Avalancha 2
Capítulo 2: ¿Bailamos?

Nos contemplamos sonriendo como dos estúpidos.
Rompo el encantamiento... – ¿Vamos a bailar?... Aquí hay una discoteca.
Sensa – ¿Pero no estás cansado?
Esteban – Es temprano, podemos acostarnos un rato y después vamos a bailar.
Sensa – Esteban... Esteban... Esteban... dolero... ¿qué está tramando?
Esteban - ¿Qué?
Sensa – Lo de acostarnos...
Esteban sonriendo asombrado – Tú en tu alcoba y yo en la mía...
Sensa sonríe y me mira en silencio negando con la cabeza como diciendo... Ni pienses que te creo.
Esteban – Bueno... ¿Sí o no?
Sensa – De acuerdo...
Esteban - ¡Ok!... a medianoche estaré en la discoteca.

Apenas pasada la medianoche... llego a la discoteca.
Música que hace vibrar mis órganos internos... parece que la batería mueve mis vísceras... también me pone en “onda”.
Busco con la mirada por la barra, las mesas... nada.
Está en la pista... bailando.
El tipo, un rubio medio metro más alto que ella... me los quedo viendo.
Ella baila con mucha gracia... me ve.
Yo llevo ligeramente el compás de la música, le sonrío, la saludo y le digo “chao” con la mano... todo bien.

Me voy a la barra, pido un whisky en las rocas.
Poco después siento su perfume... su cabeza asoma por sobre mi hombro izquierdo a la altura de mi cara... - ¿Cómo está Esteban... cador de locas?

La miro, mis manos apoyadas en el mostrador juegan con el vaso, sonrío... - ¿Cómo estás?
Parece que dice... ¡Bien... y tú!
Sensa siempre sonriendo se acerca a mi oído... – Apenas adiviné lo que decías... la música está muy fuerte. Si me sacas a bailar podremos entendernos mejor hablándonos al oído.

Bailamos pero la música no es para bailar agarrados y el bochinche hace imposible que hablemos... pero me sirve para verla, se ve bonita.

Por fin llega música romántica.
El cuerpo tibio y su respiración en mi cuello... sé que estoy en el cielo.

Sensa - ¿Por qué desafiabas la avalancha... querías morir?
Esteban – ¿Y tú por qué querías morir conmigo?
Sensa – Pregunté primero... responde.
Esteban – En realidad solo te diré que me gustan las emociones fuertes... pero no lo volveré a hacer.
- A propósito... eres muy valiente, Te devolviste a hablar conmigo cuando el instinto de supervivencia te gritaba... ¡¡¡CORREEEE!!!
- ¿Por qué querías morir conmigo?

Sensa – No voy a responder... a cambio te concederé un deseo que no sea morboso.
Esteban - ¡Mhmmm!... ¿Un Ferrari?

Siento su risa. Su estómago sacude el mío... siento sus senos.
Esteban – Está bien, que no sea un Ferrari pero algo igual de valioso...
Sensa - ¿Eso igual de valioso... como qué sería?... no tengo tanto dinero.
Miro sus labios y el lunarcito cerca de su boca, miro sus ojos... ya adivinó.
Cierra sus ojos y nos besamos... giramos al compás de la música.
Chocamos con una pareja y con otra y con otra... sin abrir los ojos.

La música se vuelve otra vez estridente. Interrumpo el beso y abro lentamente mis ojos... veo los de ella abrirse. Su mirada se posa en la mía, su aliento ligeramente agitado lo siento tibio en mi rostro... otra vez la beso.
Estamos en medio de la pista, las luces juegan con mil colores.
Ya no oigo la música... solo el latir de su corazón y el mío.

(Continuará)