, y si no me dices quien eres entonces no podré seguir conversando contigo – respondió el niño –
Sólo vine a recogerte, seré tu compañero mientras dure el viaje. – Respondió el desconocido.
Bueno por lo menos puedes decirme quien eres – volvió a insistir el niño.
Pero si no quiero irme, además estoy seguro aquí, estoy en casa. Y no veo la razón de viajar puesto que, no hemos hablado de vacaciones y viajes.
¿Supongo que no entiendes aun lo que sucede no? – dijo el ser mientras se sentaba a su lado y le ponía el brazo en el hombro.
¿Tienes frío?, creo que si no te abrigas te enfermarás – dijo el niño
Estoy acostumbrado a las enfermedades, algunas veces soy portador de alguna, no es mi intención hacerlo, pero supongo es mi destino. – dijo el ser mientras suspiraba – no soy malvado, pero estoy designado a hacerlo.
Entonces puedes cambiar de oficio – dijo el niño
Podría hacerlo, si. Pero es lo único que sé hacer. – Dijo el ser, mientras dejaba ver su rostro.
¿Estás cansado? tienes ojeras, deberías descansar – dijo el niño.
Tal vez pero no me siento cansado – respondió el ser.
Mamá siempre toma, mate de manzanilla, te de tilo o leche tibia para poder dormir, a mi me gusta, porque siempre comparte conmigo – dijo el niño, mientras miraba atentamente el rostro del desconocido.
Me gustaría poder saber que es sentir la caricia de una madre. – dijo el desconocido.
No conoces a tu madre – dijo el niño mientras su rostro demostraba admiración.
Conozco a mi padre, y aunque es muy comprensivo conmigo. Creo que alguna vez necesité de mi madre. Es complicado y triste ahora que lo pienso. Pero vine a buscarte y debemos irnos, nunca me había quedado tanto tiempo conversando con alguien. – dijo el desconocido.
Por eso a veces te sientes sólo, deberías buscar amigos – dijo el niño
Sería bueno, pero la mayoría es por interés, porque yo los pueda ayudar. Es más el beneficio que puedan conseguir para ellos que el beneficio de la amistad. – dijo el ser resignándose a su situación.
Y dime a donde iremos, para poder decirle a mi mamá. Yo quiero ser tu amigo – dijo el niño en tono resuelto.
Viajaremos a un lugar muy seguro y muy calido. Te gustará. – dijo el desconocido.
Y porque no le pides permiso a mi mamá – dijo el niño.
Tu mamá me tiene miedo, ella me conoce y no dejaría que vengas conmigo. Pero entonces yo tendría que usar la fuerza y sería muy doloroso el que me acompañes, pero he escuchado que tu mamá quiere que viajes primero. Ella vendrá luego. Eso lo ha pensado en esta semana – dijo el extraño.
¿Pero si de todas maneras va a ir conmigo es mejor decirle no crees? – dijo el niño.
Tal vez pero sabes? Es mejor dejarlo así, además hoy vine a recogerte a ti, mañana vendré a hablar con tu mamá, a pesar de tenerme miedo, ella sabe donde vendrás y con quien lo harás– dijo el extraño.
Déjame hablar con mi mamá, si le digo que eres mi amigo, ella no tendrá miedo de ti.
Bueno el tiempo se acaba, debemos partir mientras tu mami duerme – dijo el desconocido.
Aquella noche, el niño y el desconocido partieron, la mamá se despertó temprano. Pensó ir al lugar donde le habían recomendado, mientras manejaba, una angustia invadía su alma. Cuando llegó al lugar entró tímidamente. Se sentó mientras la señorita tomaba sus datos. Luego le preguntaron si aquellos datos estaban correctosm y si estaba segura de lo que quería hacer. Ella dudo, pensó, se levantó y dijo:
- Vendré luego, necesito pensar –
Aquella tarde, sintió un fuerte dolor en el vientre. Pronto vio un hilo de sangre por sus piernas. Se asustó. Fue a la clínica. Paso a sala de operaciones, ella aún no lo entendía, o no lo queria entender, los medico le dijeron que debia tomar una desición, y ella se repetía "Nadie es dueño de nada".

Mientras tanto, el niño caminaba al lado del desconocido. El niño preguntaba otra vez.
- Aún no me has dicho tu nombre y, no me has dicho cuando vendrá mi mamá
- Ya casi llegamos al lugar, fíjate, pasamos ese portal y dentro te esperan muchos amigos cómo tú. Yo regresaré pronto con tu mamá. – dijo el desconocido.
El niño entro y pudo ver muchos como él, todos voltearon a saludarlo y a invitarlo a unirse a la reunión. El estaba contento.
El extraño regreso al otro día. Venía con su mamá.
Ella estaba contenta de poder ver a su hijo. Se abrazaron y conversaron mucho aquella tarde.
Pronto el desconocido le dijo algo al oído de la madre, ella se levantó, abrazó a su hijo y le dijo que pronto vendría a verlo, debía ir con el desconocido a otro lugar, que no se preocupara que nada malo habría de pasarle, porque lo peor ya había sucedido. El niño se quedó tranquilo, el desconocido era su amigo, había traído a su mamá como lo había dicho, no habría que dudar. Pero quedaba una pregunta por hacerle.
- Antes de partir dime amigo desconocido ¿Cuál es tu nombre? – dijo el niño
El desconocido sonrió dulcemente, aun a pesar de sus ojeras y su piel blanca, se podía notar cierta dulzura en su mirada. Se Agachó, acarició tiernamente al niño y le dijo al oido.
- Mi nombre es “Muerte”, y lo que ves aquí es el paraíso. Vive y disfruta la eternidad. Tú y tu mamá se quedarán aquí, y nunca más tendrán que preocuparse de nada.