Julieta no vuelve ese día sino al mediodía del siguiente.
Me presenta a sus dos hijitos... dos bellezas.
La nenita es tan bella y dulce que la apodo “Caperucita”
Y al niño por lo rubiecito lo llamo “vikingo”.
Noto los ojitos de Julieta llorosos.
Rubén - ¿Qué pasa “patico”... por qué esa carita?
Julieta – Algunas personas se enteraron de lo nuestro y empezaron a decir cosas de mí y de ti.
Rubén - Voy a decirte algo... habrá gente que entienda que una mujer tiene derecho a rehacer su vida y otras que no... allá ellos con su rollo.
- Si tu esposo ya no vive contigo y seguramente comparte su vida con “otra”. El hecho de que te dé algo para ayudarte con sus hijos ya habla bien de él como persona, al menos responsable.
- Pero con eso no compra tu alma. Porque sucede que los “ex” si pueden hacer su vida con “otra” pero por lo general se “ofenden” si su “ex esposa” intenta tener derecho al amor, a ser feliz y compartir su vida con un compañero.
- Aunque siempre hay “alguna” dispuesta a “morir lentamente” y finalmente lo consigue.
- En cuanto tú y yo formemos un hogar quiero que tu “ex” deje de darte esa ayuda.
- No vas a necesitarla.
Julieta – ¿Y cómo haremos cuando él quiera ver a sus hijos.
Rubén – Me agrada que me preguntes eso así dejamos las cosas en claro.
- Yo creo que tiene derecho a verlos, a llevarlos de vez en cuando si lo desea. En eso tú mandas.
- Pero por ningún motivo quiero que entre a la casa. Que los espere afuera. Yo “de visita” no lo quiero porque tú estarías incómoda, nerviosa de que se salga con algo que me haga reaccionar... algo como “te acuerdas como te gustaba esto y aquello...” o “siempre pienso en ese lunarcito que tienes en...” etc.
- Es mejor evitar problemas.
Julieta – Pero si es invierno y hace frío y está lloviendo...
Rubén – En ese caso que vuelva cuando escampe o espere al verano.
- Soy muy comprensivo y educado... pero puedo fácilmente convertirme en un “salvaje prehistórico”, quienes me conocen ... evitan provocarme.
Julieta suspirando – Bueno... creo que tenemos un trato.
Se acerca y me besa... yo me aprovecho de ella siempre que puedo así que a su corto beso yo agrego un abrazo y un beso más intenso.
Rubén – Y en cuanto a la chusma... cambia la carita...¿Sí?
- A mí me importan un bledo los terceros intrigantes.
El Vikingo - ¡Mamá!... (le dice algo al oído).
Ella lo lleva al baño.
Caperucita se queda conmigo. Sentadita en la butaca, manitos apoyadas a ambos lados menea las piernitas, mira para un costado tratando de ocultar su pícara sonrisa. Me mira de cuando en vez.
Coqueta sacude su cabecita acomodando su cabellera corta de color castaño. Ella es mayor que el Vikingo. Su edad ronda tal vez los seis años.
Le sonrío y ella se anima y pregunta - ¿Tú vives aquí?
Rubén – No. Este es un hotel y temporalmente vivo aquí.
Caperucita - ¿Puedo ver por el balcón?
Rubén – Bueno vamos...
Se agarra de mi mano.
Caperucita - ¡Qué bonito se ve todo! ¿Qué hacen aquellos hombres con esos palos en el pasto?
Ella está viendo a los campos de golf del hotel HYATT REGENCY La Manga.
Le explico y bla... bla... bla... ella y yo.
Un poco tímida al principio ya se siente cómoda y no para de preguntar.
Llega Julieta – Bueno... ¿cuáles son los planes?
Rubén – Tú ya tienes las valijas hechas y yo también. Las hice antes de que llegues. Nos vamos el fin de semana a Granada. Salimos en hora y media.
Julieta - ¿A la nieve?... ¡Ayyyy! Yo nunca vi la nieve...
Otra vez se abraza de mí.
