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Categoría: Infantiles

Aventuras en la lluvia

Lo que les voy a contar ocurrió hace mucho, mucho tiempo, cuando yo iba a visitar a mi tía Nina. Ella vivía en una casa antigua, con un gran patio y muchas flores. A mí me encantaba ir a dormir con Nina porque podía jugar en su jardín por las mañanas, ayudarle a cocinar y sobre todo…¡Desayunar en la cama!
Siempre tendía para mí un sofá que estaba contra una pared de su dormitorio. Allí me acostaba cada noche y mientras me dormía, me gustaba mirar una gran mancha de humedad que había en esa pared. Buscaba adivinar en esa mancha formas, caras, personajes. Una noche de lluvia ocurrió algo muy extraño. De pronto, vi salir de la pared algo extraordinario. Parecía un fantasma de algodón…pero oscuro, tan oscuro como las nubes que anuncian chaparrones. Sentí que tocaba uno de mis hombros mientras se transformaba en una dama gris de increíble belleza y decía con voz muy profunda, pero dulce y amable:
-¡Buenas noches! Soy Tormentosa, un hada buena a pesar de mi color. ¿Querés venir a pasear conmigo?- y me tendió su mano. Mano delgada, transparente y con perfume a lluvia.
Estaba tan sorprendida que no alcancé a responderle cuando me di cuenta que llevada por la fuerza de algo invisible, dejaba la tibieza de mi cama e iba penetrando en la pared, justo en el centro de la mancha de humedad…
-Vení, vení, vamos a dar un paseo que te encantará- dijo el hada y comenzamos a subir, subir, cada vez más rápido hacia el cielo. Íbamos por un camino con muchas curvas y atrás de nosotros uedaban relámpagos, rayos y centellas…Se oían unos truenos tremendos y a pesar de eso no sentía miedo. Viajaba confiada aferrando la mano de Tormentosa, mientras la lluvia caía sin parar por debajo de nosotros y parecía ondular con tranquilidad haciendo un rumor muy, muy suave…
Tormentosa me sonreía y me levantaba más y más, hasta que tan suavemente como habíamos subido, comenzamos a bajar. Lo hacíamos entre una niebla que se despejaba de a poco, al mismo tiempo que íbamos hacia una zona llena de luz. En un momento, estábamos frente al sol y a nuestro alrededor aparecieron siete personajes más ¡ Eran siete hadas, bellas y transparentes como Tormentosa, suaves y amables como ella y como ella me sonreían…! En lugar de varita mágica tenían un pincel dorado en una de sus manos y una paleta de colores en la otra.
Fueron surgiendo de la niebla que nos había rodeado flores, plantas, animales, cosas, todos sin color…Al llegar hasta donde estábamos Tormentosa y yo, cada una de las siete hadas fue saludándonos y eligiendo una flor, una planta, un animal, una cosa. De a poco fueron llenando a cada uno de colores, hasta que todos estuvieron listos, como los vemos todos los días. Mi amiga Tormentosa pintó el humo de una chimenea, un hermoso caballo, varios pajaritos y un gato gordo y brillante que parecía un pompón de seda…Yo estaba tan asombrada que no podía pronunciar ni una
palabra
. Todavía me esperaba una sorpresa mayor: me di vuelta para mirar el camino que acabábamos de recorrer y vi ante mí que ese camino era nada menos que…¡El Arco Iris! Tenía cada uno de sus espléndidos colores.
Mientras tanto, me tomaron de las manos Tormentosa y sus compañeras y
comenzaron a bailar cantando:

“¡Después de la lluvia qué lindo es mirar las plantas, las flores y todo brillar; pues cada gotita de un gran chaparrón pinta los colores y lucen mejor! ¡Hagamos la ronda de la luz y el sol, y cantemos juntos esta canción!”
También yo canté y bailé con ellas, llevando el compás con las palmas de las manos ¡Sentía ganas preguntarle tantas cosas a las hadas! Cuando terminase la canción lo haría, estaba segura. Ya estaba lista para comenzar a soltar mi curiosidad .De pronto, escuché la voz de mi tía Nina que decía:
-¿Así que ahora cantás dormida ? Me parece que te hace falta un buen desayuno ¡Vamos, que te traje té con leche calentito y pan con dulce de duraznos, ése que hago especialmente para vos!
Pensé que si le contaba lo que había visto, mi tía no me creería.
Ella, por su parte me dijo:
-¿Te gustó el paseo por la mancha de humedad? Como se enfriaba el desayuno y tenía que ir a le escuela, no pude contestarle. Eso sí, siempre que llueve creo que Tormentosa y sus amigas vienen a visitarnos, porque todo queda luminoso y reluciente, como recién pintado por las hadas.

Datos del Cuento
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