Siembra viento recoge tempestades
0 (cero) bajo cero, hacele caso a la radio, seguro que sales con la cama puesta y la almohada de bufanda. Y como si fuera poco ese rinconcito de patio que te muestra el único nubarrón de la zona, y sales muy orondo a pasear el paraguas por toda la city, porque no pudiste regresar a dejarlo en el paragüero.
Lo de costumbre, bueno, no tanto, al llegar a la esquina, el bus, ese que siempre tienes que esperar media hora porque el anterior se fue justo cuando te faltaban veinte metros para llegar a la parada, oh! suerte, hoy llega después que vos...
Alguien que seguro tenía las manos agarrotadas por el frío metió la llave equivocada y luego al querer retirarla el bestia bruta, se llevó parte de la llave pero el resto lo dejó. Yo no fui, no, esta vez no, recapacito mientras uso una estalactita de bastón.
Doblo la esquina, con gran esfuerzo, (teniendo en cuenta que es de cemento, baldosas y acordonada además)
El viento helado me golpea en la cara,- el último que me pegó sabés donde está!!-, le dije, para eso ya estaba a diez cuadras abajo, y yo peludeaba contra el viento, (el otro, el que venía detrás).
Los mejores músculos se sacan remando contracorriente, menos mal que me puse los guantes antideslizantes, esos de los que se burla mi mujer. Los tengo hace diez años, están enteros porque los tenía bien guardados, son la muestra que me dió un bolsero de electricidad de la zona, si le hacen el ADN seguro que el tipo está ahí, porque dicen que queda para siempre.
Estaba resuelto a tirarlos al resumidero, pero ahora me voy agarrando de las paredes, y a la vez estoy tratando de que el pícaro viento no me arranque la ropa, veo que me son de gran utilidad.
Entre tanto, el muy lascivo sigue tironeandome. -sabés como quedó el último que me desnudó?-. Me parece oir la carcajada.
Se nota que le contaron sobre el turco proctólogo que me tendió boca abajo y hurgó en mí como si fuera un pan al que le están sacando la miga.
Oseas 4:19; Porque sembraron viento, y torbellino segarán.