Posterior a la instrucción primaria descubrí en la Vocacional número 1, que es propiamente el equivalente a la Preparatoria, mi gusto por las estructuras siendo que se me facilitaron los problemas relacionados precisamente con ellas. Aunque no fue un gusto desmedido ya que las otras materias demandaban más del tiempo propuesto para cursar esa etapa.
Al terminar mi instrucción en la Voca Uno que estaba situada dentro del Complejo conocido como Casco de Santo Tomás enfoqué mis pretensiones para continuar en una carrera relacionada con las estructuras.
Entonces descubro que hay estructuras construidas de diferentes materiales y desde luego para distintos fines.
Mi paso por la Escuela Superior, ya en la Unidad Profesional de Zacatenco, estuvo colmado de altos y bajos aunque siempre compensados. Hubo momentos, o mejor dicho horas, de estudio y horas de relajación. Dentro de estas últimas recuerdo la audición de Jazz que se organizó para inaugurar la Cafetería Central donde nos deleitamos con las interpretaciones de Tino Contreras. Debo confesar que esa audición marcó el inicio por el gusto de ese género de música.
Bueno este fue un paréntesis.
Finalmente logro graduarme y titularme cono Ingeniero Civil con tan buena suerte que siendo mi Baile de Graduación el 28 de julio de 1970, inicio a colaborar en una firma de Ingeniería en el Grupo Estructural.
Como Ingeniero Estructurista, primero tuve la oportunidad de analizar, diseñar y calcular una amplia gama de tipo de estructuras, Edificios, Cimentaciones Estática y Dinámicas, Puentes, Marinas, Fabriles, Urbanísticas, de Infraestructura, etc.
Posteriormente fui dejando, aunque no abandonando mi labor de gabinete y me adentré en el campo de la construcción. Ya en este campo tuve la oportunidad de colaborar con obras grandes que también ubico y clasifico como Grandes Obras, tales como; Termo-Eléctricas, Hidro-Eléctricas, Núcleo-Eléctrica, Muelles, Complejos Habitacionales, Puentes, Túneles, Estacionamientos, Complejos Petro-Químicos y Petroleros, en fin en varios tipos de construcciones motivo por el cual pude ver las construcciones desde todos los ángulos posibles en sus diversas etapas de edificación, al menos eso creía.
Fue en el año de 1978 cuando tuve la oportunidad de ser invitado a una de las obras que cobró mayor importancia por sus dimensiones, fue el RENIVELADO DE LA IGLESIA DE CAPUCHINAS, que fue levantada 3.5 m, hazaña realizada por primera vez a nivel mundial, llamando la atención de la ingeniería de varios países, dando el crédito al Pilote de Control y al inventor Ing. Manuel González Flores, ya que dio nuevas perspectivas a la ingeniería, realizando trabajos que antes parecían imposibles.
La Iglesia de Capuchinas, localizada a un lado de la antigua Basílica de Guadalupe, tiene las mismas características de todos los templos en México construidos hasta el primer cuarto del siglo XXVI, en las cuales no se usó concreto.
El terreno sobre el cual se cimentó, era sumamente heterogéneo pues a pesar de que tiene una capa superficial de tepetate más o menos homogénea a una profundidad promedio de 3.00 m, debajo de la cual se encuentran capas de arena arcillosa muy resistente y arcilla muy deformable, mostraba en el lado oriente y sur que los espesores de los estratos deformables son mayores a los del lado norte y poniente.
Para la preparación de la re-cimentación, se tomó el cimiento de piedra que mide 4 m de ancho y 5.5. m de alto y se colocó a cada lado una trabe ele (L), como si fuera un sándwich, unidos por abajo, por la parte superior también se unían por medio de tirantes colocados cada 3 m. Por la parte horizontal de la ele (L) se pasaron los pilotes de control, los cuales sostienen toda la iglesia. El edificio mostraba un desnivel de 3.50 m. en la esquina sur-oriente.
Se hincaron 159 pilotes con dispositivo de control, los husillos tenían la longitud necesaria para las maniobras del levantamiento del edificio, lo cual se efectuó con equipos hidráulicos con capacidad de 150 ton en cada uno de los pilotes de control, efectuando las operaciones hasta lograr levantarlo 3.5 m re-nivelándolo totalmente, dejando en la parte baja del recinto un sótano utilizable.
La iglesia quedó perfectamente horizontal con esta intervención, demostrando la eficacia del pilote de control para trabajar en suelos altamente compresibles como los de la Ciudad de México.
Lo verdaderamente impresionante y que impactó en mí marcando un parte-aguas fue el haber podido ver los cimientos que fueron construidos sobre delgados troncos de roble blanco, que cumplieron la función de "Plantilla" ¡Desde abajo! El Maestro González nos permitió tocar y oler uno de esos troncos y su apariencia era de haber sido colocados días antes aunque el medallón en el frontispicio del templo tiene grabada la fecha de 1787.
Nunca he vuelto a ver una construcción por abajo en su cimentación.
Hasta su completa re-nivelación ningún vidrio se rompió.
Al momento de la visita el Templo estaba suspendido literalmente en el aire. Ese edificio pesa más que el Edificio que fue de Recursos Hidráulicos en la Glorieta de Colón en le Paseo de la Reforma y recuerdo que alguno de mis compañeros preguntó al Maestro González sí habían tomado alguna prevención a fin de soportar la construcción en caso de un temblor, a lo que el Maestro González le contestó:
"Habrán notado que solamente ha quedado la entrada de Calzada de Guadalupe, yo dejo estacionado mi auto en la calle de Garrido, camino y entro por esa puerta, pasó frente a la Nueva Basílica, volteo a la izquierda y en silencio digo; "Virgencita, por favor que no tiemble", esa es la única prevención."
Todos soltamos la carcajada y nos despedimos del Maestro.