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Lo que a continuación van a leer se trata de una historial real. No eso uno más de esos cuentos de terror del montón que seguramente encontrarás en cualquier sitio. Es tan real que me pasó a mí mismo en Diciembre de 2011—sí, fue una verdadera navidad de terror—. Nunca olvidaré ese día.
-Si no quieren acabar aterrorizados -o como mínimo, con el alma en pena- dejen de leer aquí. Puede no ser la historia más terrorífica ni la más espectacular y paranormal. Esta es una historia real, y no hay motivo para inventar fantasías. Y todo lo contrario a cuentos cortos de terror por ser largo, y por tratarse de una historia real.
-Esta es mi carta abierta que postearé en mi muro.
—Acuérdense de este último párrafo.
Desde niño, había escuchado la frase “Amor Eterno”, utilizada por adultos de forma recurrente con sus parejas —sin tener en cuenta si fuese verdad o mentira … o peor aún, que fuesen como yo al no entender ellos mismos el significado—. Yo la verdad, nunca entendí qué significaba ya que sabía que dos personas no pueden estar juntos para toda la eternidad pues esta última es mucho más larga que las vidas de una pareja mortal.
—Años más tarde…
Dentro de poco habría cumplido los dos años con mi novia, Carmen del Rey. Yo la llamaba así a veces cuando ella no me escuchaba —se parecía a Lana del Rey, y por estilo, le encantaba todo lo vintage, era una chica guapa, tenía tumblr— ¡una chica cualquiera a la moda, guapa, de las que puedes seguir en twitter! Vale, tampoco quiero presumir de ella (porque parece que me lo inventó) En su contra diré que me sacaba un poco de quicio que a veces fuese “tan tonta” —no te ofendas si puedes leer esto cariño, dentro de nada te lo explicaré y ya verás como no te enfadarás!— Pero hay que reconocer que tenías cosas un poco tontas eh (…) ¡tienes, tienes!
Le juré “Amor Eterno”, del mismo modo que había escuchado decirlo a otras personas. De verdad, la amaba y sentí la necesidad de utilizar dicha frase. Pero utilicé la frase de forma retórica y siguiendo sin entenderla.
Para mí era perfecta… aunque últimamente estábamos peleando mucho precisamente porque había cosas suyas que me molestaban (no por el hecho de que no pudiera ver una película en versión original con ella, -porque no sabía inglés- sino porque la veía muy inmadura en según que cosas)
Y lo peor: su madre. Ella la trataba como una niña de 13 años. A su edad le llamaba la atención si llegaba a casa más tarde de las 22:00h -mientras sus compañeras de clase llegaban a casa a la mañana-
Y eso que Carmen lo único que hacia era estar en mi casa, preparándole yo a ella la cena, siempre comíamos comidas que veíamos en las películas de la cultura americana, asiática, o grasientas en general, como Kebabs, nachos con queso, hamburguesas con bacon, porquerías. Pero deliciosas. Luego nos poníamos delante de la pantalla del ordenador y veíamos una película online.
Película que no entendía, pero aún así me decía de ponerla y que ella leería (aunque yo sabía que en realidad no se enteraba ni de misa la mitad)
Pero el problema era la madre, no el inglés o las discusiones tontas. Esa mujer me odiaba. Yo no acabé la escuela (¡y encima me hice tatuajes!) así que tenía la mano de póker para darme su madre el Royal Flush y vencerme con odio. Infundado, pero odio.
Yo hice todo por llevarme bien con la madre (que ni me quería ver, aunque sí juzgar). Al Carmen decirme de la negativa de la madre a colaborar en vernos (se lo ofrecí con toda amabilidad y madurez que ningún novio del mundo pueda tener), yo voy y grabo un video.
Cogí el laptop, abrí la aplicación de la webcam, y comencé a grabar. Comencé a hablar a la cámara para la madre, como tenerla frente a frente, hablé de lo que quiero a su hija, de lo equivocada que estaba al juzgarme sin conocerme, porque yo era un chico maduro que la quería de verdad, y que sabía ver lo estúpidos que eran el 90% de tipos ahí afuera. Palabras que podrían cautivar a un “negativista” que encima es gótico dark-punk emo nihilista. Pero no funcionó.
Siguió odiando sin sentido ni motivo. Haciendo la vida imposible a su hija por salir conmigo y cocinar, ver películas, salir a pasear, comer de restaurante chino, acompañarla con la moto que compré precisamente por evitar que tomara el bus a la noche… Como pueden ver, no soy el mejor escritor, pero si el mejor novio.
La quise, la quiero, como a nadie he querido en el mundo antes. Y seguiría con ella. Pero la madre —con sus gritos— convertía a Carmen en una chica distinta. La entristecía, la convertía más sensible, menos feliz, más depresiva. Y empezamos a chocar más que nunca.
Ya no eran peleas, eran escenas que perfectamente podrían aparecer en una película de Lars Von Trier pasado de depresión y desesperación. Lo último fue que su madre me hacía magia negra pagando a “gurús” para que me mal hechizarán, y todo me saliese mal —o a saber que pedía esa mujer— Así que no solo mala madre, pero también era ignorante, pagando con el dinero de la pensión de alimentación de su hija— (como no, divorciada) y encima creyendo en estas estupideces.
-¿A que no es normal? No, no lo es. Carmen y yo éramos felices. Su padre era peor que su madre y la abandonó cuando era pequeña por lo cual sufrió mucho. Actualmente vivía en casa de sus padres —perdón, madre—, por desgracia.
