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Categoría: Misterios

El dia en que lloraron las casas

Abro mis ojos sintiendome desconcertado por segundos eternos hasta que caigo en cuenta que estoy en casa de la abuela. Habiamos festejado la navidad en familia como era costumbre. Estoy en un cuarto improvisado para huespedes donde tres camas singulares habian hecho la ardua tarea de conciliar el sueño pesado de mis primos y demas parentela. Brazos y piernas en posiciones de desbarato universal para dormir eran testigos de la festejacion que al final permitio que nos encontrara el sueño rendidos ante el cansancio sin importar comodidad alguna. Estabamos tan apretados que yo soñe el sueño de mi primo, y el soño el de mi tia, haciendo que nadie soñara lo que le correspondia en una hojarasca deslocada de murmullos dormidos que al final terminamos conociendonos mas por las revelaciones sonambulas y ajenas que por la convivencia de la festejacion navideña. Reviso el ambiente sudado y miro mi reloj: son las 6:33 am. Intento levantarme sin despertar a nadie, y me hago paso sobre bultos que improvisaron camas en los suelos hasta que abandono la fanesca de parientes. Llego a la sala, donde como es costumbre en un clima tan calido y humedo, las ventanas de este segundo piso son grandes y sin vidrio facilitando el recorrido del aire por toda la casa haciendo su despedida por el callejon de atras. El callejon envuelve la casa y termina en unas escaleras demasiadas empinadas donde el abuelo Mingo se sentaba desde antes de morir, para recivirnos a cualquier hora, ahora despues de su muerte solo se siente su respiracion en ciertas ocaciones donde sin duda sigue sentado. Anoche fue una de esas ocasiones para mi. Ademas de las ventanas desnudas hay un balcon donde es costumbre asomarse a vigilar la vida que pasa por debajo, siendo esta la unica casa de dos pisos en todo el barrio, da la impresion de que el vecindario pone una novela con detalles para que nosotros desde lo alto la podamos observar. La abuela sabe la vida de todos, sin que nadie lo califique como una impertinencia, sino que aveces es bienvenida una opinion bien informada evitando que discusiones ardientes terminen mal. La casa parece cambiada, no recuerdo que haya sido tan pequeña, ni nunca habia tenido tantas ristras de sillas de formas y colores heterogeneos. El piso enlucido por unas baldosas de color rosado hormiga que causo tanto alboroto cuando fueron instaladas por mi tio, quien se encargo personalmente de comprarlas y el cual habia visto un color parecido en una casa de millonarios y le parecio un detalle exotico y esquisito, gusto que nadie mas compartia, dejandolo en una isla de satisfaccion, esta vez reflega la luz en un color blanco aburridor que sobrepone el rosado. Un ventilador viejo aun prendido pelea con el viento de afuera y hasta tose de cansancio de una lucha que no puede ganar, al parecer lo unico que hace es agitar unas cintas de colores que alguien amarro en los alambres que resguardan las elices que anoche le dio vida, y hoy me da tedio mirar. El sol acaba de salir y aun siendo mañana ya tiene aspecto de viejo y cansado. Me asomo al balcon invitado por la curiosidad de ver mejor el mundo de abajo que esta opaco y sin brillo, dando la impresion de que se le han acabado los colores al pincel de la naturaleza solo por hoy. Desde el balcon diviso la estacion de buses donde ya hace un colectivo refunfuñando, soltando un humo negro que levanta una tapa del escape que se rinde alzandose como riendose a carcagadas en cada suspiro del motor. En eso suena su pito en descarga triunfal que no alcanzo a escuchar, pero estoy seguro suena y empieza a moverse en direccion al centro de la ciudad con seis personas dentro durmiendose del cansancio. Lo observo pasar y me pregunto porque este dia tiene aspecto de noche? Se fue el bus y no queda un alma en cualquier direccion. Es raro, pienso, son mas de las seis y no ha cantado ni un gallo. Empieza a llover con sentimiento y el aire huele a resentimiento. Se acentua aun mas la soledad en la calle y