(Para Pame, Chellín y Lian)
Por supuesto que tanto Pame como Chellín no tenían ni la menor idea del motivo de la reunión ni mucho menos que ellos serían los encargados de cortar el tradicional listón de seda, que en esta ocasión no sería seria precisamente de ese material sino que se trataría de un listón hecho especialmente para la ocasión por los “Tarahumaras”, así como de estrellar la botella que a la sazón cambiaría el contenido del tradicional “Champagne” al simbólico y típicamente mexicano “Tequila”.
Todo esto como el inicio de actividades del Restaurante que Lian al fin inauguraba en pleno “Les Champs-Élysées”
Y a solamente dos cuadras del “Arco del Triunfo”.
Por fin Pame vería reflejado fuera de pasarelas sus diseños ya que Lian le pidió se encargase de la imagen de todo el personal, desde la Hostess hasta el mismo Gerente, incluyendo desde luego a meseros y7 meseras, cajero, edecanes, garroteros, personal de la cocina, galopines, encargados de limpieza, mantenimiento y seguridad y chóferes, dando especial énfasis a los chefs.
Basó sus diseños, que por cierto y en principio eran siete, en motivos que variaban según el día, a saber; los lunes con inspiración “Chiapaneca”, los martes “Veracruzana”, los miércoles “Tamaulipeco”, los jueves “Yucateco”, los sábados “Poblano” y el domingo “Jalisiense”.
Desde luego que con el toque “Pamella”
La cita fue precisamente debajo de la “Tour Eiffel”
Unos cuantos metros debajo del “Jules Verne” ahí a solo ciento veinticinco metros fueron conducidos por un simpático chofer del taxi que se encargó de transportarlos del Aeropuerto de Orly, aunque nunca vieron su cara ya que su estatura no le permitía sobrepasar el respaldo del asiento delantero.
De lo que nunca se percataron fue que tampoco alcanzaba los pedales ya que de haberlo hecho hubiera tenido que bajarse del asiento. Todo el trayecto condujo de píe sobre el asiento, es más sin siquiera tocar el volante.
El mismo conductor se ofreció a prolongar sus servicios ahora como guía y a un precio tan modesto que Pame, sobretodo y Chellín no se animaron a discutir el monto por tales servicios.
Tal era su emoción que ni siquiera se percataron del modelo del taxi que manejaba aquel tan singular “Chauffer”
Tampoco se dieron cuenta del cambio de apariencia una vez que saltó a la banqueta. Su boina color azul hacía juego perfecto con su impecable uniforme también en el mismo color, aunque más que uniforme parecía un . . . overol.
El momento los llenó de emoción y jubilosos se dieron un abrazo como el que solo los tres acostumbraban a darse cada ocasión que se encontraban y eso no importaba que la última ocasión hubiera sido la noche anterior
O tal vez era la emoción de estar en París la que no les permitió que se dieran cuenta que el expendedor de boletos, el operador del elevador, el policía que resguardaba el orden, el empleado que atendía el torniquete de entrada, el Maître, el mesero, el garrotero y de haber tenido posibilidad de verlo, hasta el chef tenían la misma apariencia que su solicito y peculiar guía aunque y desde luego todos con diferente traje.
Les fue asignada una mesa con una vista inmejorable. Los tres tomaron asiento para lo cual Chellín haciendo gala de su genética cortesía les cedió los asientos justo al lado de la ventan para que pudieran deleitarse con la magnifica visión.
Fueron atendidos por el mismo Alain Ducasse, Director del prestigioso restaurante al que dejaron totalmente la minuta de tan esperada cena misma que consistió en cocina francesa contemporánea con delicias como cordero de Limusin, langostinos, vieiras, San Pedro con mariscos y mantequilla semisalada, ave de Las Landas con cangrejos de río, trufas y foie-gras, acompañado todo esto por un excelente vino francés proveniente de la región de Bordeaux, una botella de Sauternes - Barsac, un vino dulce, frutado y de fuerte sabor, considerados como los más finos.
La ocasión lo ameritaba.
Durante el transcurso de la cena. Lian les fue comentando sus planes dentro de los cuales en ninguna ocasión mencionó a Chellín, lo cual le extrañó en exceso, sin embargo sabía que algo tramaba y pacientemente esperó.
A una señal uno de los camareros, que por cierto se parecía su ”chaouffer” le entregó una caja que al ser abierta dejó al descubierto un estuche que sin lugar a dudas se trataba de un violín.
- Lo sabía, lo sabía
- Bueno no es un “Stradivarius” pero si que tiene un color excelente según me aseguraron en el Repertorio donde lo encargué.
- Déjame verlo
- Solo verlo
- Ja, ja, ja
- Este está reservado para la noche da la Inauguración ya que tu serás el encargado de amenizar la velada
- Lo cual será un honor.
A otra señal el mismo camarero se acercó y le entregó a Lian en una charola de plata a todas luces proveniente de Taxco, un sobre. Lo tomó, lo abrió con coqueta parsimonia, extrajo una hoja de elegante papel, lo extendió y a la luz de las velas empezó a leer:
.
Dos mujeres
Guapango
(Para Pame y Lian)
Son dos flores que han nacido
una en México y la otra en St. Paul
me recuerdan mi Huasteca
tierra de mi corazón
Bajo el sol de nuestro Anahuac
bailemos y cantemos este son,
cardenales en sus trinos
cantan, cantan mi canción.
Le canté a Veracruz
a Hidalgo y Tamaulipas
ahora le canto al Anahuac
por tantas cosas bonitas
Es Tacuba tierra de mi abuelo
y del mundo, capital
tierra de grandes hombres
yo la llevo en el corazón
Pa’mujeres, la Guerrero
de por donde silva el tren
a que linda chaparrita
mi abuelo se encontró
Y en todo el Distrito
sabores a paladear
preciosa ciudad con Ángel
orgullo de mi corazón
Que sabrosos son sus tacos
su quesillo y chicharrón,
no le tienes que buscar
con su olor lo encontrarás.
Hoy le canto a dos mujeres
mujeres de mi corazón
dos estrellas brillan en el cielo
orgullo de mi corazón
La noche d ela inauguración, Chellín toma el violín, abre el compás, se acomoda el instrumento cuidadosamente en su hombro derecho, lo aprisiona suavemente con su mentón, toma el arco con su mano derecha he inicia los primeros acordes del huapango escrito por Norsi para ese sublime momento. Su vestimenta desde luego que ha sido diseñada por Pame que junto con Lian gozan el moemnto desde la mesa central frente a Chellín.
Pócolo trepado sobre el cuarto que otrora fue la habitación del mismo Gustav Eiffel escucha al punto de las lagrimas las primeras notas.
- Mis muchachos, siempre estaré junto a ustedes.
Una lagrima asoma a sus mejillas, lo cual Él justifica como una molestía propia del viento que a esa altura enfría el ambiente.
Marzo de 2010