Rubén – Iremos exactamente a un centro ecuestre llamado Cabacci en Guadix.
Caperucita - ¿Qué es Guadix?
Rubén – Guadix es un lugar muy bonito. Allí se encuentra el mayor conjunto de cuevas de toda España.
Muy cerca de los valles del Sierra Nevada.
Julieta – Por allí cerca está el castillo de Calahorra... ¿cierto?
Rubén – Pues si.
- ¿Sabias que hay muchas casas construidas en esas cuevas?... son tan bonitas que parecen salidas de un cuento.
- Alquilé una cabaña de madera... la pasaremos muy bien.
El Vikingo - ¿Qué es ecuestre”
Rubén – Significa que hay caballos y pasearemos montados en ellos.
Sus ojitos brillan y la carita de ambos se ilumina. Cruzan miradas cómplices. Julieta también se ve feliz.
Hora y media más tarde embarcamos en un bus a todo confort.
El bus realizó algunas paradas donde aprovechamos a estirar las piernas, comer y beber algo. Compartimos momentos muy bellos. Éramos una familia completa y feliz.
También aprovechamos para comprar vituallas.
Arribamos algo tarde en la noche luego de recorrer (estimo) unos 300 km tal vez más. El guía nos lleva hasta nuestra cabaña. Abre, nos entrega la llave y se ofrece para cualquier cosa.
Acomodamos nuestras cosas y Julieta prepara unos sándwiches , yo enciendo la chimenea y cenamos.
Los niños “cabecean” por el cansancio del viaje.
Luego les ponemos sus pijamitas y los acostamos... quieren un cuento.
Les hablo sobre mis antepasados, sobre las fiestas “celtas”... los dioses que dominan sobre las estaciones del año, las fiestas de “halloween” en EEUU que derivan de las festividades “celtas”... hasta que se duermen.
Julieta aparece en la puerta y le hago una seña con el índice sobre mi boca para que guarde silencio.
Cerramos la puerta despacito.
Hay una radio. Quiero sintonizar música pero no se escuchan más que ruidos.
Me acuerdo del reproductor portátil de CD que tengo en la valija.
Consigo un CD romántico, le pongo los auriculares a Julieta
y bailamos frente a la chimenea. Yo alcanzo a oír la música aunque no tan bien como ella.
Sentirla así... tan mimosa, tan entregada, tan receptiva a todas las caricias y besos como si ambos padeciéramos una sed de amor desde los comienzos de La Creación.
¡Clack! Termina el CD.
Ella se quita el auricular y acomoda sus cabellos con un gesto de la cabeza. Se me queda mirando sin decir palabra.
No hace falta que diga nada... yo siento lo mismo.
Quito el acolchado de la cama y lo pongo en el suelo frente a la chimenea y con una manta nos abrigamos. También llevo las almohadas.
Pusimos un recipiente con chocolate y leche en las leñas.
Al rato bebemos el chocolate de un tazón de cerámica que compramos por Graena.
Nos acomodamos como para dormirnos... pero no puedo.
La chimenea encendida, su perfume...
Rubén - ¿Me hablaste?
Julieta – No... esteeee... pues no.
Pienso... ¿Qué puedo inventar para besarla?
Rubén pensando en voz alta - ¡Malditos conejos!
Julieta - ¿Qué dijiste?
Rubén – Nada... nada, pensando en voz alta.
Se voltea y con una sonrisa traviesa apoya el codo en la almohada y pone el puño sosteniendo su quijada - ¿Qué pasa con los conejos?
Se acomoda el cabello detrás de su oreja.
Esos gestos tan femeninos que realiza me vuelven loco... me cautivan, me apasionan.
¿Por qué tiene que ser tan hermosa? ¿Por qué tan sexy? ¿Por qué...?
Quiero contenerme pero no puedo. La atrapo y empiezo a besarla sin control.
Estamos vestidos así que empiezo a tocarla por encima del jeans. Ella se deja tocar.
