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Cuento
Categoría: Románticos

Amor Etereo

PRIMER ENCUENTRO

Ayer la vi pasar, como el viento fresco, que se cuela por mi ventana.
Paso ante mí como un suspiro, envuelta en seda y en flores perfumadas
y se quedo allí quieta, de pie mirándome, con una sonrisa, dulce,
tranquila, la luna se poso en sus ojos de cíngara y las estrellas brillaron
intermitentes en su pelo rizado.

Me quede allí mirándola, como el que mira el amanecer más bello de su vida,
extendí mi mano para tocarla y ella dejo de sonreír, sus ojos se llenaron de agua de mar y sus labios se abrieron como queriendo decir algo, pero no lo dijo, extendí mas la mano y mi cíngara desapareció, como el reflejo de los rostros en la orilla del rió cuando son tocados.

Ayer la vi pasar y no se si fue un sueño o mis deseos aun ocultos, aun
latiendo, mi cíngara mi lady halcón, por la noche suave luz de luna, por el día, un cajón cerrado con llave en mi corazón.............

2ªPARTE, AMOR PSICODELICO

Eran las 3 de la mañana, él ultimo cigarrillo se apuraba entre mis dedos,
estaba allí de pie frente al blanco lienzo, con mi pincel de pelo canela en
la otra mano. Aspire la última calada, y me sumergí en el blanco inmenso que llenó todo el estudio.

Mi tabla de ocres, azules, y rojos carmesí se fundió en suave pelo rizado,
y mi dedos navegaron suavemente entre colores, mis brazos se movían en
furiosas espirales como aspas de molino con viento de verano, y entonces ocurrió.

Allí estaba mi cíngara otra vez, surgió del lienzo, fundida en luces de
colores, se formaron sus labios entre gruesas pinceladas carmesí y sus ojos finas rallas ocres salieron de la nada, su pelo rizado me envolvió el rostro, y estaba fresco como el roció de mañana y grite de dolor y alegría, por que allí estaba otra vez, alargue mis brazos para atraparla y esta vez no se fundió en suave nube como la noche anterior, permaneció allí abrazada a mi.

Yo no era dueño de mis manos, ahora podía tocarla, podía abrazarla, quería
decirle cuanto la quería, cuanto la amaba, pero ella silenciaba mis labios con sus besos.

Mi estudio ahora convertido en un inmenso y diáfano espacio infinito, fundió de pronto en millones de colores, de pronto como la luz negra que atrapa el día y lo convierte en noche, los colores desaparecieron.

Mi cíngara mi dulce y bella cíngara se aparto suavemente de mi y con la punta de sus dedos limpio mis ojos que empezaron a llenarse de lágrimas, se
despidió de mi con la mirada mas profunda que la noche estrellada
y se esfumo, dejando el lienzo blanco como la nieve inmaculada, mis piernas
flojearon y me quede allí sentado suspirando entre tristeza y alegría.
Ganó la batalla el dulce sueño y me dormí entre los suaves pinceles,
embriagado por la trementina.
Datos del Cuento
  • Categoría: Románticos
  • Media: 4.86
  • Votos: 43
  • Envios: 0
  • Lecturas: 5633
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