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Categoría: Urbanos

BARRENDER

Todos los días limpiaba las calles de mi vida y todos los días se ensuciaba. Era mi castigo, o mi vida o no sé qué… Las personas me ven y pueden decir tantas cosas de aquello que ven pero cuando me veo en el espejo siento que no soy yo quien está delante de mí. Es mi cuerpo, mis ojos, pero, Dios, cómo cambian día a día, noche a noche, mas ese brillo, esa tristeza esa alegría siempre están como un aire que cubre todo movimiento. Podría saber más de mi vida pero no soy buen escobero, no tengo tal afición por las calles de mi vida. Puede que una que otra vez empiece pero siempre lo olvido… ¿Será así la humanidad entera?

Ya mas tranquilo y luego de ver tanto durante el día y de leer tantos libros debo decir que todo cuanto veo es tan relativo, tan cambiante. He paseado con un familiar y dentro de poco es seguro que no volveremos a vernos más… Esa línea que tanto veo, esa luz oscura que encierra y guarda tantas muertes es lo que me hace sentir que no vivo si no muero día a día. Está en mi seguir barriendo, como todos los días y todas las noches, pero uno despierta y todo está listo para ser limpiado. Nunca llegaré a ver todo, estar en la sima de todas las vidas, pero puedo imaginarlo, soñarlo, olerlo mientras barro y barro las calles de mi existencia…

Mientras escucho esta canción siento tanto amor por todo aquello que cubre esta noche que dejo mi escoba y empiezo a escribir, sin parar, como dibujando y echando todo el amor recogido día a día, noche a noche. Un momento hubo durante el día y ese momento fue total. Estaba andando por las calles de mi vida cuando un sentimiento se encarnó ante mis ojos. Era una mujer. Mi corazón saltó y quise decir tanto, tanto pero no pude, me escondí tras mi escoba y seguí barriendo las calles, sí, eso es lo que hice hasta que aquel sentimiento se fue de mi lado y ya mas tranquilo quise limpiar todo el recuerdo con la escoba de mi vida…

Mañana despertaré y es seguro que olvidaré todos estos textos que tanto amo. Caminaré. Sonreiré. Barreré las calles de mi vida sin olvidar que esa es mi tarea mientras viva en este mundo en donde los pensamientos sólo valen cuando llegan a la luna de mi alma, luego, se pudren como pescados fuera del mar… Una mujer se me acercó y me dijo que mis ojos brillaban. ¿Eres un santo?, preguntó. Mi escoba es santa, le dije mientras volvía a barrer las calles de la ciudad, así como las olas de la mar, mojando las secas arenas de la existencia… Eso hice y eso haré día a día, noche a noche… ¿Por qué? Porque es así como me siento feliz, en paz… Sólo así…

San isidro, enero de 2008
Datos del Cuento
  • Autor: joe
  • Código: 19424
  • Fecha: 09-01-2008
  • Categoría: Urbanos
  • Media: 4.74
  • Votos: 115
  • Envios: 0
  • Lecturas: 2651
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