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Amores truncados (10)

-- VIII --

El primer impulso de Alicia cuando Pedro le cogió la mano y se la besó, fue el de repudiarlo y protestar de su osadía. Pero al escuchar sus palabras, poco a poco sintió una sensación extraña que nunca antes había experimentado, que se
esparcía tenuemente por todo su cuerpo. Era una relajación difusa. Sentía que sus articulaciones se esponjaban, igual que si perdieran consistencia, y que impregnaba su interior un hálito suave y apacible del que emanaba el aroma embriagador de esencias que fluctuaban entre la admiración y la fuerza magnética de un sentimiento desconocido hasta entonces para ella. Y perpleja, Alicia se dio cuenta que la mano, la suya, se entrelazaba con la de él, fluyendo por ellas una corriente de amistad y simpatía que les aunaba en un estado insospechado de afinidad y mutua comprensión. Cuando Sebastián, que les precedía con Lorenzo, se volvió para indicarles que habían llegado al restaurante, Alicia y Pedro separaron instantáneamente sus manos, mientras un leve rubor aureolaba las mejillas de ambos por la zozobra que les causaba el que les hubiera podido descubrir en aquella actitud, que tan inusitada resultaba hasta para ellos mismos.
Al transponer la puerta del restaurante, el dueño se acercó al encuentro del grupo, saludándoles con camaradería de antiguos clientes, y les ofreció el recoleto comedor de la entrada ?para que estuvieran más a sus anchas?, según les dijo. Aposentados, pidió cada uno los manjares del menú que le apetecían, de lo que el dueño tomaba nota, que luego se llevó a la cocina.
Al quedar solos los cuatro, Sebastián, al parecer siguiendo la conversación que mantenía con Lorenzo, tomó la palabra.
--Hablábamos Lorenzo y yo de la época de transición que nos toca vivir. Yo mantengo la teoría que vamos hacia la descomposición de la sociedad por causa del paro y su secuela el hambre y la destrucción de la célula familiar, por aquello de donde no hay harina todo es mohína, si no se cambian completamente las actuales estructuras industriales, comerciales y sociales. Y si mucho me apuran, hasta las políticas. La historia de la humanidad da testimonio de la introducción en el desenvolvimiento de los pueblos de una serie de elementos que por su trascendencia distinguieron diversas épocas. Olvidándonos de la prehistoria y hasta de la historia hasta la Revolución francesa, que sirvió de divisoria a la edad moderna y a la contemporánea, a partir de ella aparecen una serie de inventos que revolucionan a toda la humanidad. El primero, tal vez sea la máquina de vapor en 1830. A contar de esta fecha, el régimen de comunicaciones por causa de los ferrocarriles adquiere una movilidad insospechada. El trabajo artesanal se convierte en fabril con las máquinas movidas a vapor. Lo que da lugar a que gran número de operarios pierdan su trabajo. Se amplía la catalogación de las clases sociales: de nobleza, clero y vasallos se le añade: proletariado y burguesía. Nombres que inventan Carlos Marx y Firiedrich Engels, en el Manifiesto Comunista, para designar a la clase obrera y al empresariado.
--Si, ?corroboró Lorenzo, poniendo a colación su reconocida memoria-- fue con motivo del II Congreso de la liga de los comunistas, que se celebró en Londres a últimos del año 1847. El Manifiesto se componía de cuatro capítulos, el primero precisamente se refería a ?Burgueses y proletarios?
La conversación fue interrumpida con la presencia de la esposa del dueño, que se acercó para preguntar si todo iba bien e intercambiar unas frases con Alicia, interesándose por el asunto de la futura fábrica, mientras ésta le preguntaba por su hijo, que estudiaba en el extranjero. Entretanto, Sebastián aprovechó para liquidar el contenido del primer plato y ponerse al nivel de los demás, que ya estaban iniciando el segundo.
Los pensamientos de Pedro y de Alicia se hallaban muy lejos de lo que estaba allí ocurriendo. Aún siendo interesante, el panorama social que describía Sebastián. Alicia se notaba flotar en un mundo quimérico en el que descubría sensaciones que no entendía, porque escapaban de la filosofía de maldad y odio que dejó en su espíritu el trato despiadado que en su pubertad le infligían sus compañeros. No se atrevía a mirar a Pedro, porque le avergonzaba reconocer su debilidad femenina cuando, momentos antes, le abandonó su mano. Pedro, por su parte, rebosaba de una felicidad inusitada. Desde que vio a Alicia se sintió atraído y fascinado por ella con una fuerza irresistible. Primero por su belleza, que le deslumbró. Luego, por el descubrimiento, mientras duró la reunión de la tarde, de su capacidad intelectiva, la perseverancia que demostraba tener en sus convicciones y el señorío que emanaba de todo su ser. Por encima de todo, por el entusiasmo que exteriorizaba en cuanto decía, que evidenciaba su faceta más atrayente: el ser una mujer apasionada. Solo un reparo ensombrecía su alegría: sabía que Alicia era inmensamente rica, desenvolviéndose en un ambiente distinguido. Mientras los padres de él no eran más que simples maestros de escuela, y sus posibilidades económicas se circunscribían a un sueldo fijo, cuyo monto le permitía sobrellevar con holgura su condición de soltero, pero era escaso para sostener el lujo al que ella estaba acostumbrada.
Después del inciso provocado por la atención que les dispensó la dueña del propietario, Sebastián se lanza de nuevo a defender sus teorías sobre la transición que actualmente toca vivir a esta generación.