Yo trabajaba en la playa, en un pequeño bar, sabia idiomas así que no me fue difícil conseguir un trabajo. Mis jefes eran a veces simpáticos, pero su hija pequeña —que por ahí correteaba— pura simpatía. Normal, tenía 2 años. Era su cumpleaños. Y sin tener por qué, Carmen y yo tuvimos un detalle con ella. Le compramos una camiseta en Zara Baby y yo pedí unas tachuelas punk doradas y plateadas por eBay, tipo camiseta negra que llevaría Katty Perry —así muy vintage—. Como tan de moda esta ahora (y a nosotros nos gusta y gustaba desde hace años). Sería la niña más a la moda de la clase de infancia.
Pues la madre de mi chica no permitió que su hija -mi novia- acudiese al evento. Al cumpleaños de una niña de dos años que además adoraba a Carmen de cada vez que venía a recogerme a la salida del trabajo.
Ella le puso las tachuelas a la camiseta de la niña (le encantaba, encanta la moda) Pero la madre llenó la pequeña camisetita de pegamento “Super Glue”, arrugándola toda y haciendo que todo se pegara y destrozara.
Todas estas cosas se podrían evitar. La vida ya es bastante fastidiosa tal cual está. Podemos morir cualquier día en el auto o de una enfermedad, contraer cáncer, o no tener que sufrir uno en nuestra familia. Recortes en sanidad y educación, risas y políticos, deudas, y falta de dinero para una casa, o un iPhone 4. Pero no, la gente aún así no quiere simplificar un poco más la vida, y así poder disfrutarla un tanto más.
-Y yo no aguante más.
Al próximo día, cuando Carmen vino a casa, le dije que no podía seguir más así, que la quería, pero no aguantaba más. Que no podía ver como el chico que más había hecho por ella —y después de sacrificar tanto, sufrir, aguantar, y esperar tanto— tuviese aún que sufrir este lío de cosas. ¡Si prácticamente miraba más por ella que su propia madre! Desde cocinar sus platos favoritos a pagarle la factura del HTC.
Se fue llorando, le dije que la quería y que lo sentía. Y ella se fue por las escaleras empapada de lágrimas. Al momento me arrepentí. Pero sentí que debía ser fuerte con mis decisiones (al menos 1 minuto) y que luego a la noche ya hablaría con ella en Skype.
Esa noche me quedé dormido esperándola. Así que le envié un email al día siguiente, porque eran las 18:06 (me acordaré toda mi vida) Era raro que no se hubiese conectado, sobretodo porque sé que me quería, quiere.
Al rato recibo este email. Tal cual:
de:
Francisca Pxxxx xxxxx xxxxxx@hotmail.com (madre de Carmen)
para:
(mi)
fecha:
22 de diciembre de 2011 10:03
asunto:
HIJODE**** …. ERES UN **************, MIIIIIIIIIIIII HIJA CARMEN EL MARTES SE ESTBAA YO EN ELS ALON Y SE CORTÓ
Y ME DIJO
“MAMÁ. ESTOY HARTA DE LO QUE ME HACES SUFRIR. PORQUE NO ME DEJAS SER FELIZ CON ÉL. LE QUIERO. EL ME AMA. PORQUEEEEEÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉ
VAS A VERME SUFRIR, NO QUIERO VIVIR QUIERO MORIR………………….
QUIERO QUE VEAS COMO HACES SENTIR A TU PROPIA HIJA, QUIERO QUE POR UNA VEZ ME QUIERAS Y VER EN TUS OJOS LA LAGRIMAS DE UNA MADRE SUFRIR POR VER COMO SU HIJA SE MUERE DELANTE SUYA. Y QUE VEAS COMO ME AHOGO EN MI PROPIA SANGRE, HASTA MORIR POR NO SENTIR QUERER.
— Y zas, se cortó Carmen la garganta. Se suicidó por amor.
La madre de ella, llama a mi madre y le cuenta lo ocurrido. (debió sacar el teléfono del móvil de MI amor)
A mi madre le contó que vio como Carmen fuera de sí y casi riendo —por la locura que su madre le provocaba— se “acarició fuertemente el cuello con una daga” y así dio fin a su sufrimiento. En la autopsia encontraron mi nombre “tatuado con la daga” en su brazo:
“Alex”
En cuanto me lo contó mi madre, sentí algo muy especial. Le di un beso a mi Madre y uno a mi Padre. Les dije que les quería, y que me iba al extranjero a trabajar. Que marchaba mañana en avión y que ya les llamaría.
…Al menos así los entretendría durante 1 mes más sin enterarse.
Para cuando lean esto - Yo ya estaré muerto.
Mi nombre es “Alex” y partí de este mundo por voluntad propia, de la misma manera que Carmen, un día Viernes. Logré averiguar donde estaba la tumba de mi ex amor. Cavé y saqué del cajón su pálido y hermoso cuerpo para deshacerme de ese cajón que no permitiría que descansemos juntos.
Me tatué su nombre en el brazo con la misma daga que ella utilizó, y con el mismo “dibujé una línea roja en mi cuello”, así como ella lo hizo. Con la esperanza así de poder llegar “al mismo exacto lugar” que Carmen —sea donde sea ese lugar— Me acosté en posición fetal abrazándola fuerte y besándola durante mis últimos minutos de vida, feliz porque esa navidad la pasaría con ella, como los dos anteriores años.
Estaba cumpliendo sin más ni menos lo que le había jurado en vida: “Amor Eterno”. Y al mismo tiempo iba entendiendo el significado de dicha frase….mientras se me acababa la vida.
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