El beso que ella me dio, tenia sabor limón, la mañana era triste pero después de ese beso ya no me importo. Mi desilusión es no volverla a ver y es que ella desapareció, me dejo un numerito impreso – que por tonto, de mis manos se esfumo.
Era un día nublado y adonde yo fuera una nube se posaba en mi, soltaba gotas heladas, rayos y centellas y yo le gritaba maldiciéndola - ¡¡¡ nube quítate de aquí!!!.
Al parecer era una nube sorda, me ignoraba cuando le hacia señas y aumentaba los rayos y centellas burlándose de mí. Levante mi mano con tal que viera la seña grosera que le dedicaba y carcajeándome de ella, de mi bolsa saque un pequeño paraguas; camine como si fuese una mañana de abril sin que nada me molestara.
Mi gesto burlesco asía ella, provoco que se aliara con Mr. Viento, quitándome el paraguas de un solo movimiento. A carcajadas y entre abrazos, me veían y se reían como si fuese un mísero gusano; disfrutaban de mi pena y de mi llanto. Camine a contra gota y viento tapándome la cara con bruscos desesperos, el agua inundaba las calles y mis llantos me quemaban por dentro. Me cubrí bajo un zaguán y ahí estabas tú padeciendo el mismo sufrimiento – parecías angelito endemoniado, con tu vestido rojo y de negro tus labios. Juntos maldecimos el tiempo, estuvimos un rato platicando y entre risa nos unió un abraso juntando así nuestros labios; y salimos sin importarnos las gotas, ni las nubes, ni el viento, ni el agua en el pavimento; nuestro frió se había convertido en el calor a frote de nuestros cuerpos.
Y sabes por que te lo cuento... ¡por que no sé quien es! Y él numero telefónico lo perdí desde que me desperté. Lo único que más recuerdo es el sabor de su beso y te cuento que jamás lo olvidare.