parece dificil pensar que alguna vez, en alguna vida, gente ha caminado sobre ella ya que ahora la tierra tiene aspecto de virginidad cronica. No cabe en el pensamiento que no han sido años, sino horas desde la ultima vez que yo mismo camine en ellas. El agua cae despacio, pero de inmediato se forma un delgado caudal diafano que viene desde la estacion de buses en paralelidad con la calle principal, dandome a saber que en esa direccion la lluvia no era tan menguada. Miro a la izquierda como si me hubiesen llamado, y descubro lo unico que parece tener vida, un paraguas que se mueve gracias a una mujer que se protege en el. Yo la he visto antes en una tarde vaga cuando habia venido a visitar a los abuelos. Me acuerdo salude al abuelo Mingo primero en la escalera y el me advirtio:
"Arriba esta la Madrina Valentina, no hagas preguntas"
Subi en cautela viva contando mis pasos, no tanto por el miedo a la prevencion del abuelo, sino que no podia imaginarme que clase de indagaciones eran las que me estaba prohibiendo. Frente a la abuela Chabela, sentada en una silla de mimbre con expresion de otro mundo, estaba la Madrina Velentina, como si lo unico que separaba de los muertos a ese ser escualido y diminuto era que respiraba, y el aire dejaba sus pulmones como lo hace el de todo el mundo vivo. Lo que me llamo la antencion, provocando en mi las preguntas que seguramente eran las que mi abuelo me advirtio no hacer, fue una cinta igual de vieja, que ella se amarraba en la circunferencia de la cabeza, como vi años despues en una pelicula de un italiano que llamaban Rambo. La cinta la traia justo arriba de los ojos, para evitar que las cejas le tapara la vista. Su historia llevaba el infame capitulo de un accidente cuando sin indicacion alguna una bolqueta de las que traian cascajo para rellenar las calles en tiempo de invierno, habia tomado reversa sin percatacion mutua y termino por descuartisarle la frente defigurandola pero dejandola atada a la vida por un hilo fragil. Algunos doctores improvisaron una frente de plastico mal medida dandole una expresion de perro doberman.
-Y que le paso? Para que es esa cinta? y no se murio?
Estaba seguro que es ella debajo de ese paraguas, y lo se sin nisiquiera verla, aunque una vez escuche que habia muerto. Sigue caminando hasta la calle principal, y justo cuando se dispone a cruzar cae en cuenta del pequeño rio adjunto a la calle que la lluvia sigue alimentando, y para abruptamente. Da vuelta, su cara sin expresion alguna, y se regresa con los mismos pasos de enana con que habia llegado. Desde la casa esquinera de la abuela miro como el agua ayuda a resbalar piedras y palos atancados en los techos de zing de las casa niveladas. De pronto el zing empieza a perder su color que ya esta opaco, y el jugo plomo de lluvia se mezcla con el color de bronze de la tierra y se pierde luego en una mezcla que empieza a incluir el anaranjado de los ladrillos tambien descolorandose. Por todo lado ocurre lo mismo, y cada casa se empieza a desnudar por completo. Minutos despues ya no es solo la pintura la que se escurre por las paredes. La materia prima del zing empieza a derretirse y la casas lloran en gotas sucia sus techos, luego sus paredes, sus sillas, sus mesas, sus pilares, sus camas, sus almohadas, y le siguen en el mismo rumbo de derretimiento frenetico los arboles, las casas de avispas, los alumbrados, todo en cuanto alcansa la vista esta disuelto en un liquido aspero pero destilable sin que quede nada mas por desleir. La casa esta erecta y sola como una isla desertica, y el agua no la toca. Corro al cuarto donde aun sigue durmiendo la familia, y no se han movido un apice. Pienso que sera prudente dejarlos descansar en esa bendita ignorancia de dormidos y me acuesto en el mismo lugar donde me encontro la mañana. Veo el reloj y son las 6:36 am, cierro los ojos y me duermo.
Datos del Cuento
  • Autor: baldomero
  • Código: 2414
  • Fecha: 09-05-2003
  • Categoría: Misterios
  • Media: 6.06
  • Votos: 35
  • Envios: 0
  • Lecturas: 6359
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