CAPITULO 16


24 de diciembre 1993, recibo en el correo de la mañana una tarjeta de navidad de me llena de contento y me vuelve inmensamente feliz, viene firmada por la mano de una niña, la misma de mi poema # 15 Soñando. Estrecho esa carta contra mi corazón y una profunda emoción me invade. Pienso, "si antes me aferré al pasado y a sus recuerdos para sobrevivir a tanto tormento, desencadenado como tormenta del desamor, ¿porqué no ligar a esas líneas, una última ilusión? Dios sabe, cuanta falta me hace.

Lulú, partió a Chile, desde Montreal. Luego de convivir juntos algunos días, partió sin despedirse queriendo evitarnos ese dolor amargo de las despedidas. Es posible que la vida nos haya separado para siempre, y es posible también que un día nos juntará, para ya nunca separarnos.

En Chile sólo Humberto podrá ayudarla, ajeno al egoísmo, vacío de intereses y due¤o de una integridad moral, espejo de sus sentimientos. Humberto es también un gran poeta, hemos mantenido una correspondencia, que ha sido de gran valor para mí. Soñador como yo y de una intelectualidad admirable. Su poesía, que yo califico de magistral, sobre todo "MUERTE" aunque amarga, dibuja como espejo su brutal revolución interior. Se convierte en el más furioso de los marginales de esta moderna sociedad nuestra. Yo le conozco y sé que con la sabiduría de sus palabras y el justo raciocinio de su alma, podrá volverla al camino de la comprensión de la vida y del amor. No estoy pensando sólo en mí, estoy pensando sobre todo en ella y en mis hijos, sus hijos. Si en Chile puedo confiar en la generosidad de Humberto, en Québec, Andry se ha alzado como esa amiga, cuya senceridad y cariño me hace sentir mas confiante y más tranquilo.

Escribí mi primer ensayo en francŽs y lo dediqué, sinceramente, a la niña que adopté en mi corazón como una hija y que me enviara la más hermosa de las tarjetas de navidad, que jamás recibí. Lo escribí tratando de despejar mis pensamientos y encauzarlos positivamente. Es tal vez el grito desgarrador de mi alma, que no encuentra eco. Es el siguiente:

MON SECRET

J’aimerais que tu écoutes
du plus profond de mon silence,
la tendresse de ma parole de fantaisie
puis, pour le temps que me reste à vivre,
tu la garderas secrète.
Promets-moi, ma fille!.......tu veux?
Alors, ...approche-toi de mon silence,
viens et prends-moi par les mains,
jolie fleur, jolie tendresse,
et suis-moi ˆ travers la magie,
des chemins qui mènent
au plus haut des montagnes,
là .....où il commence la vie.
Voici mon rêve, voici mon espérance!
écoute ma fille!.............ma vie?
Je voulais partager avec toi mon secret,
qui naquît par un jour de violettes,
et sans savoir ni comment ?.....ni pourquoi?,
toi, tu est venue, faire partie de ma vie .
Explique-moi ....chère princesse
est-il possible de rêver ainsi?
Dis-le-moi!......sincèrement, dis-le-moi!
Ne me demande pas comment, ni....pourquoi?
Cet étrange attachement
est arrivé sans savoir,
peut-être,......par un temps de violettes
peut-être ,.....par ton charme infinie
qui sait ? si par la lumière de mes rêves
ou, qui sait ? ..........s’il fut le temps
d’une immense tristesse,
qui sait.?.....ma fille,.....qui sait?. 7 janvier 1994

Mi Secreto

Me gustaría que escuches,
de lo más profundo de mi silencio
la ternura de mi hablar de fantasía
y que por el tiempo que me queda por vivir
tú guardarás como un secreto.
¡Promételo, mi niña!.......¿quieres?
Entonces, acércate a mi silencio,
ven y cógete de mis manos,
bonita flor, hermosa ternura,
y sígueme a través la magia
de esos caminos que llevan
a lo más alto de las montañas,
allí........... donde comienza la vida
¡He aquí mi sueño, he aquí mi esperanza!
¿Escucha mi niña.................mi vida?:
Quería compartir contigo mi secreto,
que nació un día de violetas
y sin saber ni ¿cómo? ni ¿porqué?
viniste a formar parte de mi vida
Explícame..........querida princesa
¿es posible soñar así?
¡Dímelo!, .........con sinceridad, ¡dímelo!.
No me preguntes ¿cómo?, ni ....¿porqué?
Esta extraña afección
se produjo sin anunciarse,
pudo ser.........por un tiempo de violetas,
pudo ser, .....por tu encanto infinito
Quién sabe si fue por la luz de mis sueños
o ¿Quien sabe? ..............si fue por momentos
de inmensa tristeza.
¿Quién sabe?.........mi niña,...........¿Quién sabe?.

El 23 de febrero, entrando a casa, encontré una esquela, a los pies de mi puerta; He aquí su contenido.

"Desde el fondo del corazón,
Buen día de San Valentin para usted!

cuidese mucho
para mí."
XXX...