--A finales del siglo pasado ?explica Sebastián-- los inventos se suceden: la electricidad, el automóvil, el telégrafo y teléfono, etc. que imprimen a la sociedad un cambio sustancial en sus relaciones, adquiriendo protagonismo las grandes urbes, que nacen por obra de la concentración de fábricas, en deterioro de la vida rural. Al estar ésta supeditada a las fuerzas incontroladas de la naturaleza, de forma que una helada o la tormenta imprevisible que asola las cosechas les condena a la ruina, prefieren la seguridad de un salario fijo que le brindan las fábricas. Y, además, porque para la agricultura no hay jornada laboral en cuanto horario fijo, ni tampoco días festivos y, en la mayoría de los casos, ni vacaciones. Sin embargo, en las fábricas disfrutan de esos días de asueto y se entra y se sale del trabajo a horas determinadas, que dejan al asalariado un tiempo libre para su solaz y esparcimiento.
'Los Gobiernos españoles de las primeras décadas de este siglo, que se suceden a un ritmo vertiginoso, turnándose entre liberales y conservadores, legislan sobre las cuestiones laborales, siendo el conservador Eduardo Dato su principal impulsor con las leyes de accidentes laborales y de regulación de trabajo de mujeres y niños.
--En efecto; la primera se promulgó en el año 1900, y la segunda en 1908. --Vuelve a puntualizar Lorenzo, con su inveterado vicio de concretar.
Sebastián, sin parar mientes en la interrupción, sigue disertando:
--Internacionalmente se alcanza uniformidad en las normas de trabajo y el horario ya no se determina por jornada, sino por semana. En este estado de cosas vienen los adelantos modernos a simplificar multitud de operaciones que antes precisaban de la participación humana, a ser realizadas y con mayor precisión por los artilugios mecánicos. Antes, para una carta, se precisaba: dictarla a la taquígrafa (primera persona), quién la entregaba a la mecanógrafa para escribirla a máquina (segunda persona), y, una vez firmada, se entrega al servicio de correspondencia para completarla con el sobre, franquearlo, y depositarlo en un buzón de Correos (tercera persona). Luego intervenía todo el personal de Correos: recogedor, clasificador, medios de locomoción y repartidor. Es decir, que una carta que sale de la calle de Marina Española, de Zaragoza, para la calle de Provenza, de Barcelona, precisaba no menos de unas siete personas para su tramitación y casi tres días de tiempo para su arribo a destino. Mientras en los momentos actuales, las dos mismas personas de expedidor y destinatario de esa carta, actuando con su respectivo ordenador, mientras uno la escribe el otro la recibe. Por consiguiente, se ha eliminado el trabajo de unas siete personas. Esto es un simple ejemplo. Pero si nos referimos a los establecimientos de crédito, con los cajeros automáticos, el número de empleados sustituidos por las máquinas resultan incalculables. Resumiendo: que el número de parados no ha aumentado por causa de que se disminuya la producción. La causa que motiva el cese del trabajador es su sustitución por la máquina, ya que ésta efectúa las tareas con mayor precisión, regularidad y en menos tiempo que aquél, y tiene la ventaja de no fomentar conflictos laborales. Y a mayor inventiva del ser humano, la crisis puede llegar a alcanzar situaciones catastróficas para el cumplimiento de la sentencia divina: ?ganarás el pan con el sudor de tu frente?. Esto nos conduce a la necesidad de que los sabios deben encontrar nuevas fórmulas económicas para obtener que todos los humanos tengan una forma digna de adquirir los bienes necesarios para subsistir. De otra forma, el mundo va al caos, ya que resulta incuestionable que si las fábricas trabajan con técnica robótica produciendo piezas de todo orden, y por falta de medios económicos no existen consumidores de las mismas, la tierra se convertirá en un descomunal almacén de toda clase de artilugios, sean vehículos, maquinas de lavar, material cibernético, o cualquier otro producto elaborado, que la acción del tiempo se encargará de deteriorar, sin que hayan podido cumplir el fin práctico a que estaban destinadas por que no hubo quién tuviera medios económicos para poder adquirirlos.
'Insisto de nuevo, en que hay que modificar las actuales estructuras, y como decía al principio, hasta las políticas, pues la interrelación que existe entre los países que habitamos la tierra, por medios de comunicación física y ondas hercianas, hace que una noticia ocurrida en los antípodas, al cabo de escasos instantes nos sea conocida a través de la radio o la televisión, y si existe una plaga sanitaria en las Antillas, por ejemplo, el viajero que desde allí se traslada en avión a España, en muy pocas horas nos la puede transmitir. Es decir, que no sólo es necesario que se formen grandes bloques de naciones, como los estados unidos de América, o la unión europea, que, además, deben organizarse unos medios para que determinadas funciones sean supranacionales, como perseguir los delitos e impartir la justicia, respetar la propiedad industrial, la libertad de residencia y trabajo en cualquier país, suprimiendo las trabas de fronteras, etcétera, etc. Esto nos lleva a la necesidad de que sabios dedicados al estudio del derecho y la economía de todas las nacionalidades se agrupen para un estudio en profundidad de los nuevos sistemas políticos y económicos que deben imperar en el concierto de las naciones en su integridad. Los cuales, también, deberán tomar en consideración para su estudio, el hecho de que en escasos años nuevos planetas pueden pasar a formar parte de nuestro hábitat habitual.
(Continuará)
Datos del Cuento
  • Autor: ANFETO
  • Código: 1909
  • Fecha: 02-04-2003
  • Categoría: Sin Clasificar
  • Media: 6.09
  • Votos: 46
  • Envios: 2
  • Lecturas: 6434
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