Y sí, otra vez, que le voy a hacer, la historia de mi vida. Me gusta mucho, muchísimo la mujer menos indicada. Ojo, esto no significa que sea culpa de ella ser linda, inteligente, comprensiva, idealista, sensible, en fin, podría seguir así toda la noche pero no estoy escribiendo esto para enumerar todas las cualidades de esta maravillosa mujer que combina todos los elementos que pueden hacer embriagar a un hombre sin haber probado una sola gota de alcohol. Como ya se darán cuenta, estoy idiotizado con esta mujer. Por momentos pienso en ella como un amor platónico, aunque en mi vida nunca creí en los amores platónicos, pero ¿a quién le importa de todas maneras?. O sea, si tuviera las suficientes neuronas como para darme cuenta de una vez por todas que NO va a pasar nada entre nosotros, creo que mi vida estaría bastante más equilibrada, pero eso sería rendirme sin haber peleado, y ese tipo de política nunca fue de mi simpatía.

En mis cortos 17 años no tengo una vasta experiencia con mujeres, pero sí estuve con algunas, y cada una me dejó algo de experiencia encima. Así fue como creo haber aprendido a leer el extraño lenguaje de las miradas, los gestos, en fin ese jueguito que hacen dos personas cuando intentan llamarse la atención. Y este es uno de los motivos por los cuales todavía no me rendí. Por ejemplo, que pensarían ustedes si se dan vuelta a buscar algo en la mochila y se quedan tildados mirando fijo a los ojos a la persona que más les gusta en el mundo, o si le regalaran a esta persona dos bombones para su cumpleaños y esta persona se los agradeciera con un beso en la mejilla que sacaba chispas. Que tal si le dedicaran una de sus mejores sonrisas por el simple hecho de mirarla caminando con la gracia que la caracteriza y ella les sonriera de una manera que los derrite. Y por último, que sería si les pidiera algo, ustedes se hicieran los difíciles en broma, pero esta persona aprovechara la situación y les tomara el hombro poniendo la más dulce cara de inocente que he visto y les dijera con una voz que podría endulzar el Mar Muerto: "Daaaale, ¿me conseguís esos papeles?". Bueno, yo tengo la respuesta a todos estos enigmas, la mayoría de ustedes dirían: "Pero este pibe es un pelotudo, ¿porque no se tira a la pileta de una vez?" y por supuesto que es la respuesta más lógica, pero esa no es la respuesta para el tipo más inseguro del mundo en lo que a la materia mujeres concierne. Para explicar mejor mi situación me tengo que remontar a 1995 año en el cual entré a la secundaria y conocí a Julia, una compañera que me gustó mucho ni bien la ví. Imagínense a un chico recién salido de un colegio de varones, que había tenido contacto con un par de chicas pero que seguía siendo el mismo chico tímido e inseguro de siempre, al cual una chica que le gusta le da pelota, y obviamente ¿qué hace el chico? se tira a la pileta sin mirar si había agua y se da la cabeza contra el fondo. Ahora, el punto es, ¿acaso este episodio y el gaste posterior podrían haber inhibido a esta persona? La respuesta creo que es obvia. Por suerte este chico pudo superar de a poco este episodio y las cosas que vinieron detrás de este y tuvo una vida social normal. Todo era muy lindo hasta que un día se dio cuenta de que había otra compañera que lo atraía, empezó a acercarse un poquito, y otro, y así hasta que se dio cuenta que además de ser linda, era el tipo de persona que a él más le gustaba, y así, de buenas a primeras, se dio cuenta de que la quería, y lo peor, pensó que ya se le iba a pasar, pero no fue así, y hoy por hoy la quiere más que nunca. Después de semejante explicación me imagino que tendrán una idea de porqué este chico no se tira a la pileta. Tal vez sea porque nunca se termino de recuperar de aquella situación y ahora toma demasiadas precauciones, o porque simplemente es un tarado, creo que él no lo va a saber hasta dentro de un tiempo.