Entré al cuarto... pensaba que no había nadie, no! los ví, estaban mezclados entre sí, parecían dos culebras en medio del océano, columpiandose en una danza de alaridos y despliegues circenses. me quedé congelada en la puerta en la oscuridad mas interna , la mía no la de ellos, ellos emanaban luz propia , como peces luminosos engullendo oxígeno.
lloré atragantada en el rincón del telefono, grite! y no me oyeron! los maldije , los maté con los ojos, seguían ahí temblorosos de placer sin verme, sin oler el hedor de mis celos ...
El tiempo se acaba para mi y la locura se apodera , se introduce bestial en mi ira orgánica ... tomo el revolver, los apunto al unísono de sus temblores. exhalo ,existo y desfallezco... se detienen en la tibieza de un cuarto infiel y maldito, ella se aproxima lentamente como un felino buscando su presa, intenta, con sus tentáculos, arrevatarme el arma , disparo ocho veces a los cuerpos! 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, ... están ahí quietos en el infinito , en el mío no en el de ellos .
Dejo el cuarto helado y polvoriento me llevo la oscuridad y el llanto.