--No puedo . . . . trato de serenarme, de acostumbrarme a tu ausencia.

--Quisiera llegar hasta tí, pero no debo.

--Lo sé Amanecer. . . yo también iría, pero no puedo.

--Viste ahí está la diferencia. Yo no debo porque me has dicho que eres ajeno. Y por ajeno tu tampoco deberías venir. Pero me dices que no puedes . . .

--No preguntes . . .

--No preguntaré, pero no me dejes tan sola. No me hables de amor ni de sueños. Sólo dime que estás bien.

Quisiera pedirle a la luna
Que me lleve hasta tus brazos
Antes de que el ocaso
Llegue hasta mi balcón
Y así con esa emoción
Darle la bienvenida
Que será la depedida
De la salida del sol.

--Decir tanto acompañado de este tango "Adios Muchachos" ha compungido mi corazón y he tenido que llorar. Es un extraño adios a la ausencia. Sí ausencia . . . porque es la despedida a quien ya no está.

Perdón si por esta cuita alguna lágrima rodara . . . enjugadla y que crezca el amor en ella . .

Chao.