Dedicado a Indira, cuya pureza rindió a mi en la más alta muestra de amor, a quien amo desde entonces y quien me empuja a seguir escribiéndole al amor.


Sentado frente al pozo de aguas cristalinas veía mi rostro, profundos surcos partían mi frente en mil pedazos, la luz de la mañana rompiendo del agua su cristal devolvía a mí mi imagen convertida en arco iris, y a través del agua, veía detrás de mi la inmensa soledad.

Recuerdo sus pasos fuertes, cuando entraba caminando a la iglesia Catedral, su mirada extraviada, siempre buscando a alguien a quien no podía encontrar, bella la niña Indira, pura como la mar.

Yo cuando no la veía sentada delante de mi en la iglesia me inquietaba, si yo llegaba antes que ella sentía que mi cuello se iba a romper de tanto voltear a ver hacia la puerta, y de pronto, como una explosión de luces irrumpía ella atarantada, siempre tropezando, siempre con un bojote de cosas entre sus manos, siempre limpia, siempre pura. Me veía y sonreía, y se sentaba lejos de mi, pero yo sentía su mirada y sabia en el fondo que ella sentía lo mismo que yo.

Luego en las hermosas playas de Ocumare de la Costa en Venezuela, Indira destapó su belleza al viento y al sol mostrándose tan libre como era su alma, su cuerpo de ébano doblegó mis sentidos, y entonces por primera vez la vi como a una hembra y no solo como a la mítica mujer de mis sueños, me valí de cuanta artimaña pude para robarle un beso, hasta que me hizo comprender que no te puedes robar lo que es verdaderamente tuyo, y esa tarde, esa noche la amé, para siempre, no con el amor Eros que la carne carcome, sino con el amor que nace del espíritu y la entrega sin condiciones, Indira, la niña siempre extraviada por la vida se había dejado encontrar por mi, el zorro viejo doblegado ahora ante la inocencia.

Aún me siento frente al pozo de aguas cristalinas, pero cuando la luz de la mañana estalla entre sus quietas aguas, cuando miro detrás de mi reflejo en las prístinas aguas no puedo ver mi soledad, todo el fondo de mi vida está lleno por la presencia de Indira.