"Jaime,
Mi nombre escrito de vuestra mano me deja la impresión de un cumplido. Fue una delicia leer este poema sólo para mí. Fui conmovida al extremo de dejar escapar algunas lágrimas. Como se puede guardar en secreto un tan bonito regalo, lo haré con toda la fuerza de mi corazón por usted. No sé como agradecer su presencia y el bien que me procura. No osaré dedicarle un poema, ya que no me siento capaz de situarme a la altura de la emoción.
Yo lo quiero, simplemente.
de todo coraz—n X..X
vuestra princesa, ?"


No sé como expresar lo que siento, debo confesarles que, dicha princesita, es una niña de, solamente, diecinueve años. ¿Cómo se puede reaccionar, a mi edad, con un regalo tan generoso y tan inmensamente tierno? Sé, que no es lógico pensar, siquiera, en una ilusión, sin embargo tengo el derecho de soñar y es lo que estoy haciendo. Un sueño, mil sueños y tal vez su propio sueño, nunca lo sabré. Pablo diría; tú no lo sabes, ella no lo sabe, la tierra no lo sabe.

Espero no despertar nunca de este maravilloso sueño, aún más, me gustaría que mi pretensión los empujara a epílogos imposibles, en donde yo viera, por ejemplo, una hermosa princesita de seda, esperando en los jardines de su palacio, un atrevido pretendiente. Y confundido con mi infancia, me acercara a su inocencia, montado en blanco corcel.

¡Ah! bendita ilusión de la vida, Pellino, mi querido vate y hermano, ¡que bello es el mundo! sin mercantiles afanes. ¿verdad?

Y para el cruel que me arranca
el corazón con que vivo
cardo ni ortiga cultivo:
cultivo una rosa blanca.

José Marti







CAPITULO 17



Como árboles centenarios pegados a la tierra, que nadie logrará arrancarles del pago en que viven se aferran a la vida y a sus recuerdos, y si la vida se los permite, regresan, vuelven, vuelven muchas veces. Mi madre quitó Québec, casi precipitadamente, también por esa angustia de sentirse ajena y rememorar la tierra que la vio nacer.

Es cierto, mi madre siente también la curiosidad y la necesidad de ver a sus hijos estacionados en Canadá, pero luego es necesario volver, volver a los hijos estacionados allá. Volver, regresar mil veces si es posible, a respirar nuestra cordillera, nuestros cerros, bailar nuestros temblores, revivir nuestro pasado. Quizás es necesario, no sé todavía, por que misterioso ritual, tirarle piedras al río.

Siguió días después mi cuñado Guillermo. Con la esperanza probablemente de intentar una segunda vez. Seguramente, también con el propósito de olvidar un poco las comodidades materiales y ciertas facilidades que existen en un país como Canadá.

Victoria cayó presa de una enorme depresión. No es difícil comprender, mi madre formó parte de su vida, hasta hoy, y se produjo un rompimiento. No porque no se adoren, más bien por el ansia de -tanto de una como la otra- respirar un poco de esa libertad tanto tiempo anhelada. Mi madre creyó ser responsable de Victoria y Victoria responsable de mi madre, de por vida. Cuando mi madre partió, dejó en el alma de Victoria una intranquilidad angustiante. La sentí llamarme y su angustia despertó en mí, la infinita y definitiva necesidad de comprender. Busqué tranquilizarla con palabras que venían de mi propia angustia. En un momento su espada tocó mi corazón, cuando supo confesar que ahora podía entender el grito angustioso de mi pequeña Lulú. Espero que terminó por comprender y deje de culparse de fantasmas inexistentes.

Por esas cosas que se dan en la vida, conocí a Martín, hermano de Omar. Este hombre que desde su llegada se ha consagrado al trabajo, vive la horrible pesadilla de la sepración. Para agregar a su espanto, una de sus hijas, 13 a¤os parte junto a su madre, con destino conocido.

La fantasía siguió adornando mis ilusiones, tenía el alma un poco confusa. Mi infinita tristeza dejaban mi alma vulnerable a cualquier muestra de ternura. Mi gentil princesita, adoraba mis poemas y mi estro de poeta meláncólico, se nurrió de profunda emoción, cuando una segunda cartita apareciera por mi puerta. Lean éste, mi corazón abierto:

¿Como poder explicar el agrado que usted me procura?. El último poema que usted me ha escrito, lo he guardado sobre mi corazón el tiempo de un reposo, y ha sido, desde yo no sé cuando, el más bonito de mis sueños. Gracias.
-Espero con ansias nuestro paseo, llámeme para fijar una cita-

Desde aquel día, mi princesa Mélina se convirtió en mi segunda hija, conquistando mi corazón con su suave y exquisita ternura, es así que mi corazón la adoptó. Espero ser un buen padre adoptivo.




Un día, tal vez yo también viaje con destino a Chile. ¡No!, no con la idea de quedarme, ni con dejarles angustias a mis hijos con mi partida, más bien con un ramo de hermosas flores en mis manos y la idea de ..........ir a buscarla, o ............................a deshojar los pétalos de mis flores ..............de mi ilusión y de mi esperanza, y a tirarle piedras, sí, piedras, cada vez que me encuentre, mirando al río.




*******


A veces pienso en darte
mi eterna despedida,
borrarte en mis recuerdos
y hundirte en mi pasión;
mas si es en vano todo
y el alma no te olvida,
¿qué quieres tú que yo haga,
pedazo de mi vida?
¿qué quieres tú que yo haga
con este corazón?

Manuel Acuña.




FIN