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Becutis en Matinee

No recuerdo el día en que nací, para ser sincero, pero si puedo decirles que fui bautizado en ese mismo año, mi papá me puso por nombre MILTON BECKER MORENO HERRERA, yo he investigado porque me llamó así, ya que como comprenderán el nombre de una persona puede tener alguna repercusión en su conciencia, tengo entendido que me puso MILTON por el poeta y escritor ingles JOHN MILTON aquel que escribió EL PARAÍSO PERDIDO, tengo entendido que me llamó BECKER por el famoso poeta español GUSTAVO ADOLFO BEQUER aquel que dijo “volverán las oscuras golondrinas” sin embargo he de señalar que mi amado padre era según yo creo un autodidacta y no se percató que MILTON, es un apellido, que BECQUER, es también un apellido, con lo cual a la fecha cargo con cuatro apellidos y ni un solo nombre con el agravante que el encargado del Registro Civil tampoco se percató que el nombre que me habían puesto era BECQUER pero el transcribió BECKER, apellido alemán según creo, volviéndose así un galimatías mi nombre y siendo de esta manera un poco penoso el identificarme, pero bien esto gracias a DIOS no me afectó en mi niñez, por cuanto mi hermano JAIME quien se hizo cargo de resolver todos mis problemas en mi niñez me bautizo con el nombre de BECUTIS, como fui ampliamente conocido en mi niñez y como me llamaban todos incluso hasta uno que otro maestro en el aula de clases.-
Pienso que tuve una niñez muy feliz, y toda esta felicidad se la agradezco a mi padre amado quien se empeñó desde mi tierna edad para que recibiera la mejor instrucción en nuestra fe cristiana, mi hermano JAIME fue sin lugar a dudas el encargado de acompañarme a la iglesia y dirigirme en los rudimentos de la fe, como dato curioso debo expresar que mi hermano JAIME elaboró un procedimiento a seguir para nuestros estudios religiosos y recuerdo que el día Domingo era el día que nos levantábamos más temprano que de costumbre, en nuestro bello pobladito de Jinotega bañarse con el agua de barril, creo que es una de las actividades más agradables y recreativas de las que un niño puede disfrutar, luego desayunábamos nuestro pocillo de café y la torta de gato a la que debemos nuestras robustas personalidades y después iniciábamos los estudios religiosos: mi hermano JAIME tomaba con mucha seriedad una caja de fósforos encendía uno y con gravedad me decía ¡pasa la mano! Yo solicito y ansioso de inmediato ponía la mano y él me quemaba un dedo, las primeras veces lloré mucho pero él me explicaba con la serenidad y paciencia de un maestro en las artes: “Duele mucho verdad, sólo fue un segundo, ahora imagínate quemarse por la eternidad en el infierno”

Nos dirigíamos a la iglesia catedral SAN JUAN donde íbamos a la misa de niños pobres, eran misas muy lindas, muy agradables, cantábamos himnos y en mi mentalidad de niño me sentía feliz de estar en paz con DIOS , me gustaba su casa porque era enorme, llena de oro y gente bonita, todos nos trataban con gran amabilidad el PADRE era un hombre bueno pero arrecho, a más de alguno de los niños le pegaba su cachetada, con él las cosas eran serias y las consecuencias de nuestros actos eran inmediatas, cantábamos, a veces había que pararse, a veces sentarse, después había que arrodillarse y bajar la cabeza, yo nunca entendí muy bien cuando era cada cosa pero me fijaba en JAIME Y hacia lo que miraba, había un chavalo que me pegaba trompones al descuido, le dije a mi hermano, me explicó que ese chavalo trabajaba para el DIABLO pero que a la salida lo arreglábamos y bueno todo era felicidad.-
Después de la misa nos llevaban a la casa cural, algunas señoras, el señor cura, todos los niños, ahí se verificaba quienes iban a hacer la primera comunión, quienes habían entendido la misa, quienes no, en la casa cural el salón era grande y existía la posibilidad de interactuar con el resto de niños, nos sentíamos muy bien porque logramos agarrar al niño que trabajaba para el DIABLO y mi hermano JAIME le dio tremenda paliza, cuando estaba en el suelo me dijo escúpelo y yo hice mi mejor esfuerzo, luego repartieron los confites, estábamos sentados en un semicírculo grande, JAIME me había colocado de tercero en los asientos, en cuanto me dieron mi paquete de confites JAIME me agarro chineado y me fue a poner de antepenúltimo me quitó el paquete y me dijo decí que no te han dado, después nos dieron fresco de chicha y una vez satisfechos proyectaban la película, en nuestros estudios religiosos vimos a MARCELINO PAN Y VINO , BARRABAS, NERON, MACISTE CONTRA EL CICLOPE ,, SANTO Y LAS MOMIAS DE GUANAJUATO Y JESUS, fue esta última película la que no me gustó porque yo esperaba que JESÚS que era el chavalo de la película no muriera y me llevé el gran pesar de que lo mataron en la cruz, me sentí triste, JAIME me dijo que no había problemas porque en la próxima película revivirá y entonces pues nos fuimos a casa, escondimos los paquetes, nuestro padre el señor SANTITOS MORENO nos interrogaba profusamente sobre nuestros estudios bíblicos y sobre la misa y luego entregaba a JAIME un córdoba con cincuenta centavos y luego de almuerzo nos íbamos al MATINEE
El CINE era atemorizante tenía en la entrada una reja metálica los chavalos que llegaban muchos eran peleones, te retaban, te insultaban, sin embargo yo me sentía relativamente seguro porque mi hermano era varios años mayor que yo y conocía el procedimiento en el CINE, JAIME llevaba alrededor de veinte paquines al CINE luego comenzaba a ver con mirada retadora a los otros chigüines, comenzaba a regatear sus paquines, discutía con los otros que llevaban paquines. Me ponía en una esquina con los cuentos cuidándolos de espaldas a la gente, discutía acaloradamente era inminente el pleito y luego casi siempre negociaban, hasta ahora comprendo que eran tácticas de mercadeo, de compraventa, negociaciones agresivas y todo lo demás que después se aprende en la universidad.-
Luego de los paquines, luego del cambio, venía el juego de figuras, las que se jugaban a la cara y sol, o mediante el acertijo pares y nones, también este juego implicaba la posibilidad de una pelea a trompada limpia y el despojo de las figuritas al perdedor de la contienda, en muchas oportunidades vi a mi hermano JAIME adueñarse del botín y en una o dos ocasiones lo vi ensangrentado, derrotado y medroso volver desvalijado cuando perdíamos todos nuestros tesoros
La entrada al CINE significaba comprar golosinas, siendo que nuestro padre nos daba un córdoba con cincuenta centavos, y siendo que la entrada al cine valía cincuenta centavos para JAIME y veinticinco centavos para mi, casi siempre contábamos con setenta y cinco centavos para comprar golosinas, siendo nuestra compra principal dos o tres bolsas de jocotes las cuales cumplían doble propósito pues tanto JAIME y yo los comíamos y guardábamos meticulosamente las semillas, las que utilizaba después como municiones para atacar a los chigüines que le caían mal o trabajaban para el diablo

No recuerdo para ser sincero alguna película que hayamos visto en el cine, pues era difícil concentrarse con tanto peligro alrededor, pero si recuerdo que mi hermano, fue por muchos años mi mentor en estas actividades tan violentas como puede ser el estudio de la fe y las tardes de domingo en matinee
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