Dedicado a una persona cuyo nombre no quiero escribir (por respeto a esta); Pero que me decepcionó por que ya tenia yo otro concepto de la misma.
Había vuelto el temor, la impotencia...
Roberto Aliaga
El vestido blanco
Barry Steyner, a sus 50 años de edad, recordaba con nostalgia sus años de juventud. Y aun que 50 años no significa ser viejo, Barry lo consideraba una edad bastante avanzada.
El hubiera dado cualquier cosa con tal de volver a sus años “plenos”.
Su mujer: Myrna Steyner (Myrna Brow había sido su nombre de soltera) aun que todavía era una mujer guapa, Barry había dejado de sentirse atraído hacia ella; Alegando que su mujer había perdido la gracia con el paso del tiempo.
Tal afirmación consternaba a Myrna, que no pensaba en otra cosa que volver a ser una mujer atractiva para su esposo.
Y también pensaba en la obsesión de su marido de querer volver a ser joven.
Tanta fue su desesperación por culpa de los altercados que tuvo con Barry con respecto a su envejecimiento de este y a la perdida de belleza de ella, que tomó medidas drásticas para solucionar el “problema”.
Había visto anunciado en la televisión un nuevo producto “milagroso”. Era una pastilla, la cual decían los patrocinadores que al consumir una sola de estas, la persona que lo hiciera volvería a ser joven...
(Así que no dudó ni un segundo para comprar tal medicamento)
Con una sola de estas pastillas era suficiente, ya que su efecto era permanente y por lo mismo no había necesidad de consumir el medicamento cada seis ú ocho horas.
Primero se la daría a tragar a su esposo y, luego se tomaría una ella. Así serian jóvenes de nuevo; Barry regresaría a su tan codiciada juventud y ella volvería ha ser bella para su esposo.
Le dio la pastilla a Barry, se la tomó y esperaron un poco...
Barry comenzó a arrojar gran cantidad de saliva – no era espuma, solo saliva -. Abrió la boca en un gesto estúpido y retorcido. Sus ojos tomaron una especie de brillo inocente. Y comenzó a balbucear.
Pero lo peor de todo vino después, cuando este (se oyó un peculiar sonido) defecó en los pantalones.
Myrna, angustiada por lo sucedido, tomó a su marido por la cara y le preguntó que le pasaba.
Nada; La pastilla había hecho su “milagroso” efecto y Barry había vuelto a ser joven...
Solo que lo único que rejuveneció fue su mente – volvió a tener 2 años edad -, pero su cuerpo siguió siendo el de un adulto de 50 años.
Fin
Como en todos tus cuentos, la gracia está en la sorpresa final. Unas veces es más terrorífica que otras. En este caso yo no lo considero propiamente de terror. Pero creo que es un buen relato. Está bien redacatado. Saludos.