Sin dejar de besarla desabrocho su camisa. Atrapo con mi boca sus senos con todo y sostén. Ella suspira, cierra los ojos y nos besamos cada vez con más pasión. Comienzo a desabrochar su jeans, bajo su cierre... ella me besa con desesperación. Toco su sexo por sobre la tanga.
Rubén – ¿Qué es esto Julieta?
Julieta - ... ¡me vino!
Rubén - ¿Qué te vino?... no me digas...
Con su cabeza me dice que “si”.
Rubén - ¡Pero qué karma Dios mío!
Me paro camino hacia la puerta de la cabaña, la abro (afuera todo está cubierto de nieve) me dejo caer boca arriba en la nieve con los brazos en cruz y mirando al cielo digo como rezando - “Dios mío haz lo que tengas que hacer pero quítame esta calentura... ¡hazlo ya!”
... y el Señor me escuchó...
Dos segundos después la nieve del techo de la cabaña se desliza y cae sobre mí sepultándome por completo... no puedo moverme.
¡Alabado sea el Señor...!
Oigo los gritos de Julieta pidiendo auxilio. Ella comienza a escarbar con sus manos pronto otros se suman a sus esfuerzos hasta que aparece mi rostro (medio azul) por la hipotermia.
Rubén – ¡Ho... hola Ju...Ju.. lieta!
Julieta sonriendo - ¡Hola... príncipe azul!
Rubén – Mu... muy gra...cio...sa... muy gracio...sa.
Agradecemos a los eventuales vecinos y entramos otra vez a la cabaña.
Me quito la ropa mojada, me doy una ducha caliente, me pongo la pijama...
Vuelvo frente a la chimenea y me arropo con la manta.
Ella prepara más chocolate. Tiemblo y mis dientes parecen castañuelas.
Rubén – ¿Po...po... drias da...dar... me algo calien...te?
Prepara más chocolate y esquiva que le vea la cara pero noto que se está riendo.
Bebo el chocolate y luego de un rato me recupero de la hipotermia.
Julieta se quita la camisa, el jeans y luego el sostén y se mete bajo la manta.
Rubén - ¿Qué estás haciendo Julieta?
Julieta – ¡Te engañé!.. faltan como diez días para que “me venga”.
Rubén – ¿Quiere decir que... ¡Aaaaachuz! ... todo fue una broma?
- Pero “patico” casi perezco sepultado en vida
- No puedo creer que hayas hecho esto.
- Julieta... Eres malvada.
Ella con su mejor sonrisa - ¿No me vas a perdonar?
Rubén - ¡No!
Me da un corto beso y observa mi reacción... comienza a seducirme.
Botón a botón... desabrocha mi pijama.
¿Por qué eres tan bonita Julieta? (pienso)
Se acerca a mis labios... pero no me besa. Sus pezones rozan mi pecho.
Otra vez sus labios cerca de los míos y el embrujo de su mirada. Besa la comisura de mis labios... siento su boca ardiente.
Se monta encima de mí (sobre el fruto prohibido), toma mis manos con las suyas y las lleva hasta las almohadas, algo por encima de mi cabeza.
Sin querer... acaricia mi rostro con sus senos. Pasa sus pezones por mis labios.
Ya no soporto más... la atrapo, la beso mientras la acaricio y toco la humedad de su sexo. Le quito su “tanga”
Abrazados la giro y queda debajo...
Sus dorados cabellos adornan la almohada.
Julieta clama suspirando - ¡Despacito... Así...
- Así...!
La pasión, el amor, su perfume, los besos, sus quejidos temblorosos susurrados apenas con el aliento, me excitan aun más... quiero llegar a su alma. Somos fuego contra fuego. Me abraza con fuerza, muerde mis labios, nos besamos con pasión... mi alma llega a la suya como un río torrentoso irrumpiendo en la mar.
Arden los leños... afuera está nevando.
(Continuará)
Cuánta gimnasia para el alma,transitar mientras se lee,tan variadas sensaciones,sutilmente acomodadas en el relato...ternura,picardía,desconcierto,gracia,pasión... Pau