Una historia de amor...

El día que pasé frente al lugar donde tu padre tenía su establecimiento, una caravana de bellos recuerdos desfilaron por mente. Te vi paradita en la puerta con el uniforme de la escuela, tal parece que estabas esperándome, cerré los ojos y te vi allí tan radiante, tan delicada, tan bella como siempre. Recuerdo que al pasar por cerca de la escuela me detuve a ver la belleza de unas amapolas que adornaban el jardín de una residencia y tome la más grande, la más linda y la sostuve en mis manos muy cerca de mi pecho para que que el viento no le hiciera daño. Al llegar cerca de donde estabas, cruce la calle y te la entregue, tu la tomaste en tus manos, vi un brillo en tus ojos y esa sonrisa que te caracteriza... Dijiste gracias y le diste un beso.
No se si al alejarme me estabas mirando después que te di la flor,¿ sabes? no me atreví mirar atrás, pero algo dentro de mi me decía..da la vuelta y mírala que todavía te esta mirando, y así lo hice, me diste la sonrisa mas tierna que jamás me habían dado...Aquella tarde comencé a amarte y a dedicarte mis más bellos pensamientos. No se, eras tan joven, tan inocente, tan niña, a veces pensaba que era algo de niños los que nos estaban envolviendo en sus juegos, si era real o espejismo, sueño o realidad... El tiempo dirá, dije con aire de inocencia y me deje llevar por mi corazón que por vez primera estaba mirando las cosas que iban aconteciendo como un adulto y no con la mentalidad de aquel jovenzuelo lleno de sueños.

Que rubia tan linda, que talle tan precioso, tus manos tan delicadas, siempre estabas tan bien arregladita, eras diferente a las demás. Eras la niña fresca, sana que sin colores en la cara te veías mas mujer, más elegante, mas delicada...en si eras tu la que me envolvías en tus tretas de niña o de mujer, la que admiraba, no pinturas ni colores extraños en tu rostro, de esa sencillez y pureza me enamore. No se si recuerdas el día que fuimos a visitar a tu amiga que vivía cerca de la escuela, ¿recuerdas? Eran cinco ustedes y cinco "novios" que a escondidas de un principal de escuelas celoso de sus estudiantes quería seguir viviendo la vida antigua de aquellas horrorosas escuelas católicas que tanto daño le hicieron a muchas jóvenes de nuestro país.
Ya ustedes habían llegado a la casa donde antes habíamos quedado en encontrarnos, desde las inmediaciones de la casa te vi sentada en el balcón, lucías bella y tu sonrisa se veía mas reluciente que nunca. Ay! hermana suerte que me acompañas gracias por ser tan buena!
Al fin llegamos y cada joven se acerco a su novia, bajo la mirada celosa de la dueña de la casa que no nos quitaba el vista de encima, aquellos tiempos todos eramos hijos de todos, así se vivía. En la calle donde vivía respetaba a todos los adultos y nunca me atreví a hacer algo que pudiera de alguna manera herir los sentimientos de algún vecino, esa era una vida distinta donde el respeto y los valores era prioridad en la vida individual de cada persona, jóvenes, niños o adultos.

Ese día era la primera vez que estábamos juntos, "solos", pero acompañados no sabía que decirte, hablamos de la escuela, de los planes para el futuro, de tu familia, de la mía y de lo que nos podía suceder si el principal de la escuela nos pescaba en aquella casa cuando se suponía estuviésemos en la biblioteca estudiando para los exámenes finales. Ya terminados todos los temas banales, tome la iniciativa y te dije lo mucho que me gustabas y lo alegre que estaba de que estuvieras allí conmigo compartiendo momentos inolvidables y te prometí que te seria fiel siempre, tu hiciste lo mismo, te tome de la mano y una corriente de un no se qué subió como un bólido dentro de todo mi cuerpo, era la primera vez que experimentaba esa sensación tan dulce, tan llena de pasión, o quizá Cupido envolviéndonos en sus tretas amorosas, que de eso el si sabe.

Todas las parejas tenemos una historia de amor, un gran mayoría de los hombres olvidan cómo empezó; pero la mujer guarda cualquier detalle para toda la vida, todavía al día de hoy tu guardas lo que le queda de aquella amapola que le di aquel precioso día de aquella inolvidable tarde. Yo soy de esa pequeña minoría de hombres que guardan los recuerdos de esos amores de estudiante que como dice el tango: "amores de estudiantes flores de un día son"

Según la Biblia, la primera historia de amor entre un hombre y una mujer empezó en el mismo alba del universo. En medio de ese mundo recién abierto, aparece Adán y Eva. El Génesis lo presenta desnudo, entre árboles de los bosques, señor de los animales del campo y las aves del cielo. Dios hace desfilar delante de él a la creación entera, para que a todo le ponga "nombre". Dar un nombre a algo es la máxima expresión de amor, de poder y de responsabilidad. Las cosas parecen incompletas hasta que se les pone nombre. La Rubia fue el nombre que te di, porque eras rubia, de esas auténticas de mi patria y porque deseaba que supieras que me de ahora en adelante te llamaría así.

Iris, con tu demostración de amor le diste sentido a mi vida, ya tenía con quien compartir las horas de soledad y los días de alegrías. Las penas y las tristezas que sentimos, parecen que no quedan "completas" y terminadas hasta que no compartimos con alguien nuestros propios sentimientos; hasta que nuestros ojos no se encuentran con otros ojos que reflejan nuestras propias alegrías. Eras precisamente tu quien mejor pudo comprender aquel grito de plenitud que sintió Adán al verse reflejado en los ojos de otro ser humano. Con una inmensa variedad de formas, el encuentro de Adán y de Eva es el preludio de todos los encuentros de enamorados que se han dado a lo largo de la historia del hombre y la mujer. Mi amor, Dios lo quiso así y ese era nuestro destino amarnos para toda la vida. Los labios de los enamorados han repetido miles de veces las mismas frases que pronunció un día el esposo del Cantar de los Cantares: "Toda tú eres hermosa, amada mía, y no hay defecto en ti...has cautivado mi corazón con solo una mirada de tus ojos".
Hoy sería tu cumpleaños y quiero que sepas que te sigo amando como te prometí...No lo olvides!