Dicen que cuando el ser humano se enamora, hace lo posible por convertirse en mejor persona. Quizás esta afirmación sea cierta, pero… ¿qué pasa si esto no es recíproco o es algo completamente imposible? Pensamos que ya nada tiene sentido, que ese sentimiento que al principio nos parecía el más lindo es en realidad un molesto “dolor de cabeza”.
Esto es lo que yo pensé ayer, luego de un pésimo día en el que tomé conciencia que lo que siento por esa persona no puede ser, aunque desearlo con todas mis fuerzas me es inevitable. Finalmente me desahogué y se lo conté a un buen amigo, quien me citó esta frase: "el no ser amado es una simple desventura, la verdadera desgracia es no amar". Lo medité hasta el día de hoy y me di cuenta que las decepciones que sufrimos son parte de nuestras vidas y que es necesario superarlas rápidamente para volver a empezar. Al principio va a costar, pero es bueno enfrentarlo y seguir adelante. Yo aún no me repongo, pero miro al frente todo el tiempo, aunque por dentro aún esté llorando cada vez que veo a esa persona cerca o en sueños. Es cuestión de hacer un gran esfuerzo y pensar en positivo: la vida es muy breve y si seguimos lamentándonos por aquella persona que no nos amó, las lágrimas nos impedirán ver a la que sí lo hace.
Por eso somos seres humanos: amamos, nos equivocamos y sufrimos, pero el amor es algo inexplicable, una mezcla de miedos continuos, felicidad, y dolor. Hagamos lo posible para que sea más felicidad que los otros dos. De eso se trata estar vivos.