... Y eso, allí estaba el gran escritor de mi pueblo. Lleno de gracia, de ojos endiosados, de voz potente y seca así como cuando se rompen las olas del mar sobre las rocas... Le envidié, quise ser como él, o mucho mejor, pero algo en mí me decía que soñaba tal como un tonto. Por inercia cogí uno de los libros del gran escritor y traté de leerle, no pude, mi cabeza estaba rellena de voces, de conocimiento, de verdades cotidianas y un sonido que me ahorcaba, como una soga en mi cuello. Dejé el libro, cogí un video del gran escritor, le vi y escuché... Decía que la creatividad en las letras es vital, es magia. Le creí.
... Le odio demasiado, y no sé si es porque tiene demasiado talento, o es un ser vanidoso, o soy yo quien destila vanidad… No lo sé en verdad, pero ahora que es pasada la media noche y escribo estas líneas, algo en mi se iza como las velas de una barca, sintiendo que voy a la mar, al lugar mas alejado del mas remoto de mis sueños… Creo que el ser humano tiene algo que decir, pero por alguna extraña razón hemos perdido el don de escuchar con total atención. Por ello, desde que salgo de casa y subo a un auto, me gusta observar al chofer, a la señora con su hijo, al mendigo, al rico, al joven empresario y, cuando retorno a mi casa, me siento lleno de voces, de historias, de esos cuentos que escribo siempre sin parar… y siento que es como tirar palabras a un mar blanco, en donde no se sabe cuál será el destino, el final…
El sonido de esta noche es maravillosa, como si todo el mundo estuviera muerto, un campo santo por horas… Y cuando llega el alborear, todo renace, resucita… No sé lo que haré este día, pero una de las cosas que haré será escribir, creo que es lo único que hago con gran satisfacción, al menos para mí. No podría decir que estas líneas agradan a las personas, eso es imposible pues cada ser es una diferencia, un ser lleno de errores y aciertos, por lo tanto, el ser defectuoso, realizador de errores, es singular, y hace de aquel ser, un ser único, uno solo, sin copia…
Hace poco un amigo, dueño de una librería, me preguntó cómo me sentía el ser escritor… Me extraño aquella pregunta pues me sentía igual que siempre. El que escribe es como si compartiese sus vivencias, propias o prestadas, a la gente que le lee. Es muy agradable tomarlo de esa manera, pues uno se siente que es un don, regalo del creador… Espero algún día pueda terminar mi novela, y que toda la gente lo lea… Hacer un concurso de lectura. Regalar a todos mis libros con el solo pago de leerlo… Nunca entenderé eso de cobrar por escribir, en mi caso, regalo mis textos, es que, es como algo que le llega a uno sin saber como, viene y se mete en uno, y luego, se estampa en la hoja en blanco… Puede poner lo que sea, decir que un hombre se hizo un enano, luego un gigante, y que sus padres era medio dioses, medio humanos… Algo así como un mundo encantado en donde contar cuentos se hace una necesidad para el autor y para el lector, pues un lector es alguien que ha aprendido a escuchar…
Me voy a descansar, pues mañana hay que trabajar. Miraré el cielo negro por última vez, ante de morir por unas horas, y resucitaré, olvidándome de todo aquello que viví… Será como nacer día a día… Y morir, noche a noche…. Todo un juego que se le da al ser humano, como un regalo, un paraíso, un cielo de color blanco y letras negras…
San isidro, marzo